Bedtime Digital Games vuelve a la carga con Figment 2: Creed Valley (o el valle del credo), secuela de un juego aparecido hace unos años, con el que comparte muchos aspectos, tanto positivos como negativos. Se trata de un juego de aventura ambientado en el interior de la mente humana.
Guardianes de la mente
En Figment 2 encarnamos el papel de Dusty, una especie de agente de la psique que se encarga de derrotar a las pesadillas y los miedos del huésped. Dusty es un viejo espadachín, un poco cerrado de mente, que siempre va acompañado por su fiel pájaro Piper, mucho más creativa y con tendencia a fluir con la vida. Juntos tienen que conseguir devolver a la mente del huésped a su estado normal, ya que su brújula de valores ha sido alterada por el bromista, una nueva pesadilla… o quizá algo más.
Manejamos a Dusty y podemos golpear con la espada, rodar por los suelos o coger y usar objetos. Simplemente con eso nos enfrentamos a todos los peligros habidos y por haber, desde combates hasta puzles. Los combates brillan especialmente cuando la música entra en juego, ya que muchas veces los ataques enemigos están sincronizados con lo que escuchamos, brindando una experiencia mucho más inmersiva.
Los puzles, por su lado, sin estar mal, son quizá muy simples. En muchos casos tenemos que cambiar el estado de la mente de cerrada a abierta y viceversa, para poder avanzar por el terreno. Recogemos objetos para interactuar con el escenario, muchas veces baterías que alimentan dispositivos necesarios para disipar pesadillas o mover plataformas. En general, la fórmula funciona y se hace muy entretenido jugar a Figment 2.
Un mundo de color y fantasía
Sin embargo, donde más destaca es en su apartado artístico. Empezando con la música, no solamente está sincronizada con algunos combates, como los jefes que incluso cantan describiendo sus acciones, sino que además es de una gran calidad y se disfruta en todo momento.
El apartado visual es por un lado sobresaliente, pero, por otro lado, al menos en la versión actual de Nintendo Switch, problemático. Es muy bonito, con personajes en 3D sencillos, pero unos escenarios dibujados realmente encantadores. Sin embargo, la tasa de imágenes por segundo es muy pobre y da la sensación de moverse a tirones, especialmente cuando hay movimientos de cámara. Una verdadera lástima de este otrora excelente apartado.
La caída de la tasa de imágenes por segundo viene acompañada de algún error más grave. En mi caso particular, por ejemplo, se salió del programa una vez. Al volver a ejecutarlo, no había guardado (el error se había manifestado en un momento de guardado automático), por lo que tuve que volver a completar el nivel. Esperemos que en futuras versiones se pulan tanto estos errores como la tasa de imágenes por segundo.
Dentro y fuera de la mente
Finalmente, la historia ocurre en paralelo dentro de la mente, con Dusty y Piper, y fuera de la mente. La historia de fuera, que es la que desata los eventos internos, es muy adulta y tiene que ver con la pérdida del amor, el cansancio de la vida cuando tienes más de 30 años, los sueños rotos, la familia, los hijos… vamos, muy para la generación de los 80.
Sin embargo, la historia de dentro de la mente es mucho más naïve, al menos en el comienzo, aunque también trata del crecimiento como ¿ser? de Dusty. Pero está lleno de chistes tontorrones, los personajes no callan ni bajo el agua… Que, en general, está bien, pero el dúo protagonista, especialmente Piper, se hacen un poco cargantes. Aunque me gusta que a veces hablan en rima y los comentarios de las opiniones, personajes con los que puedes hablar, suelen ser bastante chulos y cambian dependiendo del estado de la mente. En este caso, parece para los hijos de los adultos de la generación de los 80.
En general, Figment 2: Creed Valley es un juego fantástico, cuya mayor lacra reside en la fluidez. Aparte, no llega a tener muy claro su público objetivo en cuanto a la historia, aunque como es divertido de jugar, al final eso no importa tanto.
Figment 2: Valley of Creed, un juego a tener en cuenta
Si te gusta este tipo de juegos, dale una oportunidad porque merece la pena. No es excesivamente largo, le falta pulimento en términos de optimización, pero como juego funciona y la historia de fondo es profunda y apunta directamente a tu corazón y tus creencias. No se llama Creed Valley (Valle del credo) por capricho.
