A veces aparecen pequeñas sorpresas que parecen surgir de la nada. LOK Digital es uno de esos juegos de rompecabezas modestos en apariencia pero tremendamente efectivos, que poco a poco dejan entrever el ingenio necesario no solo para resolver sus desafíos, sino también para haberlos concebido. Un título que avanza paso a paso, sin prisas, y que confía plenamente en la inteligencia del jugador.
Del papel a la pantalla
Lo más llamativo de LOK Digital llega al descubrir que su origen no es digital. Antes de llegar a Nintendo Switch, la idea de Blaž Urban nació como un juego de ingenio sobre papel, recogido en una sencilla libreta de anillas en formato A6. Aunque por el momento este cuaderno no ha llegado a nuestras tierras, en sus páginas se esconden más de un centenar de rompecabezas que han servido como base perfecta para dar el salto al medio digital y aterrizar en la consola híbrida de Nintendo.
Con una premisa tan sencilla como su propia gama cromática, LOK Digital nos propone resolver una suerte de crucigramas con un número muy limitado de palabras. Los rompecabezas se presentan en forma de cuadrículas irregulares que, en un primer momento, solo cuentan con la palabra que da nombre al juego. Al seleccionar “LOK”, se nos permite marcar una casilla adicional del tablero, iniciando así un bucle que nos obliga a pensar con cuidado cada movimiento. El objetivo es claro: marcar todas las casillas de negro para poder avanzar al siguiente desafío.
Tenemos que marcar de negro toda la cuadricula.
La jugabilidad es extremadamente simple, pero no tarda en ganar profundidad. Poco a poco, el diseño de los puzles se complica con palabras que pueden leerse en sentido inverso o colocarse de forma vertical, dando lugar a un constante ensayo y error que resulta tan desafiante como satisfactorio cuando finalmente damos con la solución correcta. No hay problema si nos equivocamos, siempre podemos rectificar.
A medida que progresamos, LOK Digital introduce nuevas palabras con efectos distintos: algunas permiten marcar dos casillas en blanco colindantes, otras rellenan automáticamente todas las casillas vacías del tablero. Incluso hay situaciones en las que debemos completar nosotros mismos ciertas casillas utilizando bloques de letras predefinidas, ampliando las posibilidades y obligándonos a replantear lo aprendido hasta ese momento. Pequeñas adiciones para rebanarnos los sesos, como lo que proponía nuestro querido Railbound.
Cada zona del mapa tiene niveles con sus propias reglas.
A lo largo de sus 150 puzles, este rompecabezas monocromático consigue atraparnos gracias a un planteamiento tan sesudo como accesible. Además, incluye un desafío diario con clasificación online, ideal para partidas cortas y para esos momentos en los que solo buscamos desconectar un rato. Probablemente sea aquí donde LOK brilla con más fuerza, ofreciendo pequeños retos constantes sin exigir grandes compromisos de tiempo.
Todo ello se presenta en un entorno tranquilo, acompañado de pequeñas criaturas de tinta que actúan como simple atrezo, pero que aportan un toque de personalidad y cercanía con un hilo conductor muy interesante. Detalles que transmiten cariño y dedicación, y que refuerzan la sensación de estar ante un producto pensado para disfrutar en cualquier parte, logrando una traslación casi perfecta del libro de puzles en el que se inspira.
También hay números, pero siempre con la misma idea.
Versión del juego analizada: Nintendo Switch (1.2.2) jugada en Nintendo Switch 2
