Betil Hörberg es conocido principalmente por realizar la serie Gunman Clive. No son sus únicos juegos, y de hecho tuvo un proyecto con un equipo más grande que por aquí nos gustó, Mechstermination Force. Derivado de este último y de nuevo con el desarrollo en solitario, el creador nos trae Onion Assault , un título de 16 niveles 2D con una clara inspiración en Super Mario Bros. 2 (de la numeración occidental).
Coger y lanzar
Sin secuencias que nos hagan perdernos, al más puro estilo de los juegos clásicos, nos aventuramos en un viaje junto a Pelle y Mala Lök (podemos cambiar entre ellos en el mapamundi, pero solo cambian el aspecto). Esta pareja de héroes va a darle al ejército croquetero con todo su poder para evitar que estos conquisten su tierra, la de las cebollas.
Las cebollas son el elemento clave del juego, ya que las podemos arrancar del suelo, cargarlas con nosotros y lanzarlas para pulsar interruptores o atacar a enemigos. Hay cebollas especiales, como las de fin de fase (son muchas realmente) u otras que tienen un comportamiento especial, como puede ser una hélice que nos haga elevarnos.
Nuestra posibilidad de coger elementos y levantarlos también se aplica a enemigos y otros objetos. Así pues, si nos subimos sobre algo o alguien (que lo permita) podemos con más o menos esfuerzo levantarlo y lanzarlo, algo útil para eliminar a los rivales más fuertes. De hecho en las batallas con jefes, en ciertos momentos hemos de tirarlos completamente a ellos, pero en otras ocasiones tocará levantar balas o similares (cuales huevo de Birdo) y tirarselos de vuelta.
Onion Assault y el sueño de un cebollero
El desarrollo se lleva a cabo en cuatro mundos, en los que se van viendo cambios de entorno cuando avanzamos en las fases, se van introduciendo jefes intermedios y, en el cuarto nivel de cada mundo, al final tenemos un duelo propiamente dicho contra un jefe. Cada nivel cuenta además con tres monedas coleccionables que suponen la verdadera exploración (en sí el juego es muy lineal) y varios puntos de control, que suelen verse al cambiar de zona en cada fase.
Nuestros personajes cuentan con tres corazones y si los pierden (y no los recuperamos), tendremos que repetir desde el último checkpoint. Si perdemos todas las vidas (conseguimos una con 50 monedas normales, no de las especiales) nostocaría repetir el nivel al completo. En general los controles responden bien (solo usamos dos botones), pero el salto a veces sobre los enemigos, al ser algunos pequeños, requiere cierta precisión para no salir herido. También hay otros saltos que requieren que hagamos la acción con precisión de frame en el momento justo para no caernos, y esto supone picos de dificutad para una aventura que, fuera de eso, en líneas generales cualquiera con un mínimo de pericia en plataformas podría completar aunque sea con ensayo y error.
En lo audiovisual, encontramos por un lado la música característica de los trabajos del desarrollador, un aroma a western pero algo adaptado. Funciona bien y es un buen acompañamiento de fondo. Por su parte, el rendimiento es muy sólido y casi nunca hay problemas. Finalmente, el apartado gráfico es colorido, con elementos en 3D muy geométricos que quedan lejos de ser lowpoly y tienen un aire propio (aunque a algunos puedan parecerle diseños básicos).
Onion Assault es un juego correcto, con jefes finales muy elaborados, elementos interensantes, pero carencias. Es algo corto (pocas horas), y su dificultad requiere bastante precisión en las plataformas. Eso sí, es una propuesta que llega a un precio reducido, y que sabe entretener y sacarle una sonrisa a aquellos que disfrutaron en su día con el clásico en el que teníamos que derrotar a Wart.
