Se acaba el año, pero este 2021 aún nos deparaba una sorpresa jugable, y qué sorpresa. One Hand Clapping es lo que han dado en llamar un plataformas vocal, esto es, un juego que controlamos con nuestra voz (combinada con el mando), una mecánica que además se conjuga con maestría con el resto de elementos dando como resultado un juego único.
Dando la nota
Antes de meternos de lleno en el juego como tal, sabed que para poder jugar a One Hand Clapping deberemos de contar con un micrófono que acoplaremos a la consola ya sea usando el minijack de la propia máquina (en nuestro caso fue un headset) o a los puertos USB del dock. Hecho esto, ya estaremos listos para usar nuestra voz como no pensaríamos que lo haríamos nunca, y no os preocupéis de si desafináis.
One Hand Clapping empieza despacio, no en vano es más una experiencia jugable que cualquier otra cosa, aunque tiene su ración de puzles y plataformas, y es necesario que lo haga, porque nadie nos preparó para lo que viene. Al principio nuestra voz, el instrumento más versátil que existe, como solía decir un profesor mío de música, llevará la luz a un mundo oscuro y silencioso (literalmente, encenderemos farolas con ella), pero poco después veremos que también la podemos usar para mover engranajes, romper palos astillados, llenar de energía determinados mecanismos o incluso mover plataformas en altura y de izquierda a derecha. Eso solo durante la primera media hora de juego, ya que más adelante volaremos a la par que cantamos (o tarareamos, rebuznamos… lo que mejor se nos dé), crearemos plataformas de la nada y varias mecánicas más que evidencian el mimo puesto en una obra que no para de sorprender a cada zona.
Un derroche de situaciones en las que, eso sí, habrá que entonar mínimamente. Y digo mínimamente porque en One Hand Clapping se tiene muy presente que no todo el mundo pueda llegar a cantar bien o que habrá a quien le cueste más llegar a una nota alta o mantenerse ahí un rato (a veces hará falta), por ello hay multitud de opciones de personalización con las que podremos jugar para que la travesía no desafine (¿lo pilláis?).
Así iremos recorriendo bonitos parajes de tonos pastel en dos dimensiones donde además nos aguardan varios personajes la mar de adorables y que a veces nos ayudarán en nuestra misión… que no tenemos muy claro cuál es pero que lo mismo da; aquí se trata únicamente de descubrir, el mundo y las posibilidades que ofrece nuestra voz y que no sabíamos que teníamos. Un recorrido que nos llevará entre 5 y 6 horas completar en la primera vuelta y donde nos toparemos con un buen puñado de puzles, eso sí, casi siempre sabremos enseguida cómo resolverlos, hacerlo bien ya es otro cantar (me salgo hoy con las bromas estas, perdonadme). Además, hay veces, muy pocas, en las que independientemente del micrófono que estemos usando el juego se vuelve un poco loco, dificultándonos una tarea que ya se nos hacía a veces complicada, pero nunca en exceso.
Quitando pues las necesidades logísticas que pueda acarrear, que quién no tiene unos cascos con micrófono a estas alturas, One Hand Clapping es toda una sonora sorpresa. Además, no es de esas veces en las que la mecánica bien pero el envoltorio regular, no, aquí todo está cuidado, desde las opciones hasta lo visual (no digamos lo sonoro), y solo pequeños fallos (pero de verdad, mínimos) en la ejecución o el hecho de durar tan poco y adiós gracias le impiden llegar aún más alto. Pero si os gustan los juegos experimentales y cuidados que aportan una nueva perspectiva a este mundillo, no lo dejéis pasar, y menos al precio que tiene.
Como muestra os dejamos los primeros 30 minutos jugados/cantados por nosotros.
