Los principios de los 90 llegaron con unos salones recreativos cada vez más extendidos en los que máquinas como la versión original de Snow Bros. Nick & Tom Special fueron sumamente populares. Y lo cierto es que su fórmula bebía directamente del gran clásico Bubble Bobble, lanzado años atrás, pero los hermanos de nieve calaron fuerte entre los jugadores.
Tanto es así que en los años venideros nacieron multitud de adaptaciones domésticas hasta encontrar un nuevo hueco en el mercado ahora en la híbrida de Nintendo. Para la ocasión tenemos gráficos renovados, algunos niveles adicionales… y el peso de los años a sus espaldas.
LOS AÑOS PASAN PARA TODOS
Jugar es tan sencillo como adictivo: disparar a los enemigos hasta convertirlos en bolas de nieve que podamos empujar contra el resto y acabar con ellos en un periquete. Esta rebotará en los laterales de la pantalla hasta llegar a la parte inferior de la misma. Cuando no queden rivales, pasaremos al siguiente nivel hasta que consigamos alcanzar el último de ellos.
A dobles es mucho más divertido
No sin olvidarnos de varios Power Ups que nos otorgan mayor velocidad o alguna que otra habilidad, además de los clásicos alimentos que simplemente suman puntos al marcador. Entre niveles es inevitable toparse con jefes finales que nos pondrán las cosas más complicadas, algo mucho más llevadero si contamos con la ayuda de un amigo. Y es que la diversión se multiplica gracias a su multijugador.
De otro modo notamos demasiado sus carencias jugables y sobre todo de diseño. Con unos niveles demasiado planos, sin evolución, limitados únicamente a lo que cabe en pantalla y sin scroll queda en evidencia su falta de profundidad demasiado pronto.
Gráficos renovados, algunos niveles adicionales… y el peso de los años a sus espaldas.
SIN MUCHO QUE APORTAR
Es una lástima recibir Snow Bros. Nick & Tom Special en un producto tan acotado. Si bien su apartado visual es agradable, aunque discutible, y cuenta con animaciones relativamente fluidas tanto para personajes como enemigos, no podemos decir lo mismo de un trabajo sonoro muy olvidable. Al menos podemos optar por las versiones clásicas o modernas de las melodías y aunque no rayan a un buen nivel, es un detalle que contentará a los fans mientras escuchamos un efectos de baja calidad.
Cada 10 niveles toca enfrentarse al jefe de la zona.
Es en los modos de juego donde tenemos el problema real, con un Arcade donde superar 80 niveles del tirón (incluyendo 30 nuevos para la ocasión) sin posibilidad de ningún tipo de guardado. Una incomprensible astilla que sí se permite en el Time Attack. En cualquier caso, teniendo la posibilidad de añadir tantos créditos como queramos y que estamos hablando de algo que no debería ocuparnos mucho más de una hora tampoco nos supondrá un gran problema.
Para un mayor desafío tenemos el modo Survival, donde resistir con una sola vida el máximo de niveles posibles. Y de base, no tenemos nada más porque el modo de mayor particularidad en el que pasamos a controlar a los rivales exige pagar 10 euros adicionales si optamos por la versión digital, ya que en formato físico al ser más cara, sí viene de serie esta modalidad. Tampoco nos resultan de mucha utilidad las tablas de clasificación al no ser online, por lo que acabamos teniendo un producto que se antoja a todas luces, de poco alcance y que ni siquiera permite disfrutar del producto original.
El diseño de niveles tiene poco que ofrecer.