Parece que fue ayer mismo pero hace casi la friolera de 20 años cuando Nintendo DS apareció para cambiar el estigma sobre quién jugaba a videojuegos. Un punto de inflexión en la industria hoy extendida a los dispositivos móviles y que tuvo un gran culpable: la pantalla táctil. Another Code: Recollection (el original más bien) nació por y para aquella portátil.
Desbloqueando recuerdos
La que sería el tercer pilar de Nintendo acabó por apartar de la ecuación al resto de sus sistemas gracias a ese gimmick y sus posibilidades. Another Code: Las Dos Memorias fue uno de los juegos que juguetearon con ella de la mejor forma posible en una suerte de aventura gráfica de misterio ligera a la par que experimental. Quizá como juego no supusiera nada especial pero el ingenioso uso de la doble pantalla, el micrófono y las funciones táctiles pasarían a la historia, junto a Project Rub y otros de la tanda inicial, como ejemplo de una industria en plena evolución.
Pero esas casi dos décadas en el tiempo han hecho que, de nuevo, todo cambie y se adapte. Las pantallas táctiles son habituales en todo tipo de artilugios y quedan relegadas en el ocio electrónico a una opción más en su oferta, pero raras veces impulsor de su existencia. Another Code: Recollection incluye las dos entregas de la serie (NDS y Wii) pero reformulándolas en el que probablemente sea el mayor remake que ha producido Nintendo en su historia. Esta vez no es una mera adaptación con pequeños ajustes visuales o de jugabilidad si no un producto que poco tiene que ver con los originales.
Incluye las dos entregas de la serie (NDS y Wii) pero reformulándolas en el que probablemente sea el mayor remake que ha producido Nintendo en su historia
La aventura con multitud de puzles (más o menos complejos) que fue Another Code: Las Dos Memorias da paso a una aventura narrativa donde los rompecabezas pasan a un segundo plano. Olvidan su ingenio para convertirse en algo más mundano y habitual pero siempre sin obstruir la historia del título. Quizá se trate de una decisión para unificar el desarrollo mucho menos interactivo de su secuela, Another Code: Más Allá de la Memoria, para buscar un público nuevo pero es sin duda lo más divisorio para los que lo disfrutaron en su día. Porque sin duda, el resto de apartados han sido revisitados para bien.
Arc System Works han sido los encargados, con miembros del equipo original, en traer de vuelta las historias de Ashley con un estilo visual muy atractivo pasando a una jugabilidad en tercera persona con cámara trasera y dejando atrás la vista cenital o lateral de los originales. Esto sin duda le confiere un aura mucho más espectacular que potencia la sensación de exploración y descubrimiento, aunque luego todo quede relegado a un único camino posible sin mucho donde rascar. Este cambio de perspectiva y apariencia mejora su narración siendo precisamente aquello donde hace más hincapié.
Las texturas y modelados de escenarios dejan mucho que desear.
Primera parte: Las dos memorias.
Ashley Mizuki Robbins es una joven de 13 años que perdió a su madre siendo muy pequeña y pensaba lo mismo de su padre. Pero todo cambia el día anterior a su cumpleaños descubriendo que no es así y viaja, junto a su tía con la que vive, hasta la isla en la que se encuentra trabajando su progenitor desde hace años. Pero no todo es tan bonito como parece y tras pisar tierra firma comienzan suceder una serie de sucesos que la llevan a conocer a D, el espíritu sin memoria de un joven niño que nos acompañará en la búsqueda de nuestro padre mientras él hace lo propio con la causa de su propia muerte.
Another Code: Las Dos memorias se presenta como la primera parte de Another Code: Recollection (no podemos elegir qué aventura jugar) reestructurando los hechos del juego original tanto en historia como desarrollo. El núcleo continúa siendo el mismo, compartiendo sus acontecimientos, pero variando el orden y descubrimiento de algunas cosas así como un rediseño completo de los escenarios y puzles reduciéndose estos a solo unos pocos. Obviamente la primera toma de contacto es estupenda gracias al buen trabajo realizado en escenas de corte, doblaje (inglés o japonés), estética cel shading y música versionada para la ocasión.
El acabado de los escenarios emborrona una recopilación que artísticamente sabe llamar la atención
Unos primeros momentos estupendos que poco a poco dejan entrever los importantes cambios jugables que sufre acercando más su desarrollo a obras como la serie Dyschronia que al del producto original. Las escenas importantes, con mejores animaciones y bandas negras, se entremezclan con aquellas en las que debemos pulsar un botón para avanzar en la conversación (o automatizarlo en opciones) con los diálogos propios del desarrollo. Incluso la forma de contarlas es distinta imitando muchas veces a las viñetas de un cómic y utilizando, en los recuerdos, ilustraciones similares a las que pudimos ver en Nintendo DS.
Durante sus cinco o seis horas de juego exploramos la mansión de la isla de forma demasiado lineal e incluso podemos activar una flecha de ayuda, pulsando el stick izquierdo, si no queremos complicarnos mucho. Seguramente en la parte jugable es donde más se resiente este híbrido de lo antiguo y lo moderno, con una cámara excesivamente cercana e incómoda con un movimiento de Ashley rígido y poco hábil típico de las aventuras tridimensionales de antaño, donde unos libros caídos en el suelo o un pequeño escalón nos impiden el paso. A sabiendas de esto incluso hay una sección que pasa a vista subjetiva dado lo estrechos de los pasillos para facilitar el movmiento.
En los acertijos prima la lógica y no ofrecen nada nuevo.
Ahora a la siguiente puerta
Another Code: Recollection, en Las Dos Memorias, basa su desarrollo en una exploración muy cerrada. Podemos investigar ciertos objetos de las salas hasta dar con aquel que nos sirva para resolver el puzle de turno. Pero esto no ocurre de forma orgánica ya que dicho objeto no podrá ser nuestro, o cierta mesa no podrá ser inspeccionada, hasta toparnos con el acertijo de marras. Un buen ejemplo de esta torpeza se refleja en el mejor rompecabezas del título. Uno con monedas de por medio en el que cada vez que insertamos una tenemos un texto, innecesario, que pasar al seleccionarlas. Hay tres ranuras, tres veces se muestra el texto y más serán si no lo hacemos a la primera. Por supuesto la mesa de al lado tiene la información necesaria, pero no podíamos investigarla previamente.
Esta voluntaria lentitud se extrapola a todas las acciones del juego. Prender cada una de las antorchas de una sala, 2-3 segundos, provocará un fundido a negro con el sonido propio de la acción cada vez. Incluso utilizar el DAS lleva la friolera de otros tres segundos mientras Ashley lo coge y accede a él con una animación. Un artilugio que sirve las veces de menú desde el que tomar fotos de objetos clave o por simple ayuda visual de pistas, fichas de los personajes… Su forma ha cambiado dejando atrás el diseño de una NDS para hacