RWBY como franquicia es algo que en su día Monty Oum solo podía soñar (y que esté donde esté pueda ver todo su legado), con sus personajes apareciendo incluso en el crossover de lucha de Blazblue. Una serie que comenzó con un presupuesto mínimo y que a día de hoy tiene una legión de seguidores necesitaba un videojuego oficial propio (Grimm Eclipse, aunque acabó siéndolo, no nació como tal). Y así es como nace RWBY: Arrowfell, el cual cuenta con una historia canon (ubicada en el Volumen 7) que nos da para más de 5 horas de juego, y cuenta con WayForward, Roster Teeth y Arc System Works al timón.
RWBY Arrowfell funciona, pero se queda en eso
El juego nos suelta en mitad de una misión del equipo RWBY (Ruby, Weiss, Blake y Yang), momento en el que completamos una misión y aprendemos las mecánicas, las cuales se mantienen durante toda la aventura. Disponemos de un botón de ataque, otro de salto, otro de disparo, uno para interactuar y el stick derecho o los superiores para cambiar de personaje. Por último, con ZR hay una habilidad propia de cada heroína, que a nivel jugable se basan en hacer un dash, crear una plataforma, colocar un clon y pegar un puñetazo fuerte que rompe cosas.
Esto es algo sencillo, pero que pide algo más. Es decir, ataque es el que hay, y solo puede hacerse en una dirección (también agachados o en el aire), pero eso limita en parte la acción al no añadir variaciones verticales. Por lo demás, puede que echemos en falta habilidades adicionales, pues aunque conseguimos puntos de mejora, estos son solo para atributos de cada personaje por separado, lo cual también provoca que al final llevemos principalmente a una de ellas si la subimos primero (generalmente Ruby o Yang según nuestro estilo) a no ser que sea necesario el poder de otra.
El sistema de cambio entre personaje es inmediato y eso es de alabar, porque facilita tanto combos de combate como de habilidades especiales, pues el clon y la plataforma siguen estando para las que vengan después. Sin embargo también podemos echar en falta un modo cooperativo o que las chicas tuvieran una mayor oferta de habilidades diferenciadoras para así potenciar el uso de todas ellas. Todas ellas comparten eso sí, la misma vida, la cual se compone de tres corazones (se pueden aumentar) que son tres toques, pero previamente los ataques nos restan energía, la cual también se gasta con cada disparo que hacemos pero con el tiempo se recarga sola.
Red like roses sin multijugador pero con cambio rápido
El progreso de RWBY: Arrowfell se lleva a cabo en fases a las cuales podemos acceder desde un mapeado de Atlas. Estos niveles van apareciendo conforme avanzamos o bien si hablamos con algún personaje y nos lo marca (ya que en el mapa hay también otros lugares como una ciudad). En cada uno de ellos tenemos un avance que no es lineal, pues hay en ocasiones varios caminos y para avanzar por algunos necesitamos haber encontrado primero un objeto, o bien tenemos varias opciones por las que ir y hemos de ir a una primero y luego a otra.
Esto presenta un problema, y es que al no haber mapa y parecerse algo entre sí los niveles, orientarse puede ser complejo a veces si queremos explorar para encontrar gemas de habilidad u otros objetos (más allá del avance principal que queda más o menos claro donde está). Sin embargo, para evitar tanta vuelta, se ofrece la opción de poder salir de una fase en cualquier momento (a no ser que estemos en una emboscada de enemigos o en batallas contra jefes) y así poder ir a otro lado o volver a entrar.
Por último, el apartado audiovisual gana sobre todo por el sonoro. Las voces son las originales de la serie, la música cuenta con el mismo equipo y eso se nota al ofrecer una producción bastante buena y cohesionada a la escuchada en la animación. Por su parte, el estilo gráfico es algo sencillo y se le puede pedir algo más de detalle, especialmente en enemigos y escenarios, con menos variedad de la que nos gustaría. Los personajes presentan un rediseño algo chibi que no le sienta mal del todo, pero que puede chocar a los más fieles.
Por lo tanto, podemos decir que RWBY: Arrowfell sabe hacer cosas bien, pero que se deja varias cosas por hacer. El combate acaba siendo básico pese a que el movimiento es ágil, las habilidades de las protagonistas nos dejan con ganas de más y el avance entre misiones secundarias y escenarios similares baja un poco el ritmo. Sin embargo, sabe cumplir muy bien en otros apartados, ofrecer una historia interesante (incluso si no conoces la franquicia) apoyada por secuencias con el mismo estilo de animación de la serie.