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Análisis de Vengeful Guardian: Moonrider

Hace unas cuántas décadas, en los tiempos de las 16 bits, los juegos de acción lateral estaban a la orden del día. Títulos inmediatos de dificultad endiablada que sabían sacar lo mejor y lo peor de nosotros como jugadores. Vengeful Guardian: Moonrider quiere revivir y homenajear a partes iguales un género enmarcado a una época que quizá a día de hoy tenga todavía algo que decir.

Herencia asesina

Un ninja que busca venganza. Una en contra de sus creadores, aquellos que pretenden dominar un país en decadencia repleto de super soldados como nosotros sin la voluntad para rebelarse. Con esta premisa recorreremos la ciudad para derrotar un ejército bajo sus órdenes tan sólo con nuestra espada y mucha habilidad. Porque a fin de cuentas eso es lo que hacíamos. Avanzar, saltar y golpear a todos los que se interponían en nuestro camino y eso eso es precisamente lo que hace de forma exquisita Vengeful Guardian: Moonrider… pero sin mucho más. Sin duda es complicado tomar una fórmula tan manida para años después rescatarla con el objetivo de superar la barrera de la nostalgia y de paso aportar frescura.

Vengeful Guardian: Moonrider

La paleta de colores sigue las limitaciones de la época.

JoyMasher, desde Brasil, ya han hecho más de una incursión de forma más que satisfactoria en esto del retro pero posiblemente ahora más que nunca han conseguido ese feeling vintage desde los títulos iniciales de crédito. Sus tonos chiptunes, una paleta de color limitada y sprites con un acabado acorde a la época hacen que merezca la pena viajar al pasado con este “Shinobi”. Porque manejar a Moonrider es sentir ese viaje de forma instantánea. La velocidad de desplazamiento, los ataques, el diseño de los niveles y los patrones enemigos nos trasladan frente a nuestra vieja tele de tubo de la que es difícil despegarse.

Son ocho los niveles que durante cerca de dos horas nos pondrán en situaciones familiares de todo tipo: plataformas móviles, saltos al vacío, disparos… Y es adictivo como pocos. De una sentada superamos un juego que sabe ir al grano con mecánicas variadas para cada nivel donde enfrentarnos a diferentes jefes en cada uno de ellos. Para superarlos, además de nuestras habilidades básicas, contamos con un segundo ataque especial que podremos equipar a medida que vayamos desbloqueándolos. Del mismo modo, antes de cada misión, nos equipamos un par de habilidades pasivas si somos capaces primero de encontrarlas repartidas por cada fase.

Es complicado tomar una fórmula tan manida para años después rescatarla con el objetivo de superar la barrera de la nostalgia y de paso aportar frescura.

Demasiado arraigado

Pero esta apuesta por revivir grandes juegos del pasado tiene un precio: todo está demasiado trillado. Si bien no hace que Vengeful Guardian: Moonrider no se disfrute ni muchísimo menos, si que transmite una sensación constante de estar jugando a algo que ya habías probado. No hay momentos memorables, algo quizá demasiado complicado de ofrecer a día de hoy, ni un desarrollo fresco que nos permita contentarnos mucho más lejos de la nostalgia. Ofrece diversión para nuevos y viejos jugadores, pero también algo efímera debido a su justa dificultad obviando cualquier tipo de reto y reservándolo a la superación de marcas en cada nivel. El poder elegir cualquier nivel, tras superar el primero, hace que el desafío ofrecido sea demasiado parejo en todos, sin escalar en dificultad en ningún momento.

Vengeful Guadian: Moonrider

Hay jefes de todas las escalas y formas, como debe ser.

Ni siquiera los jefes de cada nivel presentan patrones o mecánicas para el recuerdo, si no que en su lugar dejan de forma demasiado evidente cual es su registro de ataque haciendo que los superemos prácticamente todos en el primer intento. El único atisbo de pretensión es quizá las agradecidas secciones en moto, con vista trasera, que nos resultan poco acertadas por una sensación de velocidad mejorable, una restrictiva forma de apuntar y un ritmo irregular haciéndolas quedar lejos del buen nivel que presenta el resto del título. 

Quizá es en su banda sonora donde sí esperábamos algo más convincente. Y no por falta de calidad, si no más bien por resultar demasiado testimonial alejándose de melodías que resuenen en nuestras cabezas tras dejar de jugar como sí ocurría antaño. Es posible que no ofrecer un reto mayor evitando la repetición de niveles haga que esto no ocurra, pero los 10-15 minutos de cada uno de ellos es tiempo suficiente como para retener algún tema. De corte techno, con inspiraciones orientales y claros retazos arcade, su OST sabe acompañarnos de forma más que correcta junto a unos efectos de sonido que nos han encantado simulando las compresiones y limitaciones propias de los 16 bits.

Vengeful Guardian: Moonrider

Ofrecen variedad, pero estas secciones no están al nivel del resto.

Resumen
Las sensaciones noventeras que desprende Vengeful Guardian: Moonrider son estupendas en todos sus ámbitos resultando un fantástico homenaje a los juegos de acción lateral de la época. Sólo su falta de frescura le impide brillar como debería, pero hará las delicias de aquellos que todavía recuerden los clásicos Shinobi de los que bebe.
Bueno
  • Inmediato y adictivo.
  • Feeling retro inmejorable.
  • Variedad de jefes interesante.
Mal
  • Desarrollo y mecánicas demasiado vistas.
  • Dificultad plana y sin desafío lo que afecta a su rejugabilidad.
  • Las secciones con moto no están al nivel.
7
Bueno
Escrito por
Jugador de corazón, amante del arte y enamorado del metal.

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