Cada vez que Nintendo anuncia un Paper Mario, desde la época de Wii, hay gente que no queda satisfecha porque busca una formulación continuista con el origen de la serie. Esto ha hecho que algunos desarrolladores se hayan planteado coger aquel camino, no sin añadirle sus propios elementos. Es el caso de Moonsprout Games y su Bug Fables: El Retoño Eterno, una aventura en un mundo de bichos que podemos disfrutar en español (latino, y con alguna que otra falta).
Un trío disfuncional explorando Bugaria
Existe una leyenda en Bugaria: la del retoño eterno. Gracias a este artefacto, podría conseguirse incluso la vida eterna. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de la realeza, nadie ha dado con él. Por ello, los grupos de exploradores están a la orden del día, con el fin de hacerse con semejante tesoro. Nuestros protagonistas forman uno un tanto extraño, y les esperan misterios, humor y aventuras por doquier en su búsqueda sin fin.
Nuestro grupo inicial cuenta con dos personajes, pero se nos irán uniendo otros durante nuestra aventura para que hagamos uso de sus destrezas distintivas tanto en combate como fuera de los mismos. Y es que las habillidades de los personajes sirven para resolver pequeños puzles que nos encontramos en nuestro camino, además del salto que es común a todos.
Los combates por turnos, su otro gran pilar más allá de los puzles y la exploración, funcionan muy bien y cuentan con bastante inspiración en la saga del fontanero. No hay encuentros aleatorios, sino que los enemigos se ven en el mapa, y podemos ir a ellos o huir según consideremos. Una vez en faena, tenemos que tener en cuenta que la colocación de nuestros héroes (modificable al inicio de turno) influye tanto en el daño que hacemos como en el que recibimos de los enemigos.
Bug Fables va más allá de un simple homenaje
Para atacar tenemos que hacer un simple minijuego de pulsación de botones para quitarle más vida al rival, aunque el botón bien pulsado en defensa también reduce el daño que nos hagan. Por lo tanto, es importante hacerse al “timing” de los personajes y los ataques enemigos para salir airoso sin problemas. Además, contamos con objetos de uso y habilidades especiales (que consumen puntos especiales) para que tengamos en cuenta otros aspectos del combate y podamos darle la vuelta a la tortilla cuando las cosas se ponen mal.
Y como buen RPG, no puede faltar una subida de niveles con experiencia, que otorgue mejoras de atributos (escogidos por nosotros). Esto se acompaña con el uso de medallas equipables para disponer de más salud o puntos especiales, o incluso activar el modo difícil del juego (mejores recompensas y con logros específicos). En general existe un buen equilibirio en su narrativa, intercalando bien los diferentes momentos de la historia, con dosis de humor y una cantidad no desesperante de combates de no demasiada duración, salvo encuentros con jefes.
En lo artístico encontramos un diseño sencillo, colorido, simpático y agradable a la vista que, si bien no llega a las cotas de su saga de referencia, ofrece un resultado global que luce bien animado, y cuyo rendimiento no falla en ningún momento. Quizás en lo sonoro no se consigue el mismo nivel de calidad que en el resto de la obra, aunque acompaña bien a lo que sucede en la escena.
Podemos afirmar que Bug Fables es una grata sorpresa, no solo para los seguidores de los Paper-RPG, sino de cualquier tipo de rol simpático más basado en la habilidad y pocos comandos que en decenas de magias y variables. Esto lo convierte en una propuesta divertida y accesible, que ofrece también un reto (el modo difícil) para los más arriesgados, y que nos puede tener enganchados unas 30 horas sin problemas, y sin resultar pesado. Con más presupuesto para su presentación y marketing, sería un juego del que la gente hablaría por todas las redes sociales.
