Una rara avis. Team Reptile pone sobre la mesa un espíritu arcade y atrevido visto hace ya un par de décadas. Todo vale siempre si hay diversión y la bizarrada de Bomb Rush Cyberfunk viene a demostrar una filosofía perdida pero vigente como el primer día.
The Concept of Love
Jet Set Radio fue uno de los estandartes de Dreamcast. Patinaje urbano, grafitis, delincuencia y hip-hop. Las claves de un juego directo y divertido con una estética cell-shading todavía poco frecuente, en ese entonces, que creó escuela y se potenció con una fantástica secuela en la primera XBox. Con la filosofía de la saga Tony Hawk, tan popular en esos años, tuvimos un producto único que añorábamos ver de vuelta desde entonces. No ha sido SEGA, pero Bomb Rush Cyberfunk bebe directamente de su esencia para alegrarnos el día.
Lo primero que llama la atención es ver el respeto que se ha tenido, como buen sucesor espiritual, en su apartado visual: modelados sencillos, de formas exageradas y hasta burdas, con una paleta de colores casi idéntica y una imagen general de producto muy pareja. Incluso el diseño de sus personajes (los protagonistas parecen alter egos), animaciones, grafitis y sonidos toman prestado su estilo para, de un simple vistazo, hacer que nos frotemos los ojos y saber si estamos o no ante un juego de la saga.
El vertical diseño de niveles da pie para jugar con sus posibilidades, que aunque bastante básicas, siguen siendo muy adictivas.
Y lo mejor que de todo es que incluso sus escenarios están claramente inspirados (con secciones idénticas) en los de JSR. Aquí encontramos una ciudad dividida por zonas o barrios dominados por una banda local. Nuestro objetivo es reemplazar sus grafitis por los nuestros, ganar reputación para poder enfrentarnos en un duelo de puntos (grindar, acrobacias…) a los miembros de la banda, hacernos con la zona actual y pasar a la siguiente. ¿Para qué? Pues nada menos que recuperar nuestra cabeza.
Red comienza el juego siendo decapitado y encuentra como reemplazo una cabeza robótica. En lo más profundo de la ciudad parece haber alguien que la sigue custodiando, y al unirnos al Bomb Rush Crew tenemos la oportunidad de recuperarla. Es así como zona a zona partimos en busca de ella, con una historia narrada de forma algo anticuada y poco emocionante, pero que ayuda a entender mejor su mundo y las motivaciones más allá del simplemente gamberrismo.
¡Cuidado con la pasma!
Claro, pintar la paredes de toda una ciudad y no dejar de hacer cabriolas tiene un precio: llamar la atención de los policías. Cuando esto sucede varios miembros del cuerpo aparecerán por la zona entorpeciendo nuestro avance por lo que podemos simplemente pasar de ellos o plantarles cara en combates cuerpo a cuerpo… porque a final de cuentas parecen ser algo más que simples agentes de la ley. Y esto es probablemente la parte más floja de todo Bomb Rush Cyberfunk.
Los enfrentamientos se sienten algo caóticos, sin sensación de golpeo y desordenarnos, a pesar de poder encadenar combos, cubrirlos de grafitis para desorientarlos y aprovechar el momento para rematarlos con un movimiento especial spray de pintura en mano. Algo que utilizamos también sobre las pintadas rivales a tapar: una especie de minijuego con un patrón de puntos para decidir el diseño del grafiti de un modo muy dinámico. Y como poco importa la ilustración, más allá de los meramente visual, aporta cierto grado de interés ver el resultado final.
Quiere ser divertido y relativamente actual a pesar de sus inspiradoras raíces y lo consigue con una propuesta única a día de hoy.
Estos diseños nos los encontramos bien por los niveles o al derrotar a miembros de los clanes de la ciudad, acabando con una abanico gráfico muy amplio y variado. Igual que una banda sonora hip-hop que se expande mediante las pistas musicales desperdigadas por la ciudad. Desde el móvil al que tenemos acceso (en plan menú emergente) cambiamos la bso, consultamos el mapa (muy mejorable) y recibimos mensajes de los distintos personajes de la aventura con consejos o siguientes pasos. Todo sin detener el juego.
Pero la base de todo es una ciudad que se abre a nuestro paso por la que grindar, saltar y hacer trucos para llegar a lo alto del edificio designado en la misión o encontrar coleccionables mientras llenamos las calles de color sin presión de tiempo. La mecánica para sumar puntos es muy sencilla y como decíamos, está extraída directamente de la serie Tony Hawk: encadenar trucos sin tocar el suelo para sumar la mayor cantidad de puntos posible. El vertical diseño de niveles da pie para jugar con sus posibilidades, que aunque bastante básicas, siguen siendo muy adictivas.
Liberando a la bestia
Bomb Rush Cyberfunk puede completarse en unas seis horas, sin contar todos los coleccionables repartidos por sus enrevesadas calles. Una duración más que aceptable entendiendo su filosofía y que siempre da pie a la libertad y el disfrute de patinar con cualquiera de sus personajes que podemos alternar en diferentes puntos de baile (si, una mera excusa para verles bailotear). Pero lo bueno del asunto es que en Switch tenemos la opción de elegir entre dos modos gráficos para disfrutar de una experiencia más fluida.
O al menos esa es la intención. Por defecto el juego funciona a 30 fps constantes con una calidad de imagen estupenda beneficiada por el estilismo visual que desprende. Pero si buscamos más, encontramos una opción poco específica en el menú de opciones. “Liberar a la bestia” desbloquea la tasa de frames para intentar llegar a la máxima cantidad posible sin penalizar o reducir resolución. El precio a pagar no es otro que un baile constante de fluidez que suele mantenerse por encima de los 30 iniciales.
El juego gana enteros con dicha opción, sin duda, pero esa inestabilidad en la fluidez puede no ser del agrado de todos. Desde Revogamers nos decantamos por ese extra de fotogramas, que aunque no sean estables, beneficia su jugabilidad. Bomb Rush Cyberfunk quiere ser divertido y relativamente actual a pesar de sus inspiradoras raíces. Lo consigue. Y aunque no termine de ofrecer una experiencia demasiado profunda ni refinada en lo jugable, entretiene con una propuesta única a día de hoy.
Versión del juego analizada: 1.0.19615