Han tenido que pasar 18 años para que Grave volviera (otra vez) de entre los muertos y lo hizo el pasado 2022 con Gungrave G.O.R.E., un juego de acción directa que ahora llega a Nintendo Switch con varias mejoras que nos harán la experiencia más llevadera pero con recortes aquí allá, algunos más importantes que otros, y algunos decididamente incomprensibles.
Dispara primero
En Gungrave G.O.R.E. la humanidad corre peligro por culpa de una droga de origen extraterrestre llamada SEED, la cual, modificada, es capaz de mejorar la fuerza y resistencia de quien la consume, pero quien lo hace corre el riesgo de morir; pura, esta droga es incluso capaz de transformar por completo a la gente. Pero además nos las veremos con un cártel de la droga conocido como Cuervo que busca hacerse con su control absoluto, para lo que no dudará en cometer toda clase de atrocidades.
Ahí precisamente entra Grave, asesinado por su mejor amigo hace años por culpa precisamente de SEED, quien ha vuelto de entre los muertos, así como la organización El-Al Canhel, y también uno de los primeros problemas del título.
Gungrave G.O.R.E. no es el primer juego, sino el tercero (sin contar spin offs) de una saga. Por fortuna podemos ver un resumen desde la pantalla de título de la historia previa, pero está contado tan a matacaballo y encima en inglés con subtítulos también en inglés que duran un suspiro que es complicado enterarse bien. ¿Sabéis qué es lo peor? Que en otros sistemas sí hay subtítulos al castellano y aquí, incomprensiblemente no. “100 mejoras” reza la publicidad de esta Ultimate Enhanced Edition, pero mínimas y con una gran pérdida por el camino.
Tampoco es que importe, ya que salvo por ciertas escenas que puedan tener un poco más de enjundia la mayoría de la trama será un “ve allí y acaba con ellos” constante. Si queréis ver algo mucho más decente en este sentido, echadle un ojo al anime de 2003 y además así quizás disfrutéis más del juego tras cogerle cariño a los personajes. Bien es verdad que esto es especialmente así durante algo más del primer tercio del juego, pero cuando más nos aproximamos a la mitad la cosa mejora, pero no mucho. En lo jugable pasa igual.
Empezamos disparando a diestro y siniestro con nuestras pistolas dobles y rompiendo escudos con el ataúd que llevamos a la espalda, siendo aquello de esquivar completamente opcional. Como decíamos, un título directo, y eso no es malo en absoluto, de hecho, Gungrave G.O.R.E. tiene unas animaciones del protagonista bastante chulas y algunas escenas de vídeo son dignas de ver (otras en cambio no tanto), lo que pasa es que la sensación de hacer siempre lo mismo y sobre todo el pensar lo que podría haber sido el juego y no fue es constante a lo largo de las poco más de 12 horas que dura su aventura para un jugador, y es que no hay ningún modo más.
Llega un momento, casi vencidos ya por la monotonía de mantener el gatillo derecho para disparar, en el que parece que el juego por fin va a explotar. Ya tenemos en nuestro haber varias mejoras, nos hemos equipado con ataques devastadores, le hemos cogido el tranquillo al modo bestia y estamos preparados para lo que sea: enemigos más difíciles, jefes finales que nos pongan las cosas chungas… Algo. Algo que nunca llega. Los enemigos por su parte son como los masillas de los Power Rangers y tienen una inteligencia nula, casi de beat ‘em up de PlayStation 2 (consola donde nació la saga), y si bien a todos nos gusta un juego homenaje a aquellos tiempos de vez en cuando, también sabemos ver que evolucionar, aunque sea mínimamente, no es malo, sino a veces necesario, máxime cuando la base del primer Gungrave de 2002 no es que fuera la mejor del mundo.
Visualmente podríamos seguir con la misma cantinela, aunque a veces algunos escenarios, casi todos callejeros aunque también hay jungla y otros que no os vamos a desvelar, sorprenden por sus luces y sobre todo por la cantidad de elementos destructibles que hay. Todo es susceptible de explotar y desintegrarse a nuestro paso: carretillas, bancos, casetas, bocas de riego, neones, farolillos, cajas… Por desgracia el juego está más pixelado de lo que nos gustaría, algo que se arregla solo en parte eligiendo el modo cartoon desde el menú de opciones, y las áreas desaprovechadas en cuanto a exploración se refiere, con cero (0) secretos ocultos en ellas. Claro que esto va de no soltar el gatillo para no perder la racha.
Pero entonces, ¿por qué no he parado hasta acabármelo? Porque ese enfoque tan directo me ha venido extrañamente bien en unos días en los que he vuelto a casa tan cansado que ni siquiera me apetecía encender la consola, pero lo hacía por el carisma del propio Grave y por lo poco que me exigía el título. Llegar, apretar el gatillo (no hay ni que apuntar), fliparme un poco y mejorar a nuestro protagonista para seguir haciendo lo mismo mañana pero con más gracia y eficacia. Arcade puro y duro, de los de puntuaciones al final por enemigos abatidos, tiempo, etc. Y sé que me daré una segunda vuelta. Y me odio un poquitín por ello. Eso sí, que no la llamen Ultimate Enhanced Edition cuando te venden ropitas y apariencias por DLC.