Ahora como parte de Epic Games, Aquaris regresa a toda velocidad con la secuela de aquel arcade de conducción que nos insufló juventud hace unos años. Horizon Chase 2 viene dispuesto a suplir la mayor demanda de los jugadores de todo el mundo: el juego online. ¿Es suficiente para volver a su asfalto?
Metiendo la directa
Un lustro hemos tenido que esperar para que los coches low poly de los brasileños vuelvan con nosotros. Aquel Horizon Chase Turbo encajaba como un guante en la híbrida gracias a sus partidas rápidas y sin complicaciones a las que todavía hoy recurrimos eventualmente. Su gran pero sin duda fue la ausencia de alguna modalidad en línea que alargara su duración (algo de lo que no cojeaba) y nos permitiera jugar con amigos más allá del salón de casa. Nuestros deseos al fin se han visto cumplidos en su totalidad.
Y es que Horizon Chase 2, dejando aparcado el Turbo del título, ha acelerado y permite ser jugado por completo junto a tres personas más. Sea la campaña, retos o unas simples carreras, toda su oferta está pensada para disfrutarse en compañía, sea de forma local o vía internet (juego cruzado incluido). Todo un acierto en un título ideal para ser compartido. Pero como todo tiene su parte negativa, esta versión de Switch se empeña en ponernos alguna que otra zancadilla cuando la diversión se busca en casa.
El título conserva sus veloces carreras rozando los 60 fps cuando jugamos a pantalla completa (solos o con gente cruzando el charco) pero la cosa cambia radicalmente cuando la pantalla se divide en dos segmentos… y va a peor cuando lo hace más veces. Con dos jugadores la tasa de imágenes por segundo desciende a la mitad de manera tajante notando además cierta pesadez visual mientras dejamos atrás cientos de elementos decorativos que bordean el circuito. E incluso vemos bajones mucho mayores en tramos específicos de los circuitos.
Seamos francos: Se deja jugar. Pero para nada es la experiencia fluida y ejemplar que esperábamos en su regreso. Más cuando su carga gráfica, siendo mucho mayor que en el original, continúa comedida acorde a su estilismo visual. Un auténtica lástima que el protagonismo que buscaba la vertiente multijugador quede tan dañada en su lanzamiento y que esperamos, pueda solucionarse en el futuro, aunque sea necesario hacer un sacrificio visual.
La resolución tampoco es para tirar cohetes
Adiós Low Poly
Para la ocasión los geométricos vehículos y escenarios que tanto llamaron nuestra atención han dejado paso a formas mucho más pulidas, niveles repletos de atrezzo y una atención por el detalle sustancialmente mayor. Por suerte, esto no ha hecho que pierda su seña de identidad conservando así una paleta de color igualmente llamativa, artificial y festera, sintiendo sin problemas ese aire retro que quiere y debe preservar. Y lo debe hacer porque jugablemente es tan alocado como lo conocemos. Algo que será bienvenido para muchos y no tanto para otros.
A fin de cuentas Horizon Chase Turbo ya pecaba de monótono al pecar de una profundidad al volante muy limitada: no soltamos el acelerador, no hay derrapes ni variaciones en el terreno, tampoco peso en los vehículos y los choques solo nos hacen perder tiempo. Una fórmula heredada de otra época muy bienvenida pero también, a día de hoy, algo caduca si no se compensa por otro lado. Lo intenta por todos los medios con cientos de circuitos, retos, torneos y nuevos coches que podemos mejorar y también vestir con colores además de skins.
Toda su oferta está pensada para disfrutarse en compañía aunque la experiencia a pantalla partida es muy mejorable.
Aún así, es recomendable para partidas cortas porque su plana jugabilidad hace que todos los circuitos se interpreten del mismo modo. Sin distinción. En el asfalto conseguimos monedas azules para adquirir esas mejoras o turbos para impulsarnos en carrera y evitar chocarnos con el resto de vehículos para no perder unos valiosos segundos. No hay nada más allá de lo visto en el primer título y es algo que nos apena sobremanera por lo mucho que disfrutamos al volante pero también nos gustaría hacerlo mucho más.
Porque siempre apetece ver como una tormenta de arena cubre un circuito en pleno desierto o se pone el sol entre los edificios de una gran urbe a ritmo de Barry Leitch. Esta vez mucho más inspirado y haciendo que su carreras, por sencillas que puedan parecer a nivel mecánico, siempre apetezcan. Eso sí, el reto esta vez es mucho menor, mucho más accesible, premiando en exceso al jugador simplemente por pasar el tiempo con el juego. Algo que, a la larga, tampoco beneficia a su sencillez al volante.
Lamentablemente el rendimiento a pantalla partida no es óptimo.
Versión del juego analizada: 1.4.1
