No fue hace mucho cuando recibimos en Nintendo Switch un título de Yoko Taro. A pesar de no ser la saga que todo el mundo esperaba (y que seguimos esperando, ejem) Voice of Cards nos sorprendió para bien. Sin embargo lo que sí que no podíamos esperar es que una segunda parte llegase tan pronto, pues ni medio año después nos llega Voice of Cards: The Forsaken Maiden, una nueva entrega e independiente de esta ya franquicia. Además, al igual que el anterior, nos llega con una buena traducción al español para los textos, y una buena voz para el narrador (en inglés y japonés)
The Forsaken Maiden y el mazo de historia
La historia que nos ocupa ocurre en el mismo universo que The Isle Dragon Roars, pero no es una secuela como tal. en esta ocasión nuestros protagonistas son una sacerdotisa que ha perdido la voz y un joven que vive en una isla perdida. Su misión es conseguir celebrar un ritual muy importante del que la gente parece haberse olvidado, y para ello han que conseguir previamente una serie de reliquias por el mundo.
Viendo la trama, uno de sus grandes fuertes, podemos entender el porqué de este nuevo título tan pronto. Y es que basicamente mejora en todo al anterior, tanto en ritmo, como en giros de guion y en suspense. Por lo tanto, ahora es un motor fuerte que nos invita a seguir jugando más que un mero acompañamiento a una experiencia algo diferente, aunque la relación entre el jugador y el narrador (no olvidemos que esto es una metahistoria) sigue siendo importante.
Todo en el juego son cartas, desde los personajes hasta el escenario, formado por un grupo de ellas. Jugar con los mazos y darle las vueltas a las cartas permite que algo tan sencillo tenga un papel importante y que recorrer escenarios y encontrar combates nos ofrezca una sensación similar a la de un juego de mesa con un “dungeon master”.
Una mesa con historia
El combate vuelve a ser el de un juego de rol japonés tradicional, es decir, encuentros aletatorios y combates por turnos. Contamos con puntos de ataque, defensa y otros de vida, y el daño recibido y realizado se basa en estos atributos, así como en el tipo de ataque que realicemos y, en algunas ocasiones, del dado que lancemos. Para no abusar de ciertos movimientos, así como para añadir cierta estrategia, hay un sistema de gemas que se consumen al realizar una acción.
A nivel técnico el juego funciona muy bien, y en el terreno audiovisual no hay quejas (¿o sí?). La música es una maravilla y los seguidores del universo de Drakengard estarán satisfechos, mientras que en el estilo gráfico encontramos algo que funciona bien y tiene buenos diseños 2D, pero que puede resultar algo básico y encima demasiado igual al visto en la anterior entrega. Quizás sea su mayor pega, el continuismo excesivo en un plazo tan corto de tiempo, que puede afectar en la sensación que esta aventura nos deja.
Si tenéis que elegir solo un Voice of Cards, id a por The Forsaken Maiden sin ninguna duda. Si tenéis el primero, recomendamos que no los juguéis seguidos porque basicamente la estructura y casi todo es idéntico, aunque aquí se pulen más ciertos detalles. En cualquier caso, tanto seguidores de Yoko Taro como de los J-RPG estarán satisfechos con su compra si el estilo gráfico escogido no les supone un impedimento, aunque esperamos que para el próximo (si lo hay) Square-Enix espere un poco más u ofrezca novedades de peso para que no se sienta literalmente más de lo mismo.
