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Análisis de Death’s Door

Tu final puede estar en la siguiente puerta

Sin hacer mucho ruido llega a nuestras Nintendo Switch una de las mayores sorpresas del año. Se trata de Death’s Door, un juego en el que encarnamos a un cuervo con el trabajo de llevarse las almas de aquellos a los que les ha llegado su hora, cuya jugabilidad recuerda en gran medida a los clásicos de la saga The Legend of Zelda. Nos adentramos así en una fábula sobre la vida y la muerte donde aprender a aceptar que a todos nos llega nuestro fin.

En un mundo lleno de misterios

La acción de Death’s Door se desarrolla con vista isométrica sobre escenarios que aparentan ser dioramas. Este atractivo visual se conjuga con un diseño de escenarios geométricamente enrevesados que nos hacen sentir que nos encontramos dentro de un auténtico laberinto. El resultado de todo esto es un juego muy divertido de explorar, que nos invita constantemente a recorrer todos sus caminos para descubrir el lugar al que nos llevan, para encontrar secretos o simplemente contemplar la belleza que nos rodea.

Nuestro cuervo protagonista cuenta una serie de habilidades que funcionan bien y no son demasiado complejas. Por un lado, puede atacar con su espada, esquivar y lanzar un ataque cargado. Por otro, cuenta con un arma secundaria con la que lanzar proyectiles. Con tan solo estos recursos hacemos frente a infinitos combates que se desarrollan con bastante agilidad.

A lo largo de la aventura iremos desbloqueando nuevas armas, con las que modificar nuestro estilo de combate y adaptarnos a los diferentes enemigos según convenga, además de nuevas habilidades que nos invitan a regresar atrás en nuestro camino para desbloquear nuevos caminos por donde encontrar secretos y mejoras para el personaje.

El sistema de evolución de nuestro cuervo protagonista es muy sencillo, consistiendo básicamente en mejorar 4 parámetros con un tope de 5 barras cada una mediante el ofrecimiento de las almas que hemos ido consiguiendo. Estos parámetros son: potencia, destreza, agilidad y arma secundaria. Las almas se consiguen derrotando enemigos y recogiendo orbes del escenario. Además, podemos mejorar nuestra barra de vida y de magia encontrando altares en el mapa realmente muy bien escondidos.

El coleccionista de almas

En el juego nos vamos a encontrar con numerosos tipos de enemigos a medida que nos adentremos en nuevas localizaciones. Aunque estos enemigos en apariencia sean muy diferentes, en patrones de ataque son semejantes de tal forma que en ningún momento la experiencia de juego se llega alterar, provocando así que el combate sea plano en su conjunto. Este nos ha parecido el peor punto de Death’s Door ya que lo diferente del concepto del juego también nos hubiese gustado verlo implementado dentro de la jugabilidad. También hay que comentar que también se abusa de las hordas para insuflarlo de una aparente intensidad.

Otro punto a destacar son los enemigos finales, alrededor de los cuales gira la historia de Death’s Door. Como sacados de un cuento, cada uno posee su papel y contexto personal, cuentan con un diseño con personalidad que en cierta medida no se ha conseguido trasladar a los enfrentamientos. Y no nos malinterpretéis, son enfrentamientos elaborados y bien desarrollados, pero sin llegar a alcanzar ese punto de genuinidad que reclama la obra. Con todo, constituyen el punto álgido del juego.

Death’s Dorr: un cuento mágico

El apartado artístico de Death’s Door se mueve en el surrealismo, de una de las mejores formas que hemos visto representadas en el medio, mostrando terrenos geométricamente perfectos en donde habitan criaturas imposibles. El fantástico mundo creado se empapa por completo de tonos pastel rodeando de misterio y encanto la obra.  De esta forma, Death’s Door consigue un diseño único y personal, con un sello visual que será difícil de confundir. El juego funciona de forma muy fluida, llegando a presentar numerosos enemigos en pantalla y animaciones elaboradas sin que se recienta la experiencia.

En cuanto al apartado sonoro, este nos acompaña con melodías ambientales de muy buen gusto, que si bien pueden no llegar a calar en el jugador que busco sonidos dinámicos y/o tarareables, dotan a la obra de un aura de misterio que a nosotros nos ha gustado bastante y nos parece idónea para el título. En especial destacamos las composiciones creadas con base de piano.

La duración de Death’s Door da para alrededor de 10 horas de magia, que puede llegar a durar algo más para los completistas. Estos secretos se basan en encontrar objetos escondidos en los escenarios, que en su mayor parte se basan en regresar a escenarios anteriores para desbloquear nuevos caminos con los nuevos poderes que vamos consiguiendo (fórmula metroidvania).

No siempre hace falta inventar nada nuevo para crear un juego divertidísimo y que llame la atención del jugador. Death’s Door es una clara muestra de ello, en donde todos los componentes de la aventura funcionan a la perfección en su conjunto. Además sabe regalarnos un aspecto visual exquisito que sin duda perdurará en nuestra memoria por mucho tiempo. Por todo ello, tenemos como resultado uno de los mejores juegos del año.

Resumen
Sin inventar nada, consigue ser un título muy divertido y uno de los mejores del año.
9
Genial

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