Tal y como inspira su nombre, Dorfromantik, no pretende más que enamorarnos de su romántica aldea. A base colocar piezas para esta ser construida y tras su año de acceso anticipado previo en Steam, la híbrida de Nintendo se presta como un hogar ideal para su propuesta.
Un puzzle para disfrutar
Qué mejor que tras un duro día de trabajo buscar una experiencia relajada, donde ver pasar el tiempo sin mayores preocupaciones que hacer que nuestra aldea sea lo más grande posible. Algo así es lo que pretende Toukana Interactive con Dorfromantik. Sobre un yermo vacío y minimalista tenemos que colocar piezas hexagonales en un tablero que va creciendo a medida que jugamos.
¿Su particularidad? En lugar de diferenciarse por colores, las piezas poseen en su superficie elementos tales como árboles, ríos o casas. Al hacer coincidir uno de lados con los de otra pieza con el mismo elemento estas se enlazan obteniendo puntos adicionales. Así a medida que las vamos girando y uniendo generamos un escenario orgánico, con vida, en el que sus aguas pueden ser atravesadas por barcos y sus vías por trenes.
Los bosques crecen, las pequeñas agrupaciones de casas se entremezclan con sus praderas, y así, sin darnos cuenta desbloqueamos nuevas piezas con nuevas superficies y construcciones tales como molinos haciendo más rica una experiencia que atrapa desde el primer instante. Algo similar a lo ofrecido por Mini Motor Ways pero de forma mucho más natural y relajada.
A medida que giramos y unimos las pizas generamos un escenario orgánico, con vida
Por suerte, aquí no queda todo y nuestro objetivo es prolongar la duración de las partidas lo máximo posible. Es decir, tener cada vez más piezas a colocar. De forma inteligente Dorfromantik se permite incluir pequeñas misiones en su gameplay de forma terriblemente natural. Con un sencillo número sobre algunas piezas se nos pedirá agrupar determinadas unidades de terrenos o elementos como casas, árboles o cualquier tipo de superficie disponible. Al cumplirlas se agregan piezas adicionales a nuestro “almacén” por lo que tenemos que intentar hacer lo antes posible dichos objetivos para obtener nuevos y sumar todavía más puntos.
Mi pasatiempos favorito
Algo tan meticulosamente diseñado, de tal sencillez no aparece de la nada. A sabiendas de esto, sus desarrolladores saben que su producto es contemplativo, es inspirador y para ello sus modos de juego ofrecen precisamente explorar estas sensaciones. Desde un modo libre donde crear un territorio con total libertad, a otros más complejos o retadores si así lo deseamos. Todos, eso sí, con la misma base de rompecabezas sin fin. Jugar por y para disfrutar dejándonos llevar.
Incluso se permite colaborar con otros jugadores, compartiendo un código, para crear juntos una aldea. Además, como podemos guardar tantas partidas como queramos en cualquier momento el juego se presta o probarlo en cualquier momento, sobre todo teniendo en cuenta que aprovecha las bondades de la pantalla táctil en modo portátil, algo que sin duda es ideal para “construir” en cualquier instante y lugar.
Es un producto contemplativo e inspirador, sensaciones que exploran sus modos de juego
Solo tenemos algunos peros que achacarle y van en la dirección de sus tirones puntuales. Por lo general Dorfromantik funciona muy fluido excepto cuando contamos con terrenos demasiado amplios mostrando algunos enganchones de tan sólo un segundo, que a pesar de no entorpecer la experiencia de juego, cada vez son más acusados. Por lo demás, la interfaz quiere ser etérea o ligera echando en falta funciones más directas en el control tradicional así como mayores gestos o funciones con el modo táctil.