Plataformas hay muchos, pero experiencias tan cooperativas y distintas como la que ofrece Surmount se pueden contar con los dedos de una mano. Un juego de escalada donde las físicas son lo más importante.
Agárrate a esa roca
Es bonito, distinto y desafiante. La idea de Jasper & Jonas desprende ese aire de simpatía y cariño de las buenas ideas hechas con gusto. El Monte Om es el objetivo de turistas y escaladores profesionales por igual. Una montaña cambiante en cada incursión con sus propios biomas que llaman la atención de miles de personas anualmente. Nuestro dúo protagonista no es profesional pero pretende serlo así que precisamente de eso va Surmount, de intentar subir hasta la cima de dicho monte.
La idea es hacerlo en compañía local, pero se puede jugar sin problemas (y sin enfados) de forma individual. Obviamente en pareja resulta mucho más divertido, retador y desafiante, algo que por su mecánica se acentúa mucho más. Antes de comenzar la subida podemos personalizar a nuestros protagonistas cuáles Mii con un editor que nos recuerda irremediablemente a lo ofrecido por Nintendo en Wii: peinados, ojos e incluso ropa para darle nuestro toque personal al juego.
La idea de Jasper & Jonas desprende ese aire de simpatía y cariño de las buenas ideas hechas con gusto.
E igual que sucedía en Wii Sports, Nintendo Switch Sports y similares, es algo que sigue funcionando. Ver cómo nuestras representaciones virtuales suben por la montaña, caen y se golpean resulta más divertido de esta forma y también ayuda a que la sensación de frustración si las cosas no salen bien sea mucho menor. Porque a partir de aquí en Surmount las vamos a pasar canutas. Mucho. Para escalar contamos con un par de acciones básicas que no son otras que el agarre y el impulso.
El agarre de la mano izquierda se realiza con L mientras que R corresponde a la mano derecha. Soltando uno u otro, sumando la dirección, vamos subiendo poco a poco por la pared siempre teniendo en cuenta la Stamina que dicta lo cansados que estamos y por tanto cuando caeremos al vacío. Al detenernos no se reduce su barra ofreciendo un tiempo ideal para asegurar bien cada movimiento en busca de zonas seguras donde descansar. El avance se asemeja al los de los muñecos pegajosos que dejábamos caer por los cristales, para que os hagáis una idea, resultando simpático y surrealista a partes iguales.
La variedad y reto van de la mano y son un derroche de creatividad.
Una montaña de desafíos
Las cosas no son tan fáciles como eso y Surmount ofrece plataformas de las buenas a costa de complicar, quizá demasiado, el control para jugadores menos experimentados y dificultando así su barrera de entrada. La simple escalada no es sencilla pero cuando se trata de impulsarse para alcanzar nuevas superficies para avanzar vienen las complicaciones. Agarrándonos con una sola mano debemos dar vueltas al stick de los los Joy-Con (pobrecitos) para propulsarnos con fuerza hacia la dirección deseada, algo que necesita su práctica y que aún así, no siempre saldrá bien.
Si resulta complicado podemos cambiarlo, desde opciones, por mantener la dirección pero a costa de complicar la escalada básica. En cualquier caso, estas acciones son el núcleo jugable del juego y dominarlas nos llevará al éxito. Por el camino hay superficies que restablecen la energía, otras resbaladizas o rompibles a las que se suman frutos que recuperan o aumentan la barra de resistencia que perdemos al sufrir golpes. Tras muchas caídas y vendas por el cuerpo, la resistencia puede reducirse por completo teniendo que comenzar de nuevo nuestra hazaña. Perder una vida vamos.
Además del desafío principal, los habitantes del lugar nos encomendarán misiones secundarias, más acotadas y sencillas. Siempre para jugarlo solos o en compañía.
También hay objetos por el camino que nos ayudan a subir como ganchos, cohetes e incluso escaleras de uso único para superar los tramos más complicados. La montaña se divide por zonas y niveles, siendo fundamental saber cuando utilizar estos objetos que encontramos en cajas más o menos escondidas o incluso comprándolas en el pueblo que hay al pie del conocido monte Om y lugar de partida de la aventura. Porque una vez subamos por este monte procedimental solo nos quedan las zonas limítrofes con tiendas de campaña para guardar la partida y continuar nuestro viaje.
Pero el desafío principal no es lo único a lo que podemos enfrentarnos. Hay vida más allá y los habitantes del lugar nos encomendarán misiones secundarias, más acotadas y sencillas, con las que sumar cristales para comprar nuevas prendas y vestir a nuestros escaladores al gusto. Y por si no había suficiente, además de que cada incursión a la montaña cambia su diseño, hay desafíos diarios mundiales con los que competir contra las marcas de otros jugadores con las llamadas escaladas diarias. Todo siempre para jugarlo solos o en compañía.
Desbloqueamos juegos totalmente nostálgicos para muchos de nosotros.
Las físicas: aliadas pero sobre todo enemigas
Del mismo modo que el control se basa en físicas, estas nos pondrán de los nervios entorpeciendo a su antojo nuestro disfrute. Los dos personajes caminan unidos por una cuerda que podemos enganchar a zonas seguras de la montaña y esto, al tirar de uno u otro extremo, puede hacer que uno de ellos de repente acabe tumbado en el suelo sin poder hacer nada. Introducir los pies en el suelo impidiendo caminar de forma normal e ir dando saltitos para avanzar puede ser otro problema o que un jugador, porque sí, salte menos que el otro impidiendo alcanzar zonas de agarre. Incluso comenzar entre rocas, sin salida y abandonar la escalada sin opción a nada más.
Pero lo peor viene cuando sin previo aviso, y es algo que nos ha pasado demasiadas veces, uno de los personajes sale despedido al inicio del nivel mientras el otro conserva su posición más avanzada. En otras una caída puede hacer que el personaje se incruste entre las rocas bloqueando completamente el avance y obligando, de nuevo, a salir de la partida. Con la última actualización estos y otros problemas ocurren en menor medida pero siempre nos queda ese temor a que sucedan y nos fastidien por completo el progreso de la sesión.
Una lástima que sus innumerables bugs impidan recomendar, por ahora y en Switch, un juego de plataformas con personalidad visual y jugable tan interesante y trabajado.
Un mancha en un producto muy bonito que luce estupendo en Switch y se permite dos modos gráficos priorizando la velocidad o la fidelidad visual. En cualquier caso, el objetivo de los 60 fps queda relegado a los escenarios más pequeños o zonas de descanso, reduciendo su tasa de forma abrupta durante la escalada. Surmount además está repleto de color, personajes divertidos con mucha simpatía a través de un hilo conductor donde prima el humor. Eso sí, nos llega con textos en inglés, y aunque no sea crítico para jugar sí impide que muchos jugadores comprendan parte de ese tono jocoso que inunda los alrededores del monte Om.
Porque además de una historia que evoluciona y hacer crecer tanto al pueblo como a los turistas, nos encontramos minijuegos clásicos en el móvil (como la serpiente), mensajes de texto que añaden lore y también un sinfín de opciones de accesibilidad demostrando que han pensado en todo tipo de jugadores. Stamina infinita o no morir son algunos de ellos que facilitan los errores y complicaciones de la escalada. Su característico diseño de personajes, jugabilidad única y cooperativo son ingredientes suficientes como para llamar nuestra atención si gustamos de buenos e interesantes desafíos… si el juego nos lo permite.
El pueblo inicial sirve de nexo para secundarias, tienda y alguna otra cosa.
Versión del juego analizada: 1.0.1
