Hemos sido una cabra, un pulpo con familia humana, un ganso, un trozo de pan, … ¿qué nos faltaba por ser? Sí, un espagueti. Y eso es lo que propone Freddy Spaghetti, un título absurdo (en el buen sentido) en el que manejamos a esta particular pieza de pasta con su movimiento peculiar mientras realizamos acciones de lo más bizarras. Ahora toca ver si el restultado le hace justicia a la propuesta.
Una pasta juguetona
En este juego “encarnamos” a Freddy, un espagueti hecho por un hombre que quiere huir y explorar mundo, liándola un poco por el camino. Esto se traduce en manejar un personaje que funciona a base de ensayo y error, y a veces demasiado, pues no es fácil de controlar y las posibildades de fracasar son altas. En ese sentido tenemos un Octodad, pero con una sensación de que las muertes son más injustas.
Al igual que en ese juego, el foco está en el humor, y eso sabe hacerlo con más acierto, con un mundo que ofrece experiencias distintas en cada nivel, que al final consiguen sacarnos una sonrisa (como esa referencia a Frogger). Sin embargo, como plataformas es queda básico y poco preciso y, en ciertos momentos, eso es más una pesadilla que un buen rato.
Poker de hidratos
Es una experiencia algo corta, que no llega a las 4 horas, pero una hora puede ser de frustración y eso hay que pensar si compensa. Por lo demás jugabilidad basada mucho en las físicas y los saltos, con algunos minijuegos que funcionan con más acierto, y un mundo que se esfuerza por ser disinto tanto en su presentación como en sus misiones en cada nivel.
A nivel gráfico encontramos sencillez, aunque a veces demasiada, y hay elementos con menos trabajo que otros. Lo mismo ocurre con la música que, sin llegar a ser memorable, es mucho mejor en los últimos niveles que en los primeros. Por lo tanto, incluso teniendo en cuenta la dimensión del proyecto, hay irregularidades en lo audiovisual.
Freddy Spaghetti es un juego peculiar, aunque eso a día de hoy no es una novedad si no se tiene una característica distintiva o se sobresale en algún apartado. Ese es el gran problema de Freddy, que no consigue explotar del todo su carisma, aunque sobre todo le pesa que su irregular control no va acompañado de saltos que requieran la misma (im)precisión de su movimiento.