¿Qué sería una nueva consola de Nintendo sin las carreras futuristas de los chicos de Shin’en? FAST Fusion llega a la velocidad de la luz para que estrenemos nuestra Switch 2 de la forma más espectacular posible.
FAST-tástico
Parece mentira que ya hayan pasado más de diez años desde que, en 2011, a través de una entonces novata plataforma digital como WiiWare, naciera una de las sagas que más razones nos han dado para apostar por el formato digital. Aquel primer FAST Racing League, con apenas unos pocos megas y un presupuesto modesto, conseguía sonrojar a producciones mucho más ambiciosas. Desde entonces, la serie FAST se ha convertido en sinónimo de músculo técnico y velocidad. Y, a falta del eterno regreso de F-Zero, FAST Fusion llega para ocupar su lugar, pero apostando por una jugabilidad propia y con identidad.
FAST Fusion es un arcade de velocidad puro, sin ítems de ningún tipo. Aquí, el nitro y nuestra habilidad al volante son las claves para alcanzar la victoria. Esferas de color repartidas por los circuitos rellenan nuestro medidor de impulso, que podemos usar con libertad en pequeños empujones estratégicos. Además, las franjas de color sobre el asfalto aumentan nuestra velocidad… siempre que coincidan con la polaridad activa de nuestra nave, azul o naranja. Una mecánica heredada directamente de FAST Racing Neo y FAST RMX, que recuerda al clásico Ikaruga y que sigue siendo la gran seña de identidad de la serie.
La resolución del modo portátil no es la mejor, pero se camufla yendo tan rápido.
En esta entrega, Shin’en añade una nueva capa a la jugabilidad con la inclusión de un botón de salto. Este permite buscar atajos, recoger esferas o aprovechar zonas con turbo para optimizar la trazada. El control se mantiene ágil y accesible, con desplazamientos laterales que evitan perder velocidad, y sin posibilidad de dañar a los rivales salvo con impulsos estratégicos de nitro, lo que obliga a gestionar bien su uso y que de paso nos premia con esferas de color.
A diferencia de su predecesor en la primera Switch, aquí nos encontramos con una propuesta más amable y menos agresiva. La cámara ya no se aleja tanto y reduce los efectos de distorsión, permitiendo una mejor visibilidad en curvas o saltos. Además, el diseño de circuitos se ha suavizado: menos exigente, de curvas y saltos menos peligrosos para ser más accesible de cara a nuevos jugadores… aunque quizá demasiado plano para los más veteranos que encontrarán un nivel de desafío moderado.
La mejor opción siempre es optar por los 60 fps aunque perdamos definición de imagen.
El poder de la velocidad
Aunque en lo jugable pueda resultar algo conservador, FAST Fusion destaca visualmente como uno de los títulos más impactantes del catálogo inicial de Switch 2. Su estética realista, el uso del HDR y los efectos gráficos que refuerzan la sensación de velocidad conforman un conjunto tan llamativo como solvente. Sí, hay algunos trucos técnicos para ocultar carencias —como el uso de desenfoques o algo de pop-in en sombras y elementos—, pero el resultado global es muy satisfactorio. Una lástima que el HDR de la consola sea tan limitado (400 nits) y no potencie los contrastes lumínicos como corresponde y nos deje una imagen lavada.
Aprovechando la potencia de la nueva consola, el juego incluye hasta cuatro modos gráficos. En modo televisor, puede jugarse en 4K con una tasa de 30 fps, aunque no lo recomendamos para un título tan rápido. La mejor opción es la que desactiva las sombras dinámicas para asegurar los 60 fps, pero con una resolución que aunque se vende como 4K no la alcanza realmente, mostrando una evidente pérdida de definición algo lejos de esa imagen cristalina que esperábamos.
Los circuitos son algo más amables de lo que nos tienen acostumbrados.
También se incluyen dos modos adicionales —1440p y 1080p—, especialmente aptos para el modo portátil y que ofrecen un equilibrio entre fluidez y calidad visual, especialmente útiles para mantener una experiencia sólida en movimiento. Cierto es que en portátil se resiente más de la cuenta la definición pero de nuevo se salva por los desenfoques y efectos que los hacen pasar por alto yendo a tanta velocidad.
En cuanto al diseño de vehículos, puede pecar de conformista, pero Shin’en introduce una curiosa novedad: el sistema de fusión. Podemos combinar dos de los doce vehículos disponibles para crear uno nuevo con estadísticas mejoradas y un aspecto híbrido. Una vez hecha la fusión esa nave no puede fusionarse de nuevo pero al ser reversible podemos juguetear con ello tanto como queramos (siempre que tengamos fondos). Aunque no ofrece una personalización muy profunda, sí añade una capa extra al garaje que se agradece.
El aspecto y las estadísticas cambian con cada Fusión.
Contenido para… un rato
El mayor punto débil de FAST Fusion sigue siendo el contenido. Se ofrecen cuatro copas con tres circuitos cada una, tres cilindradas (ninguna muy retadora) y un par de modos adicionales: Time Trial y Supervivencia, este último con una barra de vitalidad compartida con el nitro, lo que añade cierta tensión. La progresión se apoya en un sistema de farmeo económico algo innecesario: recoger esferas, superar récords o avanzar en el modo Supervivencia nos dará fondos para desbloquear nuevos vehículos y canciones.
Lamentablemente, no hay variantes de circuitos ni modos online (sabemos que llegarán próximamente por actualización), y las clasificaciones son locales, lo que limita bastante la vida útil del juego. Afortunadamente, el multijugador local para hasta cuatro jugadores salva la papeleta, ofreciendo carreras intensas con amigos. Eso sí, el rendimiento se resiente ligeramente, aunque la diversión arcade lo compensa con creces. A nivel sonoro, el título tampoco brilla especialmente.
No volamos pero sí saltamos grandes distancias.
La banda sonora acompaña junto a la voz en off a ciertos momentos, pero los temas no siempre están a la altura de la acción en pantalla mezclando ritmos cañeros muy eficaces junto a otros menos intensos de lo que nos gustaría. Sin embargo, se incluye un jukebox donde podemos disfrutar de la música completa de la saga, todo un detalle para los fans que quieran desbloquear temas clásicos con la moneda del juego. Y aunque tampoco sea muy destacable el uso de la vibración se siente intensa pero al estar utilizando el turbo todo el tiempo acaba resultando algo monótona.
FAST Fusion no es una revolución en su género, ni ofrece la jugabilidad más depurada, pero es un arcade directo, divertido y visualmente impactante. Sus circuitos pueden parecer convencionales, depende demasiado del nitro como mecánica central, pero logra capturar esa esencia de los arcades clásicos que tanto echamos de menos. Si a eso le sumamos su ajustado precio y la promesa de contenido adicional gratuito, es fácil recomendarlo a cualquier poseedor de una Switch 2 que quiera estrenar la consola a toda velocidad.
El HDR quema demasiado la imagen y no ofrece demasiado contraste.
Versión del juego analizada: Nintendo Switch 2 (1.2)