Las sorpresas siempre son bien recibidas. Bang-On Balls: Chronicles sea precisamente uno de esos productos inesperados por todos que acaban alegrándonos el día con su interesante propuesta y buen hacer aunque, de forma menos sorpresiva, la híbrida no esté de acuerdo.
Cuestión de pelotas
Hacía mucho que no recibíamos un plataformas 3D basado en la exploración como los de antaño y por este mismo motivo, toparnos con uno, que abrace con tanto gusto el género nos hace estar tan alegres. De Blob se nos pasará por la cabeza de forma contante mientras disfrutamos de la propuesta de Exit Plan. Bajo la piel de una pelota con ojos recorremos cuatro mundos ubicados en unos estudios de cine que a su vez sirven como zona central por la cual acceder a todos ellos.
Rodamos para moverlos más rápido, saltamos y aplastamos con fuerza interruptores o enemigos que también, y sobre todo, empujamos con el movimiento estrella de BOB. Quizá abusando de él en exceso ya que probablemente, la gran tara a nivel de diseño de Hang-On Balls Chronicles sea lo repetitivo de sus mecánicas. A fin de cuentas nos pasamos todo el tiempo empujando cosas, bien sea enemigos a golpear o cientos de objetos de atrezo para abrirnos paso (puertas cofres, muros….).
Casi todo lo que vemos puede ser derribado de algún o otro modo y junto cientos de recovecos secretos, presentan una oferta muy satisfactoria
Porque si en algo destacan sus escenarios precisamente es en las posibilidades de destrucción que ofrece ya que casi todo lo que vemos puede ser derribado de algún o otro modo. Esto, junto a sus amplios escenarios, presentan una oferta de acción y recovecos secretos muy satisfactoria, haciendo que perdernos por sus mundos vikingos, piratas o japoneses sea una auténtica delicia. Hay cientos de tesoros y skins por descubrir, una parte muy importarte del juego para customizar a nuestro antojo la apariencia del personaje.
Por los niveles recolectamos unas luces azules que sirven de moneda con la que comprar a los múltiples npcs que encontramos aspecto cosméticos (algunos mejoran stats u ofrecen poderes elementales) . Gorros, tatuajes, armas, colores de piel… un buen surtido de elementos que nos harán salir en busca de muchos más. Eso además de los clásicos objetivos secundarios, siempre libres, que permiten desbloquear nuevos mundos y zonas secretas. Seguramente algo desaprovechados ya que completar la historia principal nos exime de gran parte de la exploración que propone, teniendo un único objetivo obligatorio por mundo y bien señalizado.
La calidad de imagen es lamentable y muy inestable.
Mejor en otro sistema
Además de ofrecer una abundante cantidad de secretos, su apartado visual es estupendo. O menos lo es en otros sistemas. Nintendo Switch, por mucho que nos duela, no es la plataforma idónea para rodar con Bang-On Balls: Chronicles. La riqueza de sus niveles, sistema de iluminación y gran ambición por ofrecer destrucción y quehaceres a partes iguales no ha tenido una gran adaptación en este caso. La imagen, siempre borrosa, empeora por momentos, sobre todo cuando nos encontramos derrumbando un muro o estamos rodeados por grupos de enemigos que buscan acabar con nosotros.
La tasa de fps no suele verse afectada, pero sí la resolución, rozando algunos momentos donde únicamente vemos una amalgama de píxeles en pantalla haciendo de su rico universo un lugar poco recomendable para visitar. Y como decíamos es la gran pega que impide disfrutar del juego ya que todo lo demás desprende un aroma añejo y actual muy bien resuelto. Porque siendo francos nos encontramos con un juego técnicamente sorprendente para un origen indie que bien merece, aunque no sea el lugar idóneo, destacar.
La imagen, siempre borrosa, empeora por momentos haciendo de su rico universo un lugar poco recomendable para visitar en la híbrida.
Esto empeora con uno de los grandes alicientes que propone: el modo multijugador. Bien sea en local a pantalla partida (imaginaos como funciona) o de forma online con hasta cuatro jugadores podemos recorrer sus niveles en compañía. Puede resultar caótico por momentos por tantas bolas en pantalla y una cámara muy mejorable, pero sin duda es una experiencia que cuando funciona bien es, cuanto menos, interesante. Porque además, sus eternos tiempos de carga se acentúan aún más buscando gente por todo el globo.
Completar los objetivos principales de la campaña nos llevará poco más de una hora pero si lo nuestro es explorar cada rincón la cifra se dispara hasta llegar fácilmente a la decena de horas. Un equilibrio extrañamente balanceado y mucho más enriquecedor para los que decidan dejarse llevar y que sin duda aprovecharán lo que Bang-On Balls: Chronicles puede ofrecer. Llega con textos en español (algo mejorable) y aunque la historia no es para echar cohetes su sentido del humor le confieren mucha más personalidad de lo que en un principio aparentan su redondeados personajes.
El sistema de combate es demasiado básico: empujar a todo lo que se mueva.
Versión del juego analizada: 1.0.1
