Fate/EXTELLA LINK es la continuación directa de Fate/EXTELLA: The Umbral Star, un musou que llegó a Nintendo Switch en julio de 2017 y que supuso que este producto intermedia (abarca videojuegos, distintas series de anime y manga, películas…) llegara por primera vez a una consola de la Gran N.
Realidad virtual y alternativa
Fate/EXTELLA LINK, como decimos, es una continuación, lo que conlleva varias consideraciones que harán que no siempre podamos hablar todo lo bien que nos hubiera gustado del juego. Esto quiere decir que seguirá arrastrando los mismos fallos que en su anterior entrega pero, por supuesto, también seguirá contando con las virtudes de esta, aunque sin duda lo que más le pese sea el hecho de ser un título sumamente parecido en lo jugable al anterior, pese a la incorporación de 16 nuevos Sirvientes.
Estos, los Sirvientes, son el núcleo de todos los Fate. Se trata de héroes legendarios y grandes personajes de la realidad traídos de vuelta a un mundo virtual creado enteramente por un superordenador donde conviven a la vez gente y NPC, que, igualmente, merecerán nuestra atención al contar con una avanzada inteligencia artificial.
Este mundo, llamado SE. RA. PH, ha visto varias Guerras del Santo Grial, unas contiendas que enfrentan a Sirvientes y Maestros por la conquista de un artefacto capaz de conceder cualquier deseo. Ahora, como viene siendo menester, una nueva guerra ha empezado a fraguarse, y eso que la última casi acaba de terminar.
Este hecho hace que toda su historia se sienta atropellada pese a ser de un nivel bastante alto, sobre todo teniendo en cuenta el género del que estamos hablando. Es algo muy marca de la casa. No esperéis grandes giros de guion ni complicadas subtramas, pero sí alguna que otra sorpresa que servirá para que no perdamos un curioso, aunque cada vez más gastado, hilo conductor. Tampoco faltarán los clichés, como las posesiones de los protagonistas (aquí llamados Oraclizados), pero es algo que siempre ha acompañado a esta franquicia y que, dicho sea de paso, no le sienta tan mal como a otras.
La forma de contar la historia en Fate/EXTELLA LINK tampoco será del todo atractiva, limitándose a personajes dibujados y estáticos sobre fondos del propio juego emborronados para la ocasión mientras mueven mínimamente la boca y hablan en japonés (y leemos en inglés). Una lástima que todavía no se haya optado por dotar de animación estas conversaciones, incluso haciéndolas más cortas (la paja es abundante y repetitiva para quienes hemos seguido la saga), sobre todo teniendo en cuenta que el diseño de personajes es el mismo que en el anime; de hecho, nos gustará ver a algunos viejos conocidos, como Astolfo, que sigue tan dicharachero como de costumbre.
Así iremos pasando diálogo tras diálogo hasta dar con el meollo de la cuestión: los combates sobre el campo de batalla. Antes, no obstante, habrá que planear la jornada. Fate/EXTELLA LINK ofrecerá al usuario varias rutas que llevarán a un punto u otro del mapa, lo que significará luchar en un área u otra así como tener que cumplir unos objetivos u otros.
Toda esta planificación, así como conocer más acerca de nuestros Sirvientes, equiparles Mystic Codes (al usarlos en combate darán alguna ventaja), personalizar sus atuendos o mejoras pasivas, e incluso acceder a la galería, se hará desde los barracones. Lo cierto es que todo se podría hacer desde una única sala, y se puede, desde la Startegy Room, sin embargo hay 2 más que sirven para casi lo mismo, ya que el menú contextual poco difiere de una a otra y muchos accesos directos se repiten.
Una vez listos y elegida la ruta, toca salir al campo de batalla.
Campo segmentado
En Fate/EXTELLA LINK hay, como en los Warriors (Hyrule Warriors y Fire Emblem Warriors entre ellos), sectores que dividen el mapa, solo que aquí, a diferencia de en los títulos mentados, las salas están extremadamente separadas unas de otras así como cuadriculadas.
