Si hay un título de Capcom que durante esta década se ha podido calificar como arriesgado e incluso como obra de culto, ese es Dragon’s Dogma. Bajo la batuta de Hideaki Itsuno -más que conocido por ser director de la serie Devil May Cry- el juego vio la luz en 2012, época en la que la compañía nipona no gozaba del estatus de antaño ni atravesaba por su mejor momento. Aun así, el proyecto tuvo un buen recibimiento y siguió expandiéndose con Dark Arisen, expansión que mejoraba aún más la experiencia vivida. Ahora, Nintendo Switch recibe a Dragon’s Dogma: Dark Arisen, siendo un lanzamiento más que interesante en el catálogo de la máquina híbrida.
El camino del Arisen es duro
Si hay un género al que se le puede encasillar a Dragon’s Dogma, es precisamente el RPG occidental. A priori, nos puede venir a la cabeza The Elder Scrolls V: Skyrim como referente absoluto, pero lo cierto es que el título de Capcom se diferencia lo bastante de la propuesta protagonizada por Dovakhin. Parte de ello lo tiene su peculiar sistema de combate, mucho más frenético a lo que nos tiene acostumbrados otras aventuras, acercándose ligeramente a ser un hack and slash. De hecho, es tan diferente que incluso en muchos enfrentamientos es indispensable ser ágil y trepar sobre nuestros enemigos para acabar con ellos, además de hacer uso de nuestra habilidad a los mandos antes que de los parámetros de nuestro personaje.
Como viene siendo habitual, crearemos nuestro propio personaje, eligiendo su sexo, atributos y una clase que a lo largo de la aventura irá evolucionando. De hecho, dependiendo de los parámetros escogidos, nuestro personaje podrá utilizar diferentes armas e incluso magia. Una vez creado a nuestro personaje, arrancará la historia, dando lugar a un argumento simple, pero efectivo para agilizar el comienzo. Nuestra aldea, se ve atacada por un dragón, esta criatura destroza todo como es natural, pero ahí estamos nosotros para detenerla. Por desgracia, nuestro héroe se ve en apuros cuando la bestia le arranca su corazón y escapando. Desde ese momento, nos convertimos en un Arisen y comienza nuestra epopeya en busca de la bestia.
Pero además de esto, lo más interesante que se nos ofrece es el sistema de peones, dando la oportunidad de crear a uno de ellos e invocar a los restantes para que se unan a nuestro grupo y nos acompañen en nuestro periplo. Todos ellos, están manejados por la máquina, aunque tenemos la opción de dar órdenes básicas para que realicen diferentes comportamientos como tener una actitud más agresiva ante los enemigos o ayudarnos. Lo interesante de estos peones es su componente online, permitiendo que podamos invocar peones de otros jugadores y compartir a nuestro peón personal.
Cazando dragones en cualquier sitio
Tampoco nos podemos olvidar del mundo fantástico de Dragon’s Dogma, sumergiéndonos en una tierra repleta de enemigos, misiones secundarias y lugares por explorar. No estamos ante un mundo abierto tan extenso como algunos de los grandes pesos pesados del catálogo de la consola, pero lo cierto, es que este ofrece una variedad de contenido, además de paisajes con encanto. Lo mejor de todo, es comprobar como se puede recorrer cualquier paraje sin problemas, algo que en ocasiones no es muy habitual en el género, siendo un port sólido en lo técnico. El rendimiento es realmente bueno en la consola, independientemente de si jugamos en modo portátil o en dock, con un framerate de 30fps como rocas.
Sólo el popping puede causar molestias y no es algo exagerado y molesto, con algún enemigo u elemento del escenario que aparece de repente en nuestra visual. Por lo demás, no se le pueden achacar problemas gráficos, pese a que es un juego de 2012, esta versión es muy superior a las originales de PlayStation 3 y Xbox 360. De hecho, luce realmente bien y su resolución no baja de los 720p. Por el contrario, y como es obvio, se encuentra por debajo de las remasterización lanzada en las plataformas de esta generación.
En cuanto a nuevo contenido, sólo se ha añadido a un nuevo peón con la apariencia de Travis Touchdown. También se hace uso de características como la pantalla táctil y las funcionalidades en línea de la consola, eso sí, sin necesidad de contar con la suscripción de Nintendo Switch Online.
Un port impecable
Dragon’s Dogma: Dark Arisen aterriza a Nintendo Switch siendo una de las mejores experiencias del género. Con un precio atractivo para lo que viene siendo este tipo de lanzamientos, además con todo el contenido existente incluido, como su expansión, estamos ante un juego que nos ofrece un buen puñado de horas de diversión, llegando a superar las cincuenta. Si además eres fan de la ambientación fantástica y medieval, es todavía más imprescindible.
Tampoco podemos dejar pasar por alto el trabajo realizado con el port. Es cierto que es un juego que tiene unos cuantos años bajo su espalda, pero el resultado en lo técnico y visual es ejemplar, siendo superior a las versiones originales y no estando tan por debajo de las remasterizaciones lanzadas en 2017 para PlayStation 4, Xbox One y PC.