La desarrolladora francesa Kylotonn toma el testigo de los también galos Eden Games (responsables de Gear.Club) y traen de vuelta una de las sagas más queridas por los amantes del motor en general y de los ralis en particular: V-Rally. Lo hacen con una cuarta entrega sumamente digna que en Nintendo Switch se corona como la mejor opción en el género de la simulación a mucha distancia de sus competidores.
Siguiendo la estela
V-Rally lleva con nosotros desde que en Nintendo 64 disfrutáramos de V-Rally Edition 99, un fabuloso juego de coches que quizás hoy nos resultara casi injugable pero que en su día entretuvo sobremanera a quienes se acercaron a él. Su secuela nunca pisó un sistema Nintendo, pero no fue óbice para que V-Rally 3 corriera por los circuitos de una GameCube que no fue precisamente parca en títulos de conducción; aún así, consiguió hacerse un hueco en el catálogo alzándose, muy posiblemente, con el título de mejor juego de rali en la 128 bits.
V-Rally 4 mantiene precisamente buena parte de lo visto en la tercera entrega en lo referente a su jugabilidad y le confiere a esta una vuelta de tuerca para acercarlo más al presente donde la competencia es menor pero mucho más dura, no en Nintendo, afortunadamente para Kylotonn.
En ningún momento esta saga ha querido ser un simulador aunque entrega tras entrega ha virado más hacia esta vertiente, sin embargo, tampoco es un arcade propiamente dicho; es V-Rally. Desde sus inicios hemos visto coches que pesan y se pegan al asfalto pero no tanto como deberían, que tienden a rebotar contra los muros (ahora menos) y a salir prácticamente sin daños y un sistema de giros que se basa, casi exclusivamente, en recuperar la tracción dentro de una curva, algo que se consigue acelerando y que en V-Rally 4 ha sido llevado hasta sus últimas consecuencias.
Esto es algo inherente a gran parte de simuladores de rali, pero aquí es el elemento clave a dominar, mucho más que saber usar el freno de mano o que adelantarse a una curva. Es algo que le confiere una rapidez de la que otros juegos no pueden presumir y también logra que nos divirtamos casi desde el primer momento.
Por supuesto no en todas las superficies será así, pero sí en la mayoría. En V-Rally 4 encontramos pistas de asfalto, grava, arena y nieve y, quitando asfalto, donde sí premiará el frenar antes de acometer los giros, en las restantes saber traccionar a tiempo y derrapar será la clave. Además, muchas de estas pistas se mojarán, lo que le otorgará un bonito efecto pero también un extra de deslizamiento. Si lo dominamos sentiremos que estamos casi bailando con nuestro coche.
Por desgracia, aunque las localizaciones son lo suficientemente diversas: Malasia, Rumanía, Japón, EE.UU., Kenia, Canadá, Inglaterra, China, Rusia, Níger y Sudáfrica, muchos de estos países cuentan en su haber con tan solo 3 circuitos, y en el caso de Canadá ni eso ya que es simplemente una pista abierta con un puerto de montaña y un aeródromo donde probar los coches. Por fortuna otras cuentan con un generador aleatorio de circuitos que, cogiendo partes y elementos de aquí y allá conseguirá que pensemos que estamos ante un nuevo trazado, porque así será realmente.
El rey de los modos
V-Rally 4 destaca por su diversión casi inmediata gracias a una jugabilidad y a unas físicas permisivas pero en un grado no arcade, lo que nos exigirá pasar varias horas al volante antes de alcanzar los primeros puestos. Frente a esto choca que sea uno de los pocos juegos que ha optado por no incluir el rebobinado entre sus opciones. Personalmente lo encuentro de agradecer; el rebobinado en las carreras es el regenerado automático de salud de los shooters.
Pero donde realmente da el do de pecho es en sus modos, donde, eso sí, echaremos en falta alguna modalidad más online, pero dada la naturaleza de las pruebas que ahora veremos, la mayoría cronometradas, tampoco será algo a tener demasiado en cuenta.
El primero y principal es el Modo V-Rally. Es el modo carrera de otros juegos y en él empezaremos desde lo más bajo hasta alcanzar la cima.
Es el modo de los modos, por así decirlo. En él podremos contratar un agente que nos encuentre carreras de cualquier índole, ya sea Rally, V-Rally Cross, Hillclimb, Buggy o Extreme-Khana, claro que los habrá especializados en alguna de ellas. Sea como fuere, lo que nos interesará será ganar para adquirir dinero y prestigio para que algún fabricante nos proponga algún contrato. Si lo aceptamos y cumplimos los objetivos propuestos, más dinero. Este lo invertiremos en nuevos coches, ya que no todos servirán para lo mismo. Así, adquiriremos paulatinamente alguno de los más de 50 vehículos disponibles con licencias reales y modelos tanto nuevos como clásicos y que podremos dejar con el diseño con los patrocinios o crear el nuestro propio. En pintura haremos casi lo que nos dé la gana, pero a mano, básicamente. Aunque también hay formas básicas y pegatinas (vinilos), son pocas y no las idóneas (¿y las líneas simples o dobles?). Tampoco habría estado nada mal aprovechar la pantalla táctil de Nintendo Switch.
Otra forma inteligente de gastar el dinero es contratando ingenieros y mecánicos, tanto de la cuadrilla como jefes de equipo. Estos, según su nivel, acortarán los tiempos de reparación entre etapas o conseguirán mejoras para vuestro bólido. Claro que al final de semana querrán cobrar, como todos…
Las pruebas en las que podremos competir, y en las que habrá que pagar por apuntarse, todo es el vil metal, serán muy variadas en su planteamiento.
