Al fin los nintenderos podemos disfrutar de The Ancient Gods, primera parte, la mitad de la expansión de DOOM Eternal que continúa una historia que, eso sí, estaba ya acabada y que se reabre con una excusa válida dentro de la locura del título pero como podía haberlo sido cualquier otra. Sin embargo, agradecemos el esfuerzo de id Software por tratar de hilvanar ambas haciendo que, aunque The Ancient Gods, primera parte pueda jugarse de manera independiente, sea mucho más disfrutable si hemos acabado previamente el juego base.
De vuelta al Infierno
De hecho, será casi obligatorio, porque aquí se asume que sabes jugar y para qué es cada botón, cada manera de matar, cada arma y cada función secundaria de estas, y la progresión es algo que brilla totalmente por su ausencia. The Ancient Gods, primera parte te mete de lleno en una refriega donde, ya desde un inicio, habrás de vértelas con todos los monstruos del inframundo que conociste en DOOM Eternal e incluso con algunas variantes más mortíferas si cabe y un par de seres de nuevo cuño, destacando especialmente los espectros, con los que habrá que acabar dos veces a falta de una.
Pero, aunque se parezca a los instantes finales del juego al que sucede, aquí está todo más condensado si cabe, y eso que en el original ya había momentos de auténtico no respiro. Ahora las batallas son más constantes, más numerosas y más difíciles, algo a lo que también ayuda que las arenas donde nos enfrentamos a los demonios sean más cerradas, encorsetadas a veces, limitando en muchas ocasiones la movilidad que tanto nos llamó la atención de este DOOM Eternal y que suponía el mayor cambio respecto a DOOM de 2016. No serán pocas las veces en las que estéis saltando y deslizándoos como aprendisteis a hacer hace unos meses y acabéis cayendo por el vacío. Por fortuna no pasa así con el resto de zonas del mundo, más amplias y con más saltos, pero sin secretos que descubrir apenas, y sobre todo sin nada que buscar para potenciar al Slayer o sus armas. Como es inmediatamente posterior a los hechos del juego base, estamos a tope de todo y con todas las armas a nuestra entera disposición. Una pena, porque era divertido aquello de buscar recovecos o realizar saltos imposibles para conseguir un coleccionable o una mejora. Eso sí, The Ancient Gods, primera parte solventa esto brindando más combates y más épicos, ofreciendo así una duración nada desdeñable incluso en dificultad media. Contando con que muráis de vez en cuando solo esta primera parte puede irse hasta las 7 u 8 horas.
Es, por tanto, una buena adquisición, algo subida de precio, eso sí, recomendable para quienes, tras acabar DOOM Eternal, se quedaran con ganas de más. Puede adquirirse y jugarse aparte, pero no es en absoluto recomendable. No esperéis que por ello sea un juego casi nuevo porque no lo es, de hecho, poco tiene que ver con la campaña de su predecesor, pero sigue siendo casi igual de brutal y entretenido pese a haber perdido en gran medida el factor exploración y sobre todo de sensación de superación. Y aunque no lo hemos comentado, visual y sonoramente sigue luciendo igual de bien. Había dudas en la banda sonora, con nuevo compositor, pero siguen la línea marcada por las dos anteriores entregas.
