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Análisis de Record of Lodoss War -Deedlit in Wonder Labyrinth-

Record of Lodoss War -Deedlit in Wonder Labyrinth-, que abreviaremos como Record of Lodoss War a partir de ahora, fue un exitoso anime noventero, basado a su vez en unas novelas del escritor y diseñador japonés Ryō Mizuno, y que tenía unas muy claras referencias a Dungeons & Dragons y a El Señor de los Anillos. Ahora, su videojuego recoge todo eso y le añade las similitudes con la saga Castlevania, pero lo hace logrando, sorprendentemente, un estilo y una jugabilidad muy propios a los que, eso sí, les ha faltado algo para llegar a brillar todo lo que nos hubiera gustado.

Poco y mucho

Record of Lodoss War es un magnífico metroidvania, vaya por delante, pero, quizás por su duración o por querer abarcar demasiado, hay veces en las que sentiremos que algo que antes encajaba, de repente no, y no tiene sentido porque si hace un rato lo dominábamos, ¿por qué sufrimos ahora? Pero empecemos por el principio.

En este título 2D que recuerda inexorablemente a Castlevania: Symphony of the Night, estela del personaje incluida (se puede desactivar, a Dios gracias), jugamos con Deedlit, una elfa protagonista en novelas y anime cuya longevidad formará un papel fundamental en el argumento. Eso sí, no es necesario conocer nada de la obra anterior, pero, dado cómo se narra el juego, empezando por el final y precipitándose en la segunda mitad los acontecimientos, quienes sepáis algo disfrutaréis más, no en vano a veces nos encontramos con personajes aquí y allá y siempre es más divertido si los reconocemos. El problema, y esto es algo recurrente en todo este Record of Lodoss War, es que estos encuentros son sumamente fugaces, igual que ocurre con las armas, los poderes, etc.

Una de las principales virtudes del juego es también uno de sus mayores problemas. El Team Ladybug, en su afán por condensar la experiencia (entre 5 y 6 horas os durará la primera partida), ha propiciado que se den situaciones como que lleguemos a una zona secreta del mapa y encontremos un arma varios puntos peor que la que ya llevamos, o que explotar barriles con el poder del fuego quede relegado a dos momentos puntuales. Por suerte y salvo por su enmarañado tramo final, lo demás brilla lo suficiente como para que nos podamos lanzar a por él sin problemas, máxime si nos gusta la jugabilidad clásica en 2D de estos arcades.

Record of Lodoss War, no obstante, da una vuelta más de tuerca a la parte jugable, añadiendo algo que ya habíamos visto en juegos como Ikaruga o Fast RMX, con sus polaridades, pero trasladándolo a los elementos fuego y viento. Deedlit tiene una espada/maza/lanza, un arco que sirve para romper cuerdas a la larga, demasiadas cuerdas, unos poderes elementales un tanto innecesarios y varios espíritus que la acompañan y que además le ceden sus poderes y sus debilidades y fortalezas. Si golpeamos a un enemigo con el elemento opuesto al suyo, le haremos daño, y si no, no (algunos no tienen elemento y da igual con qué les ataquemos). Igual ocurre con las trampas; si una columna de fuego nos alcanza mientras el espíritu de juego está presente (alternamos al instante y pulsando un botón), no solo no nos dañará sino que además recuperaremos vida. Pero además hay otra manera de hacer esto, ya que al atacar con un espíritu, recibiremos puntos para rellenar la barra del otro hasta en 3 niveles, y al alcanzar su pico y mientras no nos den, también nos sanará gradualmente. Eso sí, un golpe y adiós un nivel, dos y adiós otro más, y tras 2 o 3 horas los enemigos alternan con mucha frecuencia y es difícil saber qué va bien contra qué, sobre todo en su tramo final y tras haber añadido todavía más elementos. No hacía falta y menos en un juego tan corto. 

A Record of Lodoss War parece que le faltan unas cuantas horas por el camino, estirar más el chicle, y eso a veces está mal, pero otras veces hace que sintamos que la experiencia se ha condensado para nuestro disfrute. Es verdad que no paramos de hacer cosas o de recibir objetos y equipamiento, pero muchas veces no nos sirve para nada porque dos minutos antes o dos después conseguiremos algo mejor y si te he visto no me acuerdo y a ver si encuentro ya al comerciante y te vendo. Que esa es otra, pese a que el título por norma es bastante lineal, si queremos consultar el mapa no lo tendremos todo tan claro. Después de jugar a Metroid Dread, con sus marcadores, esto se hace algo arcaico; desde luego es fiel a lo que había en las 32 bits

Esa fidelidad, como podéis comprobar de un rápido vistazo, se traslada también a lo visual, con un estilo pixelado absolutamente soberbio y que, una vez más, recuerda a la saga de Drácula y los cazadores de demonios de Konami. Las animaciones, como todo lo demás, también están a la altura, al igual que su fenomenal banda sonora, a medio camino entre pertenecer a un juego o a una serie fantástica.

Record of Lodoss War es, por tanto, un gran metroidvania al que, no obstante, la ha faltado hacer mayor hincapié en una historia que prometía pero que se desinfla y en unos parámetros jugables que pecan de excesivos, sobre todo para lo poco que dura el título. Eso sí, se disfruta a cada minuto y una vez entendemos cómo funcionan los elementos, volver a juegos más simples casi se hará aburrido.

Resumen
Sobresaliente en lo jugable, pero no tanto en algunas decisiones que afectan a cómo el jugador asimila esta jugabilidad. Visualmente intachable y con una historia que podría haber dado más de sí, al igual que las horas de juego.
8
Notable
Escrito por
Señor Bichos para ti.

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