Rally, la más clásica, consistirá en carreras cronometradas en varias etapas llevando al lado únicamente a nuestro copiloto. Sus órdenes están bien y las da en un perfecto castellano, aunque algunas no se corresponden al 100 % con lo que pasa en pantalla. Aquí será donde más variedad notéis, tanto de países como de superficies. Para cada una de ellas hay una configuración del coche estándar que coloca los reglajes (amortiguadores delanteros y traseros, altura del chasis, relación caja de cambios…) convenientemente, pero siempre podremos configurarlo todo a nuestro gusto. La verdad es que, a los mandos, no notaremos gran diferencia pese a tal cantidad de opciones, sin embargo en los pequeños detalles puede estar ese segundo que os hace falta en los niveles de dificultad más altos, porque los hay, y de hecho se hila tan fino que se mueven en porcentaje de uno en uno. En los cambios de superficie (arena, asfalto…) la diferencia sí es muy notoria.
En V-Rally Cross nos las veremos en circuitos cerrados de varias vueltas contra 5 oponentes más. En una de las vueltas, a nuestra elección, habrá que pasar por la zona comodín, un pequeño tramo más complicado que el normal y que habrá que saber bien cuándo superarlo. Algunas pruebas cuentan con semifinal y final, en el mismo circuito, eso sí.
Buggy será similar pero con estos divertidos y poco estables vehículos. Aquí el barro y las zonas con agua serán una constante, pero, como también ocurre en V-Rally Cross y ocurrirá en las siguientes disciplinas, la cantidad de circuitos se antoja escasa, aunque todos están muy bien planteados.
Hillclimb cuenta con recorridos divididos en tramos que podremos jugar en ambos sentidos, lo que no dobla la cantidad de circuitos pero ayuda a lograr esa sensación. Faltan coches y localizaciones, y es una auténtica lástima porque estos tienen un aspecto imponente, lo necesitan para andar pegados al suelo por esos tramos tan estrechos a tal velocidad.
Extreme-Khana es una gymkhana al más puro estilo Ken Block solo que con algunas pistas bajo cielo abierto y entre dunas, saltos de arena… Es un modo tan divertido como exigente, y sí, parco en variedad.
Otro de los grandes modos es Partida Rápida. No es sino la oportunidad de participar en cada una de las pistas de cada una de las modalidades con cualquier coche. Todo estará desbloqueado de inicio y será la mejor manera de aprendernos circuitos y de superar nuestros propios récords que además podremos compartir online.
Multijugador es el broche de oro a un producto tan completo como este (salvo en número de circuitos). A pantalla partida y en una misma consola, pero con la posibilidad de jugar cada uno con un Joy-Con y sin perder un ápice de calidad gráfica. Todas las modalidades estarán disponibles, incluso rally, donde nos veremos pero no nos tocaremos.
La versión de Switch
Seamos claros: V-Rally 4 es el mejor juego portátil de ralis, incluso con el permiso de su entrega para Game Boy Advance; pero Nintendo Switch no es una portátil, o no es solo eso. Habiendo salido más tarde que el resto de versiones, lo lógico habría sido pensar que el equipo de desarrollo hubiera aprovechado ese tiempo extra para optimizar su juego al máximo, y puede que así haya sido, pero ciertos aspectos nos hacen sospechar lo contrario.
Aunque gráficamente el juego está muy bien para el sistema en que se mueve (efectos varios, público en 3D, reflejos…), hay veces que parece que se ha tomado la decisión de ir rebajando el nivel de ciertos elementos hasta que el juego ha funcionado debidamente en Switch. El caso más sangrante es el de las sombras, que se generan a pocos metros de nuestro coche. Es más evidente cuando jugamos en modo portátil, pero no hace injugable en ningún caso el título. De hecho, cuando estamos conduciendo, es difícil que este detalle nos despiste, pero cuando asistimos como espectadores, la cosa cambia. Incluso hay momentos en los que nos hará errar el camino por parecer que tenemos que ir por una zona iluminada que luego ha resultado ser solo decorado.
A mucha distancia veremos asimismo cómo algunas texturas cargan de golpe, y eso que estas no son para tirar cohetes algunas veces. Por lo general, eso sí, no tendremos queja en este aspecto, e incluso a veces tendrá detalles gráficos que nos llamen la atención para bien, como el color o la cantidad de elementos móviles (globos aerostáticos, helicópteros, caballos…) que pulularán por los escenarios.
También llama la atención que casi en 2019 haya juegos de coches de corte realista que no incorporen un sistema de daños visual a la altura, de hecho, aquí ni se arañará la carrocería.
Sí habrá daños mecánicos y estos se dejarán notar en el manejo, aerodinámica o potencia del coche, lástima que solo los faros sufran las consecuencias de nuestros golpes.
Como casi todos sabréis, Nintendo Switch no incorpora gatillos analógicos, pero tampoco debe importaros. Su sistema de aceleración semiasistido es tan válido como el que ha acompañado siempre a esta clase juegos y a quienes jugábamos con teclado y ratón en el ordenador, y aún lo hacemos.
Así las cosas, V-Rally 4 se erige como la mejor opción en el género de los ralis en particular y de las carreras serias en general, al menos en Switch.
Es divertido, variado e intachable jugablemente, siempre que tengamos claro que los V-Rally abogan más por la espectacularidad que por el realismo.
Si se subsanara la cuestión de las sombras y si se añadieran tan solo unos pocos circuitos estaríamos hablando de un producto prácticamente sobresaliente. Aún así, un más que digno regreso de una saga tan mítica como alguno de los coches que nos deja conducir.