Hoy hablamos de Monark, el nuevo JRPG que aparece en Nintendo Switch para ofrecernos una historia increíble con toques de grandes clásicos como los primeros Shin Megami Tensei. Está desarrollado por FuRyu y Lancarse, formado este último por antiguos miembros de Atlus, por lo que se entiende la inspiración en la franquicia demoniaca.
La niebla a veces puede ser mala
Nuestra historia comienza con un personaje amnésico, algo no muy original y bastante socorrido en gran cantidad de aventuras. Despertamos en un instituto en el que una extraña niebla está cubriendo todos los pisos y haciendo que las personas se comporten de forma muy extraña. Tras una llamada de teléfono bastante desconcertante, nuestro protagonista se transporta junto a un pequeño grupo de personas a un mundo paralelo, llamado Otherworld, que se encuentra plagado de seres llamados Daemons. Estos nos atacan nada más vernos, pero nuestro personaje despierta un poder latente en su interior y puede manifestar un arma capaz de acabar con ellos.
Este es el inicio de un título donde lo mejor que vamos a encontrar es el sistema de combate, ya que los desarrolladores han tomado el sistema de los JRPG tácticos y le han dado una vuelta de tuerca para hacer algo diferente. Normalmente, los JRPG tácticos suelen permitir que todos los personajes se muevan por cuadriculas, limitando así el movimiento y permitiendo que los jugadores puedan realizar estrategias para que los combates fluyan en su favor. En Monark, este movimiento es algo más libre aunque también está limitado a un radio de acción, por lo que ese factor estratégico se abre un poco más. Durante los combates, nuestros personajes pueden sincronizarse para aumentar su poder, y si colocamos a varios protagonistas cerca de un enemigo, estos se unirán.
Monark no es un juego muy complicado, aunque sí es bastante pesado. Esto se debe a que vamos a tener momentos donde apenas vamos a poder jugar porque nos vamos a ver enfrascados en conversaciones eternas entre los protagonistas. Uno de los peores momentos es el inicio, puesto que no podemos movernos con total libertad en el juego hasta pasados los primeros 30 minutos, divididos entre el tutorial y las pertinentes explicaciones de qué está ocurriendo.
Una estética muy clásica
A nivel gráfico, Monark es un juego que cumple bastante bien aunque no es un portento gráfico. Nos encontramos con un título dividido en zonas donde apenas hay gran cantidad de personajes en una misma escena. Los escenarios son bastante sencillos y pequeños, donde apenas hay elementos con los que interactuar más allá de los estrictamente necesarios. Una de las mejores cosas que podemos reseñar de este apartado es el diseño de personajes y sus diferentes transformaciones en combate, donde el nivel de detalle es realmente espectacular.
En el apartado sonoro tampoco vamos a encontrar un juego sobresaliente, aunque no es malo. El juego está doblado en inglés y en japonés, por lo que la gente podrá elegir el que más le guste. Su banda sonora es aceptable, aunque no es de esas cuyas composiciones van a trascender al juego una vez se ha dejado de jugar.
Recomendamos jugar a Monark en modo sobremesa, ya que en modo portátil el juego no se disfruta al 100%. Jugar al título en una pantalla pequeña es más un hándicap que una ventaja, por lo que animamos a que siempre que sea posible lo juguéis en la televisión.
Monark. Un JRPG bastante corriente
Desgraciadamente, no podemos decir que Monark sea uno de esos JRPG que debas jugar sí o sí, ya que más allá de su excelente jugabilidad no encontramos nada que lo diferencie de muchos otros títulos del mismo género. Eso, unido a que el juego viene en inglés puede hacer que muchos jugadores no terminen de disfrutarlo.
Desde Revogamers no vamos a dejar de recomendar la compra de Monark, ya que es un título que dentro de sus posibilidades ofrece una aventura entretenida y con un sistema de combate original y desafiante. Como ya decíamos, el que no haya sido traducido al castellano puede ser un lastre bastante considerable para todos aquellos que no dominen el idioma de Shakespeare.