Se podría decir que hay dos tipos de juegos, los que marcan tendencia y los que que suben a la ola imitando a los que les precedieron. Este segundo es el caso de Toby: The Secret Mine, un juego muy influenciado por el genial Limbo. Una maravilla independiente que en su día puso algo nuevo sobre la mesa, inspirando multitud de obras más o menos similares. La premisa consiste en un juego de rompecabezas, plataformas, atmosférico y breve, que narra un viaje. Una historia contada a través de hechos pero no palabras.
Persiguiendo a la criatura de ojos rojos
Toby: The Secret Mine es un juego que podemos terminar en menos de dos horas. Es muy poco tiempo, pero suficiente para crear una ambientación, ponernos a prueba y contar una historia. En dos de esos puntos, sencillamente cumple, sin demasiados aspavientos. Con una historia que nos lleva tras la inquietante figura de ojos rojos, mientras rescatamos a nuestros amigos. Pero a la hora de crear una ambientación, falla estrepitosamente. Se notan sus intenciones, con unos escenarios negros, literalmente, donde sólo vemos las formas de los personajes y el contorno de los objetos.
También se hace uso de colores para destacar ciertos elementos, como los ojos, interruptores, pinchos, … Además de un fondo que va cambiando durante nuestro viaje. Estas cosas, lo diferencian y le dan cierta personalidad frente al título en el que se inspira, pero, en algún momento del camino, se pierde la inmersión. Los fondos no nos cuentan nada, e incluso podemos apreciar los bucles y los cambios de localización resultan algo abruptos. La otra nota discordante la pone la banda sonora, que no logra transmitir nada, en ningún momento sentimos la angustia ni el peligro que lo que vemos sugiere.
Resolviendo los misterios de la mina
En Toby: The Secret Mine nos enfrentamos a muchos desafíos diferentes, desde el típico empuja una caja para llegar a un lugar inaccesible hasta rompecabezas donde usar nuestro ingenio y memoria. Aquí se hace un uso muy bueno del sonido, para delatar trampas o indicar partes del suelo que se pueden romper. Del mismo modo que, si prestamos atención a nuestro entorno, seremos capaces de detectar indicios que delatan donde acecha el peligro. Además, usa de forma efectiva las sombras para ocultar cosas, lo que nos invita a descubrir el escenario.
Dicho esto, la variedad de mecánicas se mantiene fresca hasta el final y el ritmo del juego es bueno, por lo que no llegamos a aburrirnos. Sin embargo, este juego peca de lo mismo que muchos otros similares. A saber, morir para descubrir como avanzar. Algo lógico cuando nos enfrentamos a un escenario nuevo, pero que en muchas ocasiones resulta absurdo, porque nos obliga a morir repetidas veces hasta que nos aprendemos la trampa o descubrimos donde están las colisiones. Como punto positivo, los checkpoints se han colocado de forma generosa y nunca tendremos que repetir un puzle que ya hemos superado.
Veredicto de Toby: The Secret Mine
Antes de terminar, vamos a dedicar unas palabras al apartado técnico del juego. En primer lugar, los controles responden perfectamente, aunque en ocasiones nos podemos quedar atascados en el borde de las plataformas (no es el único bug que hemos encontrado). Por otro lado, es un título que no debería ser muy exigente y, en efecto, no hemos notado problemas al respecto. Donde sí hay algo de precariedad es a la hora de crear ciertas animaciones, como la lluvia que atraviesa el agua o enemigos que al matarte no interactúan con tu personaje de ningún modo.
En resumidas cuentas, Toby: The Secret Mine ha resultado ser una decepción, que te puede entretener durante un par horas, pero que cuando llegas a su final, por su falta de ambientación e incapacidad de absorberte, no puedes más que sentir indiferencia.