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Análisis de DAEMON X MACHINA

Al fin tenemos con nosotros DAEMON X MACHINA, el juego de acción y mecas exclusivo de Nintendo Switch. Estamos ante un título frenético con una estética, una banda sonora y unas opciones de personalización para quitarse el sombrero que, sin embargo, se queda a medias en otros aspectos igual o más importantes; o quizás es que con los nombres que tiene detrás esperábamos mucho más.

Entre el AAA y la clase B

El diseño de los mecas, aquí llamados Arsenales, corre a cargo de Shoji Kawamori, quien ha sido el artista principal de estos robots tripulados en obras como Crusher Joe, Eureka Seven o la mundialmente conocida Macross. También es el responsable del robot de Sony AIBO o del juguete original de Optimus Prime. Yusuke Kozaki, por su parte, es el responsable de cómo lucirán nuestros personajes de carne y hueso llamados Outers y es conocido por sus trabajos en cómic (No More Heroes 2: Desperate Struggle Erotic Comic) y en diversos videojuegos (No More Heroes, Osu! Tatakae! Ouendan, Fire Emblem Awakening, Liberation Maiden, Tekken 7, Pokémon GO). Con estos mimbres, estaba claro que en cuanto a diseño DAEMON X MACHINA no podía fallar, y, efectivamente, no lo ha hecho, pero en su parte jugable sí encontramos varios puntos a mejorar que hacen que nuestra experiencia no sea todo lo espectacular que esta recién creada IP merecía ser.

En primer lugar, tenemos una historia muy de ciencia ficción en la que una parte importante de la luna ha caído sobre la tierra destruyendo ciudades, pueblos y toda clase de infraestructuras pero a su vez liberando una nueva fuente de energía: el Femto. Junto a esta materia roja han llegado también los Immortals, unos seres mecánicos por norma gigantescos que, además, han infectado las IA que la raza humana había desarrollado para limpiar la zona afectada, conocida también como Oval Link. Esta zona, no obstante, aunque peligrosa, contiene recursos muy valiosos, por lo que varias empresas, o consorcios, se repartirán el pastel, creando así zonas bajo su dominio/explotación. Para defender a estos grupos de los atacantes, ya sean IA infectadas, Immortals o consorcios rivales, han nacido los Reclaimers, mercenarios armados con su Arsenal que aceptarán la misión que solicite el mejor postor o la que más beneficie a sus intereses personales.

Así, DAEMON X MACHINA se divide en eso, pequeños encargos, en concreto 46 misiones principales y 27 secundarias, que no durarán más de 5 minutos en la mayoría de los casos, y que impedirán a todas luces desarrollar un guion con una atractiva premisa y que sin embargo tarda una eternidad en empezar a resultar interesante pasada la sorpresa inicial.

Sí, transcurridas las 10 primeras horas de las más de 20 o 25 que os puede llevar completar todo hay un giro a lo plan de complementación humana de Evangelion (otra de roboces y no), pero no es suficiente para perdonarles el habernos tenido horas y horas haciendo una y otra vez lo mismo, que no es otra cosa que disparar, encima tratándonos a ratos casi de ingenuos, como si fuera la primera vez que se nos presenta algo enrevesado en una serie o manga.

Nos cansaremos de aceptar misiones en apariencia sencillas donde al poco, oh, sorpresa, un grupo de Reclaimers contratados por otra facción (¡o la misma!) aparecerá en escena y a los que habremos de eliminar, o por lo menos ahuyentar. Sí, a veces no es luchar sin más, sino impidiendo que destruyan un transporte, recabando datos o inspeccionando una instalación secreta, pero serán las menos y los medios para lograr el fin serán siempre los mismos.

