Los Tower Defense son juegos con su público. Marfusha es uno de ellos, pero algo más activo y con toques de shooter y walk ‘n gun (de run no mucho). Una propuesta pensada para relajarse o engancharse cual arcade, pero cuyo funcionamiento de partidas cortas da mucho juego.
Marfusha, la chica defensora
En un título que solo nos llega en inglés, nuestro papel es el de la chica que le da nombre al juego, Marfusha, la cual es destinada como soldado a defender una de las puertas de la ciudad de la invasión de un ejército de robots. La historia se separa en varios actos y nos va cambiando la puerta que hemos de defender, en una estructura que recuerda un poco a la de Ataque a los Titanes.
A la hora de la verdad, el juego se ejecuta en 100 días, y cada día es una fase. Algunos duran menos de 10 segundos, otros muy pocos minutos. Eso es lo que hace que enganche tanto, porque nunca vamos a tener una misión pesada de varios minutos que, en el peor de los casos, haya que repetir entera si fallamos al final. Obviamente si defendemos de cierta manera conseguiremos el final bueno del juego, pero si no lo hacemos a la primera puede que aún así vayamos a por él.
A la hora de jugar, contamos con una pistola que podemos disparar a la dirección que indiquemos con el stick derecho y la posibilidad de movernos de izquierda a derecha. Con ello, hay que derribar a los enemigos mecánicos antes de que lleguen y le hagan daño a la puerta, que es la vida que tenemos. Al inicio la puerta se “cura sola”, pero desde cierto momento, es cosa nuestra que esta se repare, pagando por ello.
Marfusha paga sus impuestos
Pese a ser un juego desenfadado, aquí se trata el tema delicado de la muerte, pero también el de los impuestos, a veces quizás algo abusivo. Con cada día que trabajamos, recibimos un dinero por nuestra labor, que acaba siendo mucho menor por todos los gastos que se han de cubrir. No solo eso, sino que cada día podemos comprar una mejora, que puede ser de uso momentáneo como un misil, de uso medio prolongado como un arma (que tienen cierto número de usos) o perennes, como son las mejoras de atributos a la hora de usar un arma o una compañera que dispare desde un punto fijo (se pueden subir de nivel y cambiar por otras, pagando al final del día claro está).
Es también parte del riesgo-recompensa del juego, el premio que nos espera cada día (aunque tras varios días de trabajo podemos comer y descansar en nuestro dormitorio). A veces podemos no gastar, o cambiar las opciones que nos ofrecen para comprar (solo son 3 al día). Al inicio es algo complejo (por suerte los niveles son más fáciles), pero una vez que tenemos los atributos muy subidos, la experiencia de compra se ve diferente, y la de jugar también, pues somos mucho más rápidos eliminando enemigos y con menos penalizaciones de tiempo en la recarga del arma y otros.
A nivel audiovisual encontramos un pxielart que cumple bien, aunque no sea grandioso. Quizás una mayor variedad en diseños de enemigos habría estado bien, pero al final en la jugabilidad no importa tanto. La música es cañera y funciona bien, pero hay temas mejores que otros, porque algunos se hacen algo repetitivos y machacones después de llevar un rato escuchándolos.
Al final Marfusha se queda como un juego que es bastante sencillo, pero que engancha de lo lindo. En una hora más o menos se puede completar, pero puede que queramos más. Y si nos sabe a poco, hay un modo desafío, que es básicamente un arcade sin límite, basado en la superación, en el que podemos llevar a diferentes personajes con atributos distintos. Hay que tener la mente muy arcade o de partida rápida eso sí, pero cumple muy bien si somos de ese perfil de jugador.
Versión del juego analizada: 1.0.1