Hemos llegado al punto de que los videojuegos ya no sólo son para los jugadores más hábiles, de retos imposibles y controles complejos. Las historias narrativas son desde hace unos años ejemplo del crecimiento de una industria, cada vez más, para todos.
El drama de una guerra
Del mismo modo que el cine o la literatura son especialistas en contar historias que toquen nuestra fibra sensible, los videojuegos poco a poco quieren también llegar a emocionarnos de la misma forma. Narrativas más tangibles y realistas como la de Torn Away. Para ello recurre a la Segunda Guerra Mundial, un acontecimiento histórico dramático para todos los que desgraciadamente tuvieron que vivirlo. Una guerra que arrastraba a familias de a pie para romperlas por completo.
Asya es una niña de diez años que ve como en tan sólo un instante pierde a su padre y se ve obligada a trabajar en unos campos de concentración junto a su madre. Los hechos van todavía a peor provocando que Asya, llegado un momento, quiera escapar de allí y cruzar Europa, desde Alemania, para regresar a su hogar en busca de una vida próspera. Combinando mecánicas de los tradicionales point and click, con tramos de sigilo y otros en primera persona se va conformando el drama que presenta Torn Away.
El estilo visual es muy interesante combinando 2D y 3D.
El problema del juego viene cuando todo lo hace de un modo demasiado robótico. Las partes de aventura gráfica cotilleando por los puntos de interés de pequeñas habitaciones resultan demasiado intrascendentes. Nos sirven para recuperar notas que edulcoran los hechos ocurridos, pero el lento movimiento de la protagonista y lo poco interesante que resultan no acaban de convencer incluso incluyendo algún sencillo minijuego o puzle. Cuando más brilla es precisamente al contar sucesos que afectan a la joven o revivir momentos históricos desde su punto de vista y cómo llegó a superarlos.
Las secciones de sigilo con avance lateral son muy sencillas, ciñéndose a ocultarnos tras objetos que nos protejan de la vista de los soldados que iluminan con la linterna al fondo. Básicas pero ofreciendo un ritmo interesante a la narración, relativamente abundantes y en los momentos correctos. Por su parte, lo más rompedor llega con las partes en primera persona, con un movimiento completamente tridimensional que ayuda a sumergirnos en situaciones más tensas e incluso laberínticas (muy guiadas también).
La ola de productos como Torn Away es positiva y necesaria pero además de corazón necesitan mayor solidez en su propuesta.
Visualmente Torn Away ofrece muchos altibajos. La dirección artística cumple con un estilismo pictórico muy interesante. La escenografía sabe jugar también su papel y aprovecharse la cámara y sus zooms acentuando la escala de su mundo para mejorar una sensación de profundidad en algunos niveles que forman parte de lo que nos quiere contar. La peor parte se la llevan unas animaciones poco destacables en su gameplay y unas escenas de corte con ilustraciones bien resueltas más cercanas a una visual novel que a lo que nos gustaría ver aquí.
Tres o cuatro horas de juego tristes, a la vez que esperanzadoras con un mensaje que todo el mundo debería recibir. Como producto, más allá del dramón que cuenta, nos sabe a poco y teniendo un ejemplo con tanto buen hacer como Valiant Hearts, además de otras muchas aventuras narrativas notables como Dordogne, pensamos que debería ofrecer algo mucho más sólido que una historia emotiva salpicada por unos hechos que nunca deberían haber ocurrido. La ola de productos como Venba o We Are OFK es positiva y necesaria pero además de corazón necesitan mayor solidez en su propuesta.
Parece bastante claro que ahora no es el momento para pasar.
Versión del juego analizada: 1.12.3.1