Hay una (1) misión principal que rozará el sigilo y donde deberemos salir del meca y como Outer robar otra de estas máquinas bélicas. Un espejismo en el mar de dunas y disparos guiados que es este DAEMON X MACHINA, un juego que por momentos parece el mejor título del género que se ha hecho y por otros el primo en cel shading del Liberation Maiden de Nintendo 3DS (y Dios me libre de hablar mal de esta obra de Goichi Suda). Un juego que parece justificar su escasa variedad jugable con sus apabullantes opciones de personalización. Y un juego que intenta remediar el no hacernos partícipes de su historia en ningún momento haciendo que sus carismáticos personajes (eso es así, es verlos una vez y acordarte de ellos) se dirijan a nosotros en las escenas de leer, un chat, tal cual, como el novato, hasta parecerá que somos una pieza fundamental en el devenir de la trama pero porque nos lo han dicho, no porque pase nada especial. Desde el primer momento hasta el último lo pasaréis haciendo lo mismo pero con distintas armas y armaduras, el margen de mejora que experimentéis será muy reducido y superar una misión con mayor o menor dificultad dependerá de que hayáis elegido bien el equipamiento, no de la excelencia alcanzada en su uso.

Hangar, hangar

Como comentábamos, DAEMON X MACHINA puede presumir de sus altas dotes de personalización. El hangar es un campo de cultivo único para aquellos que gusten de diseñar su robot tripulado a medida o quienes no tengan miedo de probar distintas configuraciones. Hay una tienda para comprar armas y armaduras, pero lo normal y lo más deseable será recogerlas en el campo de batalla al derribar a nuestros enemigos. Así, podremos elegir qué cabeza, cuerpo, brazo izquierdo, brazo derecho, procesador y piernas equipar de las conseguidas o, si además tenemos algo de efectivo en el bolsillo y las piezas necesarias, desarrollar nuevo equipo.

Similar ocurre con las armas, divididas en armas de bala (escopetas, rifles, francotirador…), láser, cuerpo a cuerpo, especial y escudo, y que podremos equipar en ambos brazos y guardar otras dos en sendos pilones a la espalda. Una vez en acción, intercambiar entre unas y otras será tan sencillo como pulsar la cruceta en la dirección deseada. Además, habrá hueco para un arma de hombro, básicamente misiles, y el equipo auxiliar, con artilugios tan variados como un impulso descendente, un creador de campos de curación y un largo etcétera.

Al contrario que ocurrirá con las piezas de armadura las cuales podremos modificar en cuanto a color (parte a parte o el cuerpo entero) e incluso poner calcomanías que conseguiremos cumpliendo misiones o escaneando graffitis, las armas no pueden personalizarse en absoluto.

También podréis usar como tales coches repartidos por los escenarios y señales, e incluso tanques explosivos, pero no será algo a lo que recurráis con frecuencia, como tampoco lo haréis al hecho de destruir una torre o un saliente artificial para que caiga encima de un enemigo y lo aplaste. Sí, se explica en su tutorial, pero el propio juego parece olvidarse de esta opción al poco de comenzar y dejará de ser un recurso válido antes incluso de haberle cogido el gusto. ¿Y las minas de proximidad de la misión en la que defenderemos la biblioteca? Al parecer, eran de un solo uso.

Dicho lo cual, sigamos hablando de las posibilidades de customización, esta vez de nuestro Outer, o lo que es lo mismo, el humano que va en la cabina. Para él tenemos el laboratorio, un sitio en el que modificar partes de nuestro cuerpo por otras mecánicas, lo que mejorará nuestro salto, visión, velocidad… Lástima que apenas nos las veamos fuera del juguete, solo si nos quitan todos los puntos de vida, y no será algo que ocurra con demasiada frecuencia. En tal caso, solo quedarán dos opciones, luchar a disparos, granadazos y trampas, o arreglar nuestro caído vehículo en caso de contar con la mejora que así lo permita. 

Por supuesto el Outer y su armadura también admiten variaciones de color y formas de lo más variado, e incluso habrá voces que solo se desbloquearán a la que juguemos. Claro, que somos mudos a efectos prácticos, por lo que de poco servirá elegir una u otra, solo la oiréis en algún gemido ocasional.

Rock animado

Bastan un par de imágenes para comprobar que DAEMON X MACHINA entra por los ojos. Su estilo totalmente anime ha permitido a los diseñadores explayarse en unos diseños dignos de quitarse el sombrero, tanto de los Arsenales como de los Outers e Immortals. Los escenarios ofrecerán una de cal y una de arena. Algunos son sobrecogedores, con una paleta de colores saturada adrede que nos dejarán realmente boquiabiertos, con grandes contrastes entre un cielo que parece artificial y un suelo en ocasiones blanco, otras totalmente amarillo, verde…

Igual de sobrecogedores son sus efectos. La lluvia hace que a cada relámpago lo veamos todo momentáneamente en blanco y negro y las explosiones serán tan coloridas como contundentes. También será así en la destrucción de edificios. Al más puro estilo Blast Corps, algunas construcciones cederán a nuestro paso y se desmoronarán, aplastando a los enemigos cercanos (aunque, como ya hemos dicho, no ocurrirá casi nunca). También podremos derribarlos a base de cañonazos, pero no todos los edificios serán destruibles; de hecho, serán muy pocos los que sí lo sean, como también ocurre con algunas puertas u otras estructuras.

