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Análisis de Full Metal Furies

Cellar Door Games ha entrado en Nintendo Switch por todo lo alto con dos sonados y simultáneos lanzamientos. Por un lado, han traído Rogue Legacy, un genial rogue-lite por el que son ampliamente conocidos y que es uno de esos indie imprescindibles. Teniendo que destacar que este hace cinco años que vio la luz, factor que influye en su extensión y popularidad. Paralelamente tenemos Full Metal Furies, con menos de un año de vida y una propuesta bien diferente.

Dejamos así los castillos por el campo de batalla de un mundo en guerra. La acción de plataformas cede el testigo a una de beat ’em up. Nuestros herederos y herederas se convierte en cuatro únicas y heroicas guerreras. El sistema de mejoras y progresión continúa siendo un pilar clave. La historia salta de un lugar desapercibido a un trabajado argumento donde abundan las conversaciones. La experiencia individual da paso a una cooperativa para hasta cuatro jugadores. Y, como no podía ser de otra forma, el humor sigue ocupando un lugar muy destacado en todos y cada uno de sus elementos.

Segundo asalto

Full Metal Furies es un juego que fusiona muchos elementos, comenzando por su historia. Visitamos un mundo que bebe de la mitología griega, donde los dioses son los titanes. Este se encuentra en equilibrio bajo el reinado del Prometeo, pero tras morir se desata una truculenta guerra de sucesión. Nuestras protagonistas, las Furias, aparecen justo cuando este enfrentamiento se toma un pequeño respiro para un segundo asalto que puede resultar fatal para el devenir del mundo. El objetivo queda por lo tanto claro, acabar con los planes de los titanes y lograr la paz.

Desde el primer momento somos conscientes del papel destacado que juega esta historia. No solo ofrece un más que correcto argumento sino que las diferentes conversaciones que aparecen antes, durante y tras las batallas están trabajadas. Es el humor el que le otorga a las mismas el mayor valor y hace que nos detengamos en ellas. Una prueba del cuidado e importancia otorgada a este apartado está en su traducción, la cual es absolutamente inmejorable.

Personalidad, dificultad, habilidades y características únicas, estos son los elementos que diferencian a cada una de las Furias. Tenemos así a Triss como tanque del equipo, Erin la ingeniera, Alex la luchadora y Meg la tiradora. Cada una con un nivel de dificultad que marca el grado de complejidad a la hora de controlarlas. Por ejemplo, mientras que con Alex podemos asestar golpes a diestro y siniestro con Meg hay que afinar la puntería.

Full Metal Furies

El carisma de nuestras cuatro protagonistas es también aplicable al resto de personajes. No son pocos los enemigos con los que nos topamos, ofreciendo muchos de los pequeños jefes características que los hacen únicos. Decir tiene que tampoco faltan algunos homenajes y referencias en este sentido.

Las cuatro del campamento

El núcleo del juego reside en el campamento, el centro de mando del que partimos antes de escoger una misión. Este no solo se adapta a los diferentes entornos de cada capítulo sino que crece progresivamente en posibilidades. Podemos alterar las integrantes de nuestro equipo, gastar el dinero recogido en adquirir mejoras o, entre otros, lucir los trofeos que recogemos en nuestras batallas, con importantes ventajas.

Todos los personaje cuentan con un ataque normal, dos especiales y otro para esquivar. Salvo el primero, todos están sujetos a un tiempo de recuperación al usarse, siendo importante decidir el cómo combinarlos. Aquí también toma importancia en lo que inviertas las mejoras, ya sea potenciando la vida, ataques u otras características de cada personaje, como adquiriendo diferentes armas. Igualmente, en base a su uso también es posible potenciar algunos atributos.

Full Metal Furies

Una vez está todo listo disponemos de un mapa desde el cual seleccionamos nuestra siguiente incursión. Además de la ruta principal que ofrece la historia no faltan otras misiones secundarias.

Ya dentro del campo de batalla, el juego nos hace llegar que la verdadera experiencia se encuentra en el cooperativo. Mientras que en individual siempre dejas a dos guerreras en el banquillo y alternas entre las que eliges, al entrar un segundo jugador desaparece este intercambio controlando cada uno un personaje diferente. Esto no es baladí puesto que muchos enemigos cuentan con barreras cuyos colores indican cuál es la única capaz de romperlas. Cuando juegas acompañado, en especial más de dos, la acción se vuelve más directa, armoniosa, organizada y, evidentemente, divertida.

Las Furias contra el barrio

Con todas las cartas en la mesa queda claro que Full Metal Furies ofrece una peculiar vuelta de tuerca a un género, en este caso los beat ’em up. El resultado es una gran combinación de este con la estrategia. Algunos ataques incluso marcan su rango de alcance en el campo de batalla, buscando siempre que lo midas todo lo mejor posible. Las características únicas de cada personaje, sus diferentes y, temporalmente limitados, ataques y otros elementos como las barreras contribuyen a ello.

Full Metal Furies

Algo que le sienta muy bien precisamente a esto es su justa dificultad. El reto que plantean los combates crece paralelamente a los personajes, haciendo que el avance y muertes estén totalmente equilibrados. Si a esto le sumamos las diferentes misiones que se salen del camino principal, el progreso puede verse incluso más recompensado. Asimismo, camuflado en sus opciones también se encuentra la posibilidad de activar un modo más asequible en el que obtendrás por contrapartida menos dinero.

La duración del juego se encuentra igualmente bien medida, garantizando una campaña suficientemente extensa. Más allá de su historia, existen más horas que puedes exprimirle gracias a sus niveles adicionales y secretos.

Aunque en último lugar, pero no por ello menos importante, Full Metal Furies también cumple en lo visual y sonoro. En lo referente al primero de ellos nos ofrecen unas cuidadas animaciones en los mapas, conversaciones y diferentes escenas, mientras que una vez a los mandos los personajes se convierte en llamativos píxeles. La música y elementos relativos al sonido terminan de sacarle brillo, asociándose con bastante éxito al resto del conjunto.

Full Metal Furies

Y por eso tienes que probarlo, Go-Cat

Casi un año hay de diferencia entre su estreno y su adaptación en Nintendo Switch, pasando sin mucho ruido, algo que una vez lo hemos completado no podemos comprender. Buenas dosis de diversión, muy especialmente al hacerlo en compañía, una genial simbiosis entre beat ’em up y componentes tácticos y, sobre todo, grandes cantidades de humor. Son muchas las bondades de Full Metal Furies, que lo hacen muy recomendable para un amplio público.

Resumen
Full Metal Furies llega con una propuesta altamente recomendable que potencia la estrategia de los "yo contra el barrio" y se disfruta más en compañía.
8.5
Notable
Escrito por
Player, amiibo de mis amiibo y miembro 1999 del club de fans de John Boy.

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