Hablando en términos reduccionistas, lo que tendremos que hacer, a rasgos muy generales, será limpiar de enemigos una zona, acabando siempre con los generales para así rendir al resto de los Programas de Ataque, pues así es como se llaman esta suerte de Masillas (sí, los de los Power Rangers) que además cuentan todos con el mismo diseño. Es decir, que de 300 enemigos que pueda haber en pantalla (número al azar), solo 3 (o 1 incluso) nos atacarán, el resto servirán para que rellenemos nuestra barra de Moon Drive (ataque especial) ya sea a base de ataques normales o con alguna de las habilidades activas, a las cuales accedemos combinando el botón R con alguno de los de la mano derecha (y que a veces servirán para realizar un ataque combinado). Si lo hacemos bien, una nueva barra se verá colmada, la de nuestro Fantasma Noble, que liberará un poderosísimo ataque capaz de limpiar toda la zona en la que nos encontremos.
Así iremos moviéndonos de un sector a otro comunicados por unas inexplicables corrientes de aire mientras cumplimos el objetivo de la misión a la par que completamos otras misiones secundarias propuestas por nuestros aliados.
Como en todo musou que se precie, estas serán realmente donde esté la gracia del juego, ya que algunas secundarias nos pedirán llegar rápido a un sector mientras que otras harán que defendamos la posición o que acabemos con un determinado número de enemigos; a veces incluso contaremos con una cuenta atrás para completarlas. De cualquier forma, el uso y abuso de las artes activas está más que garantizado.
Mientras que en otros juegos del mismo género los combos están por encima en importancia de cualquier otra faceta jugable, aquí son las habilidades activas las que se llevan la palma. No es malo, es diferente, aunque sí es peor porque al final la variedad de golpes es menor que en otros títulos similares.
MODOS
Fate/EXTELLA LINK trae entre sus modos, como ya hemos visto, una aventura para un jugador con una historia con cierto atractivo, larga, variada en cuanto a localizaciones (que no en cuanto a acciones) y donde leeremos mucho, pero no será el único modo con el que cuente.
La otra modalidad en solitario es Extra Battle, donde podemos revisitar zonas ya superadas en la historia bajo un nuevo prisma; es decir, con alguna historia alternativa y donde los buenos podrán ser a quienes hayamos de vencer. Son igual que el resto del juego, pero dan más puntos y su excusa jugable suele ser bastante graciosa (hay hasta idols).
En cuanto a su multijugador, sorprende que no tenga pantalla partida, quizás por temas de guardar la tasa de fotogramas o la calidad gráfica, que tampoco es mucha al tratarse de un juego que también sale en PS VITA, pero tampoco es manco en este aspecto.
Contamos aquí con multijugador tanto en modo local con varias Nintendo Switch conectadas como en modo en línea. En ambos casos, a lo que jugaremos será a un rey de la pista en la que, en equipos de 4 Sirvientes (humanos o a rellenar por la CPU), ganar puntos al permanecer en una zona señalada y al acabar con otros Sirvientes. Son partidas ágiles y cambiantes y suponen un bonito añadido para quienes gusten de alternar entre jugar solo o hacerlo acompañado.
Una EXTELLA que se apaga
Finalmente y pese a contar con varias incorporaciones al plantel, Fate/EXTELLA LINK ha sido demasiado más de lo mismo. Repite animaciones, diseño de personajes, escenarios y jugabilidad del anterior título y aún del anterior, aunque al menos trae la excusa de una nueva historia que os gustará acabar. Es el sello de la franquicia, presentar un arco similar con pequeños cambios, pero siempre siendo reconocible para sus seguidores, lo que ocurre es que en esta ocasión el chicle se ha estirado demasiado.
No es un mal representante del género musou, aunque es extremadamente sencillo incluso en los niveles normal y difícil, y la falta de variedad de enemigos es alarmante, no así de jefes finales y aliados.
Gráficamente se mueve fluido, claro que la carga es poca (ese origen de portátil de Sony), y musicalmente cumple con notable alto, casi sobresaliente. Lástima que las partituras estén muy por encima de unos efectos de sonido buenos, pero no brillantes; y repetitivos, claro.
Su origen, Fate/Stay night, sigue siendo una base firme para un proyecto, o serie de proyectos, que sin embargo no acaban de explotar el potencial de haberse gestado junto a otras disciplinas.
Puede que quien mucho abarque, poco apriete.