Musical y sonoramente, DAEMON X MACHINA es de lo mejor que vais a encontrar. Los efectos de sonido no están exagerados ni cansan en ningún momento, pero suenan contundentes. Las voces, en inglés o japonés, están todas interpretadas a la perfección, aunque a veces no las escucharéis (ni leeréis los pequeños subtítulos) si os encontráis en el fragor de la batalla, y algunos diálogos son interesantes.

Y llegamos a la música. El rock épico y metalero se intercala con piezas que parecen extraídas directamente del mundo de la animación creando una banda sonora para el recuerdo. Rio Hamamoto (Tekken Tag Tournament, Soul Calibur II, We Love Katamari, Ace Combat Assault Horizon) y Junichi Nakatsuru (Soul Calibur II, Ace Combat 7, Ridge Racer 6) componen juntos (una vez más) melodías para el recuerdo a las que pocas pegas podemos ponerles. De hecho, no le pondremos ninguna durante toda la partida.

Decisiones cuestionables

Como ya habéis leído, estamos ante un título excepcional en algunos aspectos pero no exento de fallos en otros. Argumentalmente quiere ser más de lo que acaba siendo y los acontecimientos se acaban desarrollando de manera abrupta y sin que nos demos cuenta. No ayuda el hecho de que sea mediante un chat y mensajes privados la forma en la que nos enteremos de qué está pasando, y aun con esas, no sabremos muy bien qué intenciones tenía qué grupo cuando hizo aquello.

Jugablemente estamos en las mismas. Al principio es espectacular, rápido, pero notas que algo falla y confías en que luego irá a más, pero no va. No innova, no evoluciona, no arriesga, casi no varía… Lo que hace, lo hace bien, pero hay muchas cosas que ojalá se hubiera atrevido a hacer.

Y luego está el tema de la traducción (textos) al español. Por momentos es digna de alabar, especialmente en Savior, uno de los mejores Reclaimers del juego, el cual habla con un castellano antiguo perfectamente redactado, pero a veces leeremos barbaridades como , vió, mi mismo (de mí mismo), por que (y no porque) falta de concordancia entre verbo y sujeto, o el imperdonable amigos y amigas, discurso mal llamado inclusivo que luego no mantendrá ni al hablar de camaradas (solo se refiere a un camarada, nunca a un o una camarada, por ejemplo). Eso sin olvidar perlas como el hijo de fruta cuando oímos un claro y sonoro son of a bitch de boca de los protagonistas.

Nos hemos dejado sin comentar su multijugador al cual no hemos podido acceder. Creamos sala o elegimos una, pero no había nadie disponible por el momento. Aquí lucharéis en misiones como las secundarias, basadas en derribar a enormes Immortals o a otros Arsenales. Vendrán muy bien para ganar equipamiento y dinero y puede jugarse tanto de forma local con varias consolas y sus respectivos juegos como en línea.

Y sin embargo, querremos a este DAEMON X MACHINA. Sus misiones cortas son ideales para la naturaleza de la máquina y para los tiempos que corren. Visualmente nos dejará prendados y sus canciones se quedarán en nuestra cabeza.

No es tanto por lo que es como por lo que no es que no se lleva aún más nota, aunque también influye que sea poco arriesgado y que no nos tenga en cuenta ni como jugadores experimentados ni como protagonistas.

Resumen
Un juego al que no pararemos de pedirle más pero que no nos lo dará. Tiene partes tremendas y su estilo y opciones de personalización son para aplaudir, pero con los nombres que tiene detrás, tendría que haber arriesgado y no lo hace en ningún momento. Es bueno, adictivo a veces, pero tendría que ser mejor.
7
Bueno
Escrito por
Señor Bichos para ti.

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