Los beat’em up son un género muy anclado en los 90, pero que hemos visto resurgir hace poco tiempo con la misma fuerza que tuvo en su momento, incluso con alguna de las licencias más conocidas de regreso. Paw Paw Paw es una apuesta que busca emular la fórmula de Castle Crashers, el éxito de The Behemoth, pero mucho más modesto.
Sin pantalones pero con garra
Una revolución está ocurriendo en el mundo de Paw Paw Paw (sí, así se llama el sitio también), y se han impuesto nuevas normas impuestas por un rey corrompido por un ente espacial, entre las que se incluyen las de la obligación de usar pantalones. Esta medida no cae bien entre muchos de los animales, por lo que deciden crear un frente para acabar con la tiranía impuesta. Es el giro absurdo de un argumento ya visto, pero es suficiente para meternos de lleno en la aventura.
Una vez en faena, podemos jugar utilizando uno de los distintos personajes disponibles, o bien juntarnos un grupo de hasta cuatro personas y usar cada uno al que más nos guste. La historia no cambia, pero sí lo hace la jugabilidad. Cada personaje, además de diferentes ataques especiales, tiene una velocidad y daño diferentes en sus golpes y movimientos. Si bien la variedad es interesante, el movimiento de los más pesados es demasiado lento. Y bueno, el ritmo en general de todo lo que aparece en pantalla también lo es.
Un golpe mortal
El problema principal del juego viene en parte por la falta de velocidad para lo que se nos exige, o que quieren que estemos casi siempre jugando en cooperativo. Esto nos lleva a situaciones horribles en las que vamos a morir con ataques que nos matan de un golpe como bombas mientras tenemos que golpear a un objeto y aguantar las oleadas enemigas que vienen. Frustrante, de nuevo, por la velocidad de los personajes. Si tenemos siempre compañía o conseguimos avanzar más en solitario, conseguiremos nuevas armas que harán que sean algo más llevadera la experiencia.
Tenemos además un mundo conectado por fases que se juegan de manera independiente, una tienda para comprar curativos y otros, y también combates contra jefes, que hacen demasiado daño y si nos enganchan en un combo es muerte casi segura sin que pueda hacerse nada. Por lo tanto, de nuevo, si no tenemos un grupo de gente fija para jugar, y que también sepa que hay que repetir muchos niveles para subir nivel, la experiencia se vuelve un infierno.
Paw Paw Paw es bonito en lo artístico, aunque el movimiento de los personajes lo afea un poco. La música encaja muy bien con la acción, aunque su monotonía acaba haciéndose muy presente. En definitiva, hay buenas ideas y un potencial interesante en la obra, pero su absurda desigualdad a la hora de recibir golpes seguidos y propinarlos, y la velocidad de los personajes son aspectos negativos que pesan mucho en su contra. Si se mejoran estos aspectos, estaríamos ante un juego notable y muy entretenido.