The Legend of Legacy fue un juego de rol japonés del que pudimos disfrutar allá por 2016 de la mano de FuRyu. Se trata de un título que bebe de la franquicia SaGa, a su vez sucesora espiritual del controvertido Final Fantasy II, y que recibió críticas mixtas en su día.
The Legend of Legacy vuelve mejor que nunca
Lo cierto es que la adaptación a Nintendo Switch es bastante buena. En 3DS el juego se veía borroso y la música no se llegaba a lucir del todo. Ahora, sin embargo, los gráficos son nítidos y se puede disfrutar de la música de forma adecuada. Por desgracia, no se ha aprovechado este remáster para traducirlo al castellano, por lo que los textos siguen en inglés.
Dejando de lado la calidad de la adaptación, hablemos un poco del juego en sí mismo. The Legend of Legacy nunca cautivó el corazón de los jugadores. Apareció siguiendo la estela de títulos brillantes como Bravely Default, imitando su estética en demasía. Esto le hizo parecer una especie de versión de mercadillo del juego de SquareEnix.
Un juego de rol peculiar
The Legend of Legacy es un juego de rol japonés que hereda la mecánica de subida de nivel de la franquicia SaGa y de Final Fantasy II. Es decir, los atributos de los personajes suben conforme los usamos. Se parece al sistema de juego de rol Basic Role-Playing (La Llamada de Chtulhu, Runequest), en el que para subir de nivel tienes que usar una habilidad y luego, de forma aleatoria (mediante una tirada de dados) determinar si subes o no.
Esta dinámica, que en papel no suena mal, implica que, por un lado, puedes subir un nivel en cada combate de cada atributo, pero lo mismo estás horas sin que te suba nada. En algunos juegos como Ultima Online funciona bien, pero no es el caso de The Legend of Legacy, ya que la progresión de los personajes se hace frustrante.
Por otro lado, la dificultad de los combates es muy variable. El juego presenta un sistema de elementos que potencia unas habilidades en cada momento, tanto de los personajes como de los enemigos. Al empezar el combate, elegimos una formación entre las que hemos diseñado (un fallo no poder cambiar de posición a los personajes en mitad de combate, como sí se puede hacer en cualquier Final Fantasy de 16 bits).
Luego elegimos todas las acciones de nuestro personaje y después se ejecutan, junto a las del rival, en un orden determinado por la velocidad de estos. Generalmente los combates son muy fáciles, pero cuando un enemigo emplea un hechizo y está reforzado por los elementos, lo normal es que te elimine a un personaje de un golpe. Y, si te eliminan a todos los personajes, tal y como si se tratara de un juego de hace 20 años, te tocará empezar desde el último punto de guardado manual que hicieras. Así que pobre del que se haya acostumbrado al guardado automático…
Descubriendo la isla de Avalon
Los personajes siguen ese estilo pinipón tan característico, sin pies como era la norma en Nintendo 3DS (nunca lo entenderé) y diseñados de tal forma que, tal y como ocurre con las figuritas Funko Pop, lo único que diferencia a un personaje de otro (hombres y mujeres) es el peinado y la ropa que llevan. Son totalmente intercambiables.
En cuanto a los escenarios, para luchar contra las limitaciones técnicas de la portátil, decidieron hacer que el popping fuera una característica y no una limitación. Eso de que si no puedes con tu enemigo, únete a él. Así pues, los elementos del escenario, como árboles, ruinas y otros accidentes geográficos, van desplegándose conforme avanzamos. Hay gente que odia esto, a mí personalmente me parece curioso.
Lo que sí es cierto es que los colores son un poco apagados, intentando imitar un estilo de acuarela, pero no llega a verse bien del todo. La ciudad principal, Initium, es un ejemplo de un diseño que no funciona. La proporción de los edificios está totalmente mal y todo se ve prácticamente igual.
Hablando de los escenarios, nuestra misión principal y el hilo conductor de la historia es la exploración de la isla de Avalon. Debemos recorrer los mapas para dibujarlos y luego venderlos en la tienda, desbloqueando así nuevos mapas que nos permitirán avanzar en la historia. La historia se cuenta a través de pequeños eventos y, básicamente, nos explican la leyenda del legado de la isla. Es decir, no es especialmente interesante y es uno de los puntos más flojos del juego.
Buena remasterización
Con todo, no se trata de un juego malo, sino más bien decepcionante. Además, presenta un sistema de progresión de juego muy aleatorio que te tendrá “farmeando” más tiempo del que querrías. Tal y como le sucedió en su momento, existen opciones mejores en la plataforma. Como tampoco se trata de un juego corto o rápido (échale unas 40 horas), no es recomendable para todo el mundo.
Sin embargo, se trata de un buen remáster, aunque sin traducir, y una buena excusa para echarle el guante si eres fan de los juegos de rol japonés y te apetece darle una vuelta. Aparte, tiene un aire de juego indie alternativo y retro (a pesar de no serlo) bastante llamativo, por lo que tiene su público.
