La afición por el mundo del ferrocarril es algo recurrente en todo el globo. Desde Afterburn conscientes de ello han tenido la brillante idea de llevar esta pasión a los rompecabezas virtuales a través de Railbound, un título que hará rebanarnos los sesos para que los trenes puedan partir hacia su destino.
Colocando vías
Una cuadrícula, tramos de vía limitados y unos vagones que deben conectar con la locomotora para tomar rumbo y completar el puzle. Esto es lo que propone Railbound y hemos de decir que lo hace de forma estupenda. Lo hace de un modo elegante y sorprendentemente satisfactorio con muy pocos recursos para incluso darle importancia a la vibración HD de los Joy-Con. A través de sus más 150 rompecabezas sus mecánicas saben evolucionar y complicarse: túneles interconectados, bifurcaciones, pasos a niveles… Todo esto se enlaza de forma orgánica, con interruptores de colores que activan elementos concretos de las vías con una única condición: los vagones deben conectarse de forma ordenada, con su numeración, a la locomotora.
Este pequeño hándicap hace que todo se torne mucho más estratégico. Por suerte no hay tiempo ni intentos limitados enfrentándonos así únicamente a nuestra paciencia para salir ilesos de los más complejos. Pero si no la tenemos, siempre nos queda activar unas ayudas inteligentemente planteadas: con cada intento optamos a ver unas pequeñas marcas en el terreno que nos dan pistas de cómo y dónde colocar la vía. Si no es suficiente para resolverlo, tras las siguiente intentona se nos mostrarán pistas adicionales que nos acercarán más a la solución definitiva.
Relax ferroviario
Railbound conecta con el jugador desde el primer puzle que sirve como tutorial. Olvidamos los menús, sólo el puzle frente a nosotros, una música inspiradora de lo más relajante y un estilo gráfico muy llamativo junto a sus sencillas pero resultonas animaciones son suficientes elementos como para que el feedback que recibimos sea muy positivo.
Una cuadrícula, tramos de vía limitados y unos vagones que deben conectar con la locomotora para tomar rumbo y completar el puzle.
Ideal para sesiones cortas, en sobremesa o portátil con sus controles táctiles, Railbound a pesar de su buen número de retos se antoja corto. Es cierto que la segunda mitad del juego exige lo mejor de nosotros, pero la brevedad de todos ellos hace que en dos o tres de horas podamos resolver todos ellos. Hay algunos secretos más complejos que requerirán lo mejor de nosotros y si nos autoconvencernos de no utilizar ayudas puede alargarse más todavía pero a su vez es poco rejugable.
Los puzles cuentan con una solución única dado que la cuadrícula y las piezas limitadas de cada uno no ofrecen márgenes de maniobra. Y algo que sin duda echamos en falta es un modo libre o más abierto donde crear, un espacio donde experimentar con todo lo aprendido de forma tan ingeniosa.