Semblance es un título que llega a Nintendo Switch para traer una propuesta interesante en un mundo con pocos colores, pocos botones, pero mucha estrategia y buenas plataformas y puzles. El estudio sudafricano Nyamakop, su desarrollador, ha apostado por crear un juego sencillo de plataformas pero que esconde un giro de tuerca para ofrecer puzles muy interesantes.
El escenario está bajo tu control
Un estilo visual de pocos colores que hemos visto en otros juegos, pero que se utiliza para plantear la historia en sí misma; una historia que habla de corrupción y de amistad entre extraños, narrada de forma interesante a través de pinturas rupestres que vamos encontrando por los escenarios. Se puede prescindir de todo ello para dedicarnos a jugar, pero resulta interesante que se nos dé un trasfondo.
Con un mundo central por el que movernos, podremos acceder a varios árboles que hacen la vez de mundos y, dentro de ellos, se encuentran mini-árboles a los que entrar y que nos llevan a las fases. Tanto el árbol grande como los pequeños tienen un recuento de nuestro estado en cada uno de ellos, algo interesante para saber dónde tenemos que volver a buscar algún objeto o coleccionable. Cada fase en sí misma no supone ningún problema en ser atravesada, sino que lo interesante está en sus secciones, que nos proponen diferentes puzles para hacernos con bolas de colores necesarias para avanzar (o secciones que nos llevan a coleccionables extras).
En cada puzle es donde Semblance se luce. Nuestros controles son extremadamente sencillos, tenemos un botón de salto y otro para hacer un dash, aéreo o en el suelo, en cualquier dirección. Esto no solo permite alcanzar lugares a los que no llegaríamos normalmente, sino que usado contra secciones del escenario provoca que éste se deforme, hundiéndose (y lo mismo haciendo que se “asome” por otro lado). Y si no nos gusta como nos ha salido o queremos volver a dejarlo como estaba, basta una pulsación de otro botón.
Una Semblance que ya hemos visto en otras partes
Cada muno en el título está generalmente formado por dos colores en distintos tonos. Un color asociado a “lo bueno” y otro a “lo malo”. Es decir, tocar lo malo nos mata (por suerte solo nos lleva a justo el inicio de la sección en la que estemos, y con los cambios de escenario conservados). Todo esto, con el poder de manipulación, da mucho juego y situaciones posibles: construir escaleras, escondernos de enemigos que se mueven por un raíl, elevar una plataforma para llegar más alto e incluso hacer que rayos láser cambien su trayectoria.
Cada fase tiene un tipo de puzles, y cada mundo una temática de ellos. Cada vez se van cambiando éstos y se van complicando, siguiendo una curva de aprendizaje bastante buena, que nos plantea situaciones que resolvemos fácilmente pero que quizás al inicio nos dejaría “locos perdidos”. La mecánica de manipulación de escenarios funciona bastante bien y, aunque tiene obviamente limitaciones, ofrece mucho juego y a veces la posibilidad de resolver de más de una forma un puzle. En definitiva, es un juego bien planteado y que no llega a cansar, y con una duración aceptable, aunque puede que algo corto.
Visualmente luce bien, entra por los ojos y es bastante intuitivo su manejo. Se parece mucho a otros juegos (para bien o para mal) y cuando lo juegas es cuando realmente te termina de atraer. Los diseños del protagonista y de otros que aparecen por el escenario son simples pero interesantes, y las pinturas resultan llamativas. Tiene alguna carga al entrar en cada nivel, pero una vez dentro todo funciona muy bien y la ejecución de todos los movimientos es rápida.
Semblance es un juego con una estética bonita y muy entretenido y que, pese a ser simple en lo jugable, ofrece un sistema interesante y poco habitual de manipulación del escenario. Sin embargo, tiene un problema, y es que a simple vista y sin ser probado no logra captar la atención de mucha gente al tener gran parecido artístico y de planteamiento que otros tantos títulos ya presentes en los catálogos digitales de consolas y PC.
