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Análisis de Rhythm Sprout

Sin duda estamos viviendo una época maravillosa si somos amantes de los juego rítmicos. Es precisamente aquí donde Rhythm Sprout busca hacerse un hueco con una propuesta, al menos temática, más aventurera con el guerrero Cebollín de protagonista. Descubramos su mundo a ver qué nos depara.

Recorriendo el reino

Vestido con una capa de aventura y humor, Rhythm Sprout es una nueva iteración en los juegos musicales más tradicionales: las notas pasan a toda velocidad para llegar a la zona de acción donde pulsamos los botones correspondientes en el momento justo. Su particularidad radica en el avance de Cebollín por cada nivel hasta llegar a la meta: Cada acierto hace avanzar al personaje y aumentar el multiplicador de puntos. Cadena que se rompe al errar una nota provocando además que Cebollín no avance.

Rhythm Sprout

Cada acierto equivale a un paso de Cebollín

Así la duración de cada nivel viene marcada directamente por un número determinado de aciertos, tantos como sean necesarios para alcanzar el final del mismo. Para esto contamos con dos tipos de notas distintas: rosas y amarillas. Además existen otras azules que restarán vidas de nuestro contador y eliminándonos de la partida al llegar a cero. También tenemos otras notas negras que nos penalizan bloqueando a Cebollín unos instantes provocando una posible ruptura en el ritmo.

Jugar a Rhythm Sprout es de lo más sencillo, y a pesar de que la distribución de botones no convence del todo (esas notas azules con L o R…) resulta muy entretenido. Aunque no de para mucho más… Es cierto que tras tantos juegos del estilo, el título de SURT no hace nada especial ni sabe aprovechar ese toque aventurero del que presume como sí ocurría en aquel lejano ya HarmoKnight. Todo queda relegado al acierto de las notas en el momento correcto y ni siquiera sus combates aportan algo tangible al desarrollo.

A los pocos minutos nos enfrentaremos a auténticas oleadas de notas a velocidades inusitadas que hace descarrilar demasiado pronto su curva de aprendizaje

Por el camino nos toparemos con enemigos que cortan nuestro avance dando paso a un combate donde cada acierto será un golpe que reducirá la vida al rival. Tras derrotarlo continuaremos nuestra andanza jugando exactamente del mismo modo. Algunos niveles están centrados en combates contra jefes finales sin mayor cambio que tener a la criatura de turno frente a nosotros pero sirven como excusa para el cambio de escenario. Así hasta completar los más de 20 temas de una historia que quiere hacernos reir constantemente con sus personajes y sentido del humor en sus escenas de corte previas.

Rhythm Sprout

Al completar un nivel desbloqueamos sus variantes.

Sólo para expertos

El punto más conflictivo de Rhythm Sprout quizá radique en su excesiva dificultad. A los pocos minutos nos enfrentaremos a auténticas oleadas de notas a velocidades inusitadas que hace descarrilar demasiado pronto su curva de aprendizaje. No tenemos un selector como viene siendo habitual en el género. Aquí únicamente contamos con un modo principiante que penaliza nuestra puntuación. El desafío estándar pondrá a prueba nuestro sentido del ritmo, o agilidad en los dedos más bien, a las primeras de cambio. Pronto vemos como su hincapié por construir un mundo a su alrededor no resulta más que una pequeña molestia antes de comenzar cada tema. Una historia para todos que por dificultad hace que no lo sea.

Al final premia más acertar las notas azules para no ser eliminados que fallar las que nos hacen avanzar

Al final premia más acertar las pocas notas azules para no ser eliminados que fallar las que nos hacen avanzar acertando al tuntún para completar el nivel. Además, la irregularidad en la complejidad de cada tema tampoco sigue un orden lógico pero si somos de esos virtuosos que lo consiguen, a mejores puntuaciones más vestimentas y armas para Cebollín desbloqueamos (Hello Neighbor incluido), fases extra y también nuevos desafíos para los niveles superados: turbo, espejo… En total encontramos cerca de 30 temas creados para la ocasión con todas las variantes que se permiten, lo que garantiza unas cuantas horas de diversión y reto.

Mezclas electrónicas de Hip-Hop, K-pop y un pequeño batiburrillo de géneros que encajan y saben adaptarse a la jugabilidad ofreciendo melodías rápidas, dinámicas y suficientemente diferentes entre sí. Tan particulares como un estilo visual cuidado al detalle, desde cada menú hasta la presentación de sus diálogos, un acabado visual muy redondeado repleto de shaders, simpáticas animaciones y muy colorido. Todo destila mimo, cuidado y buen hacer en la faceta visual.

Rhythm Sprout

En los combates atacamos al enemigo en lugar de avanzar.

Resumen
Rhythm Sprout quiere ser un título rítmico para todos pero no lo consigue con una dificultad desmedida que resulta ser seña de identidad de todo el contenido a desbloquear. Un selector de dificultad y modos multijugador le sentarían de fábula a un título muy cuidado que se estanca en una jugabilidad que el género ya supo superar hace tiempo.
Bueno
  • Su sentido del humor.
  • Visualmente muy agradable.
  • Canciones y modalidades desbloqueables.
Mal
  • Dificultad muy elevada sin curva de aprendizaje.
  • Jugablemente es un más de lo mismo con una distribución de botones irregular.
  • Ausencia de multijugador.
  • Sistema de acierto/error con taras.
6.5
Justo
Escrito por
Jugador de corazón, amante del arte y enamorado del metal.

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