Más de una década ha pasado desde que Clokstone puso sobre la mesa su saga Bridge Constructor. Una que fue evolucionando y que sirve como semilla para LEGO Bricktales, título de la conocida franquicia de juguetes que ofrece un acercamiento real de su filosofía para el entretenimiento: construir jugando.
Una aventura de construcción
Como licencia, es probable que LEGO sea de las más exitosas dentro del mundo de los videojuegos pero siempre desde un prisma diferente, relegando su encanto principal a la parte visual. LEGO Worlds y Lego Dimensions exploraban sin tapujos la esencia de la creatividad y la construcción. Pero es ahora cuando, bajo nuestro punto de vista, ha encontrado la clave para explotar sus posibilidades.
Tesosros escondidos, coleccionables, personajes y por supuesto, rompecabezas.
Comenzando como una pequeña historia repleta de humor, avanzaremos por cinco mundos a través de un portal dimensional donde resolver rompecabezas a base de colocar piezas. Es la parte narrativa lo que le distancia de un juego de puzles convencional y lo acerca a un público más amplio. Obviamente como mera excusa para moverse por su mundo, encontramos personajes con diferentes problemáticas que deberemos solucionar con nuestro ingenio: construir puentes, helicópteros o rehabilitar un comercio derruido.
¿La particularidad de todo? La libertad para resolver cada situación. Con un limitado número de piezas, una reducida área de trabajo y alguna que otra restricción particular, nos las tenemos que apañar, a base de físicas, para que todo salga bien. Cuando pensemos que la construcción tiene la entereza suficiente un robot podrá comprobar cuán resistente es, por ejemplo, nuestro puente. Si este se desmorona, tocará fortalecer la parte que se vino abajo o buscar las debilidades de nuestra construcción.
Sus rompecabezas, a base de colocar piezas, se caracterizan por la libertad para resolver cada situación.
Sala de trabajo
Quizá lo más complicado de LEGO Bricktales sea moverse por su editor. No por su complejidad, que no la tiene, sino más bien a la hora de desplazar y colocar sus piezas, entender su profundidad, cuando se entorpecen entre sí o como manejar la cámara para ser un aliado más.
Contamos con accesos directos para todas las acciones e incluso, en modo portátil es muy intuitivo compaginar gestos táctiles con pulsaciones de botones. Aún así, no serán pocas las veces que maldeciremos mientras unimos piezas o nos desesperaremos por los problemas de rendimiento al deshacer una acción tras un par de segundos de tener el juego congelado…
Nuestro objetivo es hacer estructuras sólidas y funcionales, como en la imag… eso.
Estos problemas de usabilidad, por suerte, no reflejan en absoluto el trabajo y buen hacer que ofrece LEGO Bricktales. Cada puzle es una oda a la imaginación y creatividad, que bajo unas pequeñas imposiciones, cada uno resolverá de un modo completamente único y por supuesto, funcional.
Es aquí, en la creatividad, en la resolución infinita de los problemas que plantea, donde la propuesta de Clockstone brilla. Y lo hace de un modo que sabe unir como nunca los videojuegos con la marca LEGO. También es cierto que esa libertad de resolución alejará a los más habituales seguidores de sus videojuegos de LEGO Bricktales, un título ideal para jugadores más avanzados siendo los que más disfrutarán de su reto.
Los más complicado es moverse por su editor que además no le libra de problemas de rendimiento.
Un mundo por descubrir
Como no podía ser de otro modo el mundo que presenta está formado por piezas reales de LEGO con un acabado muy convincente y particular, generando esos brillos y sombras que ofrecen el volumen y geometría de sus piezas de plástico. Es por esto que incluso se nos permite tras resolver un puzle, editarlo para centrarnos en su parte estética y hacerlo encajar mejor en el escenario. No se olvidan tampoco del personaje que manejamos pudiendo adquirir multitud de elementos estéticos para personalizarlo con piezas que conseguiremos reuniendo helados por los niveles.
Cada puzles tiene sus propias limitaciones: área, piezas y otros requisitos adicionales.
Y es que, mientras exploramos cada mundo haremos de recolectores de ítems, siempre con una finalidad, bien sea económica o por demanda de algún personaje. A lo largo de los niveles encontraremos mariquitas o camaleones para recoger, nuevos personajes con peticiones adicionales e incluso poderes para avanzar en la historia.
A fin de cuentas, a medida que avanzamos descubriremos que cada escenario contiene sus propios puzles de lógica, alejados de la parte más pura de sus puzles. Cruzaremos barrancos con látigos cual Indiana Jones, romperemos obstáculos que nos impedían el paso o veremos espíritus con un poder ancestral. Lástima que en nuestra híbrida acusemos de forma constante su falta de fluidez con algunas ralentizaciones frecuentes notándose algo pesada la experiencia general.
Una rueda de habilidades que da sentido a recorrer unos escenarios que cobran vida e interés conforme jugamos. Así, hasta completar el 100% de cada zona, como decíamos, compuesta de puzles, coleccionables y elementos estéticos para nuestro protagonista. La duración de LEGO Bricktales está condicionada totalmente por nuestra habilidad a la hora resolver sus rompecabezas asegurando más de una docena de horas para completar su entramado principal y duplicándose si lo que queremos es completar el 100% de una aventura que merece mucho la pena.
Cada mundo presenta múltiples zonas conectadas repletas de secretos.