Ys IX: Monstrum Nox es la nueva entrega de la saga de rol de acción de Nihon Falcom, de la cual ya pudimos disfrutar del grandioso Ys VIII: Lacrimosa of Dana hace un par de años. Todos los elementos de las aventuras de Adol Christin siguen patentes, así que prepárate para embarcarte en una nueva odisea.
Recorriendo la ciudad de Balduq
Ys IX e Ys VIII son en realidad muy parecidos, pero la ambientación lo cambia todo y se sienten como experiencias totalmente distintas. Mientras que en el de hace un par de años teníamos que recorrer una isla desierta que escondía un secreto misterioso, ahora el objeto de nuestras aventuras es una ciudad construida en torno a una fortificación que se usa como cárcel. Precisamente ahí comenzamos nuestros viajes, ya que detienen a Adol por… por ser Adol, básicamente (y haciendo guiños y mofas a los otros títulos, como suele ser habitual en la saga).
El cambio de ambientación tiene, sin embargo, un problema. Mientras que la de Ys VIII ayudaba a tapar las carencias técnicas, en Ys IX más bien las potencia. Desde luego, el juego no entra por los ojos ni tampoco va especialmente fluido y eso va a jugar en su contra. Además, los escenarios da una sensación de juego muy antiguo (paredes muy altas y rectas, con una sola textura plastificada sobre ellas, ya me entendéis). Ys VIII era un juego de PSVita, pero no es el caso de Ys IX. 
Monstrum Nox
El reclamo jugable de Ys IX: Monstrum Nox son precisamente los Monstrum. Nada más comenzar, Adol es transformado en Crimson King, un Monstrum que es casi igual que él, pero que casi nadie reconoce. Los Monstrum adquieren habilidades especiales, dones, que les sirven tanto para explorar como para combatir en algunos casos. La habilidad de Adol consiste en colgarse de los salientes con un haz de energía, lo que aumenta la verticalidad del juego.
En cada capítulo conocemos a uno de los Monstrum que se unen a nuestra aventura, aunque en realidad cada cierto tiempo la misteriosa Aprilis (la mano misteriosa detrás de los Monstrum) los convoca para hacerlos combatir en una especie de melés del mundo paralelo, base para la historia. Realmente, la dinámica del juego queda establecida desde el principio y es muy mecánica. Ese mundo paralelo deberá ser visitado en varias ocasiones para poder llegar a nuevas áreas, bloquedadas por barreras que solamente se pueden eliminar a cazando monstruos del mundo paralelo y desbloqueando la melé pertinente. Sí, lo sé.
Recoge muchos elementos de Ys VIII, como la base de operaciones, las propias melés, la gestión del inventario y posibles mejoras, etc. El problema es que, lo que en Ys VIII sucedía de forma muy natural con el progreso del juego, en Ys IX: Monstrum Nox se nota forzado. Incluso los personajes llegan a comentar “uy, esto me recuerda a Seiren” (Seiren es la isla donde sucede Ys VIII).
Ys IX y la espada de Adol Christin
El combate, la base del juego, es tan dinámico como siempre. Quizá el mapeado de los botones es un poco extraño, pero en cuanto te acostumbras, fluye como la seda. Coge como base el de Ys VIII y lo perfecciona, añadiendo las mecánicas de los Monstrum a la ecuación. Sin embargo, uno de los problemas es que, al ganar verticalidad, se nota que la cámara no es precisamente sobresaliente y a veces nos va a dejar en situaciones comprometidas. Aun así, Ys IX: Monstrum Nox es divertido y emocionante, sobre todo en dificultades elevadas.
La exploración también se beneficia de las mecánicas de los Monstrum, como ya hemos comentado, y tienes muchas cosas interesantes que hacer por el mapa. Aparte, es muy fácil de navegar y está muy bien diseñado. El problema es que visualmente es muy pobre y, además, muchos de los elementos heredades de Ys VIII, en Ys IX se antojan artificiales y forzados precisamente por la ambientación. Bajo mi punto de vista, no han sabido renunciar a algunas cosas.
El problema de esto es que, aunque la jugabilidad sea buena, se pierde inmersión constantemente, ya que le notas las costuras al juego. Obviamente, cuando llevas unas cuantas horas ya te da igual, pero los comienzos pueden ser duros, al menos hasta que tienes la base de operaciones funcional.
Sin embargo, no nos engañemos. El combate y la exploración son muy adictivos y, pasado el choque inicial, el juego es absorbente y maravilloso. Cualquiera que disfrute de este tipo de aventuras, se lo va a pasar en grande con Ys IX: Monstrum Nox, ya que en el plano jugable probablemente sea uno de los mejores juegos de rol de acción del mercado (sí, lo comparamos con Zeldas, Witchers, y cosas así). Lamentablemente, el juego está en inglés, texto y voces (puedes elegirlas en japonés también, y el texto en francés), algo que impedirá disfrutarlo al 100% a muchos jugadores.
Ecos del pasado
Si lo comparamos con Ys VIII: Lacrimosa of Dana, que también analicé yo, podemos darnos cuenta de que son juegos muy parecidos. Ys IX: Monstrum Nox es una evolución en el plano jugable y, en ese aspecto, mejora todos los puntos. Sin embargo, pierde mucho encanto. Se le notan las costuras, las mecánicas antaño naturales ahora se sienten forzadas y, debido a la ambientación, los problemas técnicos (cámara incluida) se hacen mucho más patentes.
Con otro apartado técnico y las mecánicas jugables menos metidas con calzador, Ys IX: Monstrum Nox podría ser uno de los mejores juegos de Nintendo Switch. No lo es, ya que el propio Lacrimosa of Dana deja una mucho mejor impresión que este. En realidad, hay gente que opina lo contrario, así que deberías probarlo por ti mismo. Desde luego, si te gustan los juegos de rol de acción, es una compra obligatoria.
Ys IX: Monstrum Nox, un diamante en bruto
En definitiva, Ys IX: Monstrum Nox es un juego obligatorio para los amantes de la saga, aunque se siente inferior a Ys VIII: Lacrimosa of Dana, sobre todo por decisiones tomadas a la hora de desarrollar el juego que han expuesto sus carencias (muy bien ocultas, por otro lado, en Ys VIII). Aun así, es un juego disfrutable para todos los públicos. No necesitas haber jugado a ningún Ys para poder echarle el guante a este juego y entenderlo todo, esa es la gracia de la saga (los únicos que están directamente conectados son el I y el II, que generalmente se venden juntos como un pack). Un diamante en bruto.
