Puede que entre Marvel y algunas otras sagas tengamos a Thor demasiado presente en el mundo multimedia, pero no por ello quiere decir que sea un personaje que no pueda ofrecer algo interesante. El dios del trueno en su infancia protagoniza Tiny Thor, un plataformas 2D pixelart (que cuenta con modo CRT por si somos muy nostálgicos) que comienza cuando el pequeño héroe recibe su mítico martillo, el Mjölnir.
Tiny Thor es un viaje largo
De camino a su fiesta de cumpleaños tras recibir su regalo, Thor rompe un sello que no debe por cierto engaño y se ve en la necesidad de enmendar su error. Esto se traduce en una serie de 27 niveles normales de plataformas, algunos de ellos también con jefes (todos bastante buenos salvo el último jefe por algunos colliders) que nos van a obligar a sacar toda nuestra pericia. Estos niveles son accesibles desde un mapamundi y pueden rejugarse todas las veces que se quiera, ya sea para obtener todos los coleccionables y secretos o para hacer un mejor tiempo, por lo que no es de extrañar que el tiempo final de juego ronde las 10 horas o las supere.
El desarrollo de cada nivel está formado por muchos momentos de plataformeo tradicional, y poco a poco vamos a tener habilidades para recorrerlos de manera más ágil y con nuevas posibilidades, como el salto en pared, pero también vamos a tener una serie de habilidades y dinámicas basadas en el martillo del personaje, lo cual es el verdadero potencial de Tiny Thor. El martillo comienza siendo un arma que se puede lanzar y que vuelve a nosotros cuando queramos, pues a no ser que pase por encima de nosotros, se quedaría rebotando por la pantalla en la dirección que lo hayamos lanzado.
Esto es algo muy peculiar del juego y es que no solo rebota en paredes, sino también en los límites de la pantalla, por lo que a veces hemos de movernos mientras el martillo se desplaza para conseguir lo que buscamos, pero en alguna que otra ocasión crea también una secuencia de hechos que hemos de realizar por una ruta casi inamovible y eso puede provocar frustración hasta que se entienda y se domine. Esto, junto con la posibilidad de caer al vacío o al agua, tocar una trampa o que un enemigo nos toque, supone morir de un solo golpe o error y tener que volver a un punto de control. Por suerte, estos son muy comunes y la sección a repetir no es muy larga, pero en alguno de los últimos niveles habríamos agradecido que estuvieran colocados de otra manera o que hubiese más.
Por fortuna, existe un sistema de salud adicional que nos recuerda un poco a Sonic, y es el del corazón. Podemos obtener un corazón que sale disparado si sufrimos daño, y podemos recogerlo para volver a tenerlo y así aguantar “golpes infinitos” siempre y cuando lo se caiga o desaparezca (porque hay un “pero”, y es que ese corazón fuera de nosotros solo aguanta un número de segundos que va bajando, aunque si recogemos otro corazón teniendo uno ese número aumenta).
Lanzamiento arcoíris
Hay aspectos extraños, como que el menú de extras y logros solo se pueda consultar dentro de una fase, que a veces hay glitches visuales si usamos un color para el personaje de los que se compran en la tienda, que el personaje de inicio se mueve algo lento y la ya mencionada medida al milimetro en ocasiones, pero quizás lo más grave es algún cuelgue en ciertos momentos si “reventamos” el juego en velocidad y con todas las opciones de accesibilidad equipadas. Este aspecto de accesibilidad, disponible en la actualización día 1, nos encanta, puesto que es completamente opcional y tiene varios factores modificables como la altura del salto, facilidad para el salto en pared o incluso algo de invulnerabilidad, lo cual permite que así un mayor número de personas puedan disfrutar del juego (solo le habría faltado salto infinito o con más reiteraciones en el aire para que así caerse en dirección al vacío no fuera tampoco un problema para los más novatos).
En general, el desarrollo de Tiny Thor es bastante bueno, pero es verdad que agradeceríamos niveles más cortos que potenciaran la rejugabilidad y las sesiones cortas más. Desde la mitad del juego, los niveles duran más de 15 o 20 minutos si vamos explorando y si morimos alguna vez, por lo que hay que dedicarles tiempo. Eso sí, su variedad de dinámicas están muy bien pensadas y el escenario va no solo aprovechando las nuevas habilidades que tenemos, sino que también nos hace utilizar el martillo de maneras diversas, como pulsador de interruptores o incluso para crear puentes o paredes de hielo si lo lanzamos a través de cierto punto.
Además de aprovechar muy bien el escenario y a “obligarnos” a romper un poco los esquemas para avanzar y conseguir algunos secretos, también es interesante que los coleccionables son útiles en el propio juego. No es necesario conseguirlos todos más allá de los logros, sino que con una cantidad decente relativamente sencilla de conseguir podemos usarlos para acceder a los niveles de reto y en la tienda del juego para comprar cambios de color para Thor o mejoras muy interesantes que hacen que la experiencia sea algo más fluida y rápida a la hora de jugar.
Con muchos logros para conseguir, niveles de reto solo aptos para los más duchos y muchos coleccionables, Tiny Thor es una experiencia bastante completa, que además cuenta con un estilo gráfico bastante bueno y lleno de detalles al que no se le puede achacar nada tanto en variedad como en calidad, y con una banda sonora muy llamativa a nuestros oídos que cuenta con Chris Hülsbeck (Rogue Squadron, Giana Sisters) para ofrecer melodías de estilo retro pero que se sientan modernas y en consonancia con el escenario al mismo tiempo, y que además podemos escuchar desde el menú principal siempre que queramos.
Versión del juego analizada: 1.0.1
