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Análisis de The Silver Case 2425

No cabe duda de que a Goichi Suda, o Suda51, le gusta el tema de los asesinos, y viene de mucho antes de que Travis hiciera de las suyas en No More Heroes, cuya tercera parte recibiremos muy pronto en exclusiva en Nintendo Switch, o antes incluso de Killer7. Después de su paso por otros sistemas llegan a la consola dos novelas gráficas nacidas de su prodigiosa e inquieta mente como son The Silver Case y The 25th Ward, dos novelas negras ambientadas en un futuro distópico que viviremos en primera persona pero pausadamente y en inglés y sin apenas cambios jugables que las acercaran a los tiempos modernos. Al menos vendrán en un bundle bajo el sobrenombre de The Silver Case 2425.

Distopía, asesinatos y suicidios

En un futuro, los 24 distritos de Kanto no serán más que un gran experimento social en el que las diferentes clases vivirán acomodadas en sus respectivos roles pero donde, como comprobaremos más adelante, un solo individuo será capaz de hacer que se tambaleen sus cimientos. Una serie de asesinatos, a cual más horrendo, están asolando la ciudad, y el responsable es sumamente difícil de seguir y capturar pese a toda la tecnología presente por no basar sus acciones en la razón o las emociones, ya que parece carecer enteramente de ellas. Así, nuestro deber como agentes del orden que somos será darle caza cueste lo que cueste, y costará mucho más de lo que en un principio estábamos dispuestos a asumir.

Así comienza The Silver Case, el primero de los dos títulos que conforman este The Silver Case 2425 y juego al que se le van notando ya los años, que no pasa nada, pero por el que se ha hecho poco por poner al día. En 1999 podíamos perdonarle muchas cosas porque el género no era tan boyante como en la actualidad, pero hoy, con tanta y tan sana competencia, se hace duro de sobrellevar, y no por la historia, que engancha pasadas las primeras horas donde hay demasiados saltos y no está todo del todo bien explicado, sino por no contar con opciones tan básicas como pausar la partida en cualquier momento o recurrir al backlog o registro de texto; ni siquiera podemos habilitar una opción que pase el texto, en perfecto inglés, de manera automática, teniendo que dar cada pocos segundos al botón A, porque tampoco hay funciones táctiles, y eso que The 25th Ward las habría agradecido enormemente, menos el primer juego. 

Importantes pegas que estaban entonces y que permanecen hoy día que empañan en parte el buen sabor de boca que deja una historia que va de menos a más con varios e inesperados giros de guion y con un elenco de personajes que cuenta tanto con tópicos (poli bueno, poli malo), como con figuras realmente creativas y bien construidas. Una tendencia que se mantiene en la segunda parte y que continúa lo visto en el original y donde incluso algún personaje vuelve a hacer aparición. Pero sigamos con The Silver Case porque aún tenemos que ponerle otro pero, y es lo mal aprovechada que está la pantalla, como ya lo estuvo en el original. Es una decisión estética, lo sabemos, pero que hace un engorro jugar en portátil ya que las imágenes y vídeos se reproducen en pequeñas ventanas, incluso las partes jugables, porque las hay. Se trata de unas áreas en las que nos moveremos en cuatro direcciones y que están recreadas en 3D sin alarde alguno, pero que casan con el tono general de la obra. Aquí será además donde podamos guardar o echar un vistazo al inventario, aunque esto último sirve de bien poco al estar todo linealizado. Hay algún puzle de usar un objeto en un sitio determinado, pero son simples y sin mayor complicación. Claro que el juego no va de eso, sino de crear una atmósfera y presentar unos personajes con motivaciones y personalidades únicas.

Todo esto es algo de lo que se aprovecha The 25th Ward, ya que la secuela parte con la ventaja de poder ahorrarse mucha morralla en forma de texto, por lo que lo sustituye por una vista en primera persona esta vez sí muy poligonal. Perdemos las secuencias CGI, pero ganamos en escenas generadas con el motor del juego, lo que al final se traduce en unidad estética. Además, ahora al fin podemos pausar la partida en cualquier momento y el uso del inventario crece en protagonismo. La historia por su parte se bifurca en tres grandes líneas (finales hay muchísimos más) y el ritmo es mucho mejor que en el anterior juego, siendo así el mejor de los dos títulos de The Silver Case 2425. Y si antes hablábamos de una historia de temática adulta con varios asesinatos de por medio, ahora que el tema central son los suicidios, todavía más.

Por supuesto The 25th Ward no está exento de carencias, siguiendo sin introducir la posibilidad del avance automático en los textos ni de usar la pantalla táctil, por lo que aporrear el A sigue siendo una constante. Asimismo se notan sus raíces móviles en el manejo y en el menú, aunque por suerte todo lo demás ha sido totalmente rehecho de cero.

The Silver Case 2425 es un juego de autor que reúne dos obras densas en su haber y con unos años a sus espaldas, especialmente el primer título, pero no por ello es menos disfrutable especialmente a nivel de historia, ya que si hablamos de su gameplay, o de las facilidades que ofrece en su lectura (eso es básicamente lo que haremos, leer), la cosa cambia. Además, sigue estando únicamente en inglés, pero si dominas el idioma tienes ante ti unas novelas negras aderezadas con el ingenio y mordacidad de Suda51 que no te podrás perder, sobre todo si eres fan del autor y ya sabes a qué atenerte.

Resumen
The 25th Ward es mejor que su predecesor en todo, pero es recomendable pasar antes por el primer juego pese a lo anticuado de sus mecánicas y a la linealidad de su historia. El principio es lento y tedioso, pero luego remonta y de qué manera. No se ha aprovechado su relanzamiento para introducir mejoras casi necesarias a día de hoy. En inglés.
6.5
Justo
Escrito por
Señor Bichos para ti.

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