Hace unos años, los simuladores no deportivos eran títulos principalmente exclusivos de PC, pero desde hace un tiempo a esta parte los vemos llegar también a consolas. La principal diferencia en los esquemas de control hace que la experiencia sea bastante diferente y que haya que buscar alternativas con botones o ruedas de comandos para poder llegar a emular todo lo que el teclado puede ofrecer. Uno de estos juegos es precisamente Railway Empire, que llega ahora a Nintendo Switch con tres expansiones incluidas de serie.
Railway Empire nos hace parte de la historia
Puede que a día de hoy tengamos muy asumido que es fácil viajar por tierra, mar y aire distancias enormes en cuestión de horas, pero la vida no siempre fue así. Precisamente, este título nos remonta a 1830, cuando comenzó el boom del ferrocarril y en un momento en el que la carrera empresarial por hacerse con este nuevo transporte de mercancías y pasajeros en Estados Unidos y Centro América.
Con un tutorial que poco a poco nos va explicando las bondades del juego, el modo historia nos va proponiendo una serie de retos que hemos de ir completando y, aunque al principio son algo guiados, luego queda a nuestra total disposición el control, manejo y gestión de todos nuestros bienes. Eso sí, hay que agradecer mucho que esté doblado al castellano, porque el tamaño de la fuente (especialmente en portátil) es algo pequeño.
En el modo historia podemos escoger nuestro personaje entre varios disponibles (cada uno con una serie de ventajas) y el objetivo, más allá de la propia simulación y gestión, es empresarial. Es decir, importa el beneficio, y para ello puede que queramos optar por sabotear o espiar a las empresas rivales dejando la ética de lado (ellos también lo harán). Al final el objetivo es llegar hasta 1910 siendo líderes del mercado, y para ello podemos hacer uso de más de 300 piezas de tecnología e instalaciones que iremos desbloqueando con el paso del tiempo.
Una vía hacia el futuro
Podemos gestionar todo, desde la vías que unen las ciudades (incluso su altura respecto al nivel del suelo), las diferentes estaciones, lugares que atraigan a personas o mercancías, empresas asociadas y, por supuesto, los propios trenes y sus trabajadores. Cada pieza tiene además sus propias mejoras o modificaciones que podemos tener en cuenta para que la personalización se mida al milímetro. La gestión del dinero es importante, y puede que a veces tengamos que vender o subastar inmuebles para poder seguir adelante.
Por tanto, la clave está en jugar con cabeza y, aunque al principio la cantidad de opciones y variables a manejar parece abrumadora, poco a poco nos hacemos a ello. No obstante, si buscamos una experiencia menos guiada, podemos ir al modo libre (con las opciones que queramos) o el modo experimentar, que sería como jugar a Los Sims con trucos, por lo que podemos hacer lo que nos dé la gana sin objetivos ni limitaciones de dinero. Si por el contrario queremos un reto mayor, el modo Escenarios nos ofrece situaciones específicas en las que tenemos que cumplir una serie de requisitos para completarlos.
Por su parte, las expansiones añaden nuevos lugares pero también mejoras y cambios en términos de terreno (como la nieve) o en ciclos de día y noche, aunque esos cambios no se aprecian en la campaña tradicional. En general, el conjunto luce aceptable, con poca definición en los elementos que vemos y con tiempos de carga algo elevados al entrar a jugar, pero una vez superados esos obstáculos, la sensación mejora considerablemente. El apartado sonoro destaca por su buen doblaje, mientras que la música no destaca mucho, pero sí consigue ambientar bien la época.
Railway Empire es un juego para los amantes de la gestión, aquellos que buscan echar decenas de horas analizando diferentes posibilidades que se ofrecen. Puede que su género no sea el más apropiado para todo el mundo, y que su fuente sea bastante pequeña, pero sus posibilidades a nivel de personalización y cuidado de los más mínimos detalles de ingresos y gastos están muy bien llevados. No es una experiencia más light como la de Two Point Hospital, sino que aquí la gestión se lleva hasta del más mínimo detalle.