Dark Souls se ha convertido en uno de esos juegos que ha conseguido un montón de adeptos, pero también ha hecho que se vean muchos títulos independientes que cogen algunos elementos de su fórmula de manera consciente. Elden: Path of the Forgotten podría ser uno de estos juegos, aunque a diferencia de otras propuestas similares, aqui todo corre a cargo de una única persona.
Cómo salvé a mi madre
Elden nos suelta a jugar sin apenas introducción tras una muy breve secuencia, y esa va a ser la tónica durante todo el viaje. La información no abunda y somos nosotros los que tenemos que buscarnos las habichuelas, aunque no será por mucho tiempo (y es que en menos de 5 horas podemos completar el viaje si tenemos un mínimo de destreza). Eso sí, vamos a morir mucho, sobre todo al inicio, ya que se hace bastante complicado salir airoso en muchos encuentros (aunque hay una cantidad decente de puntos de control).
La aventura se ambienta en un mundo sencillo y muy retro, pero con detalles en los sitios donde hacen falta. La perspectiva es isométrica y los combates son en tiempo real, aunque cada acción que realicemos consume parte de una barra verde, por lo que no podemos estar atacando o rodando constantemente, y nos obliga a medir bien nuestras acciones y movimiento – algo que puede dejarnos en clara desventaja ante algunos enemigos.
A nuestra disposición tenemos varios tipos de armas, cada una con sus fortalezas y debilidades (como rango o daño), y también con algunos conjuros que consumen maná. Es importante saber bien cómo combinar ataques y cambiar de arma cuando sea necesario según el tipo de enemigo o nuestra forma de jugar, pero también hay que tener en cuenta un input lag que ha sido introducido a conciencia para complicar más las cosas.
Un mundo muy oscuro en Elden: Path of the Forgotten
La aventura está muy pensada para jugadores que ya conocen cómo funcionan los videojuegos. Sin tutoriales ni información al hablar con los personajes, hemos de intuir cómo tenemos que utilizar las llaves, hacer backtracking cuando sea necesario y, en resumen, hacer cualquier cosa. En general hay cierta linealidad en el desarrollo, pero no así en su dificultad, que presenta varios picos en algunos momentos en lugar de una curva progresiva.
Resulta interesante, eso sí, su ambientación. El juego consigue tenernos alerta en todo momento, y los escenarios consiguen transmitir muy bien su aire sombrío y desconocido. Si la estética nos gusta y somos capaces de hacernos a su sistema de combate y estamina (que no es para todo el mundo), la diversión viene sola, y el hecho de vencer a cada jefe consigue provocarnos satisfacción.
A nivel técnico encontramos una propuesta muy sencilla en lo visual, pero no por ello vacío. Consigue mostrarnos lo que se pretende, y tiene bien señalados sus elementos, aunque se observa también mucha repetición en algunos patrones. El apartado sonoro ayuda todavía más al tema de la ambientación, siendo un buen acompañamiento para ello, más en lo referente a la música que a los efectos.
Elden: Path of the Forgotten es una propuesta corta y directa (que deja muy libre al jugador) para los seguidores de la fórmula Souls o similares. Su ambientación es interesante y su combate es bueno para aquellos hechos a la estamina, pero por contra presenta desigualdades en su desarrollo en lo relativo a dificultad y ritmo de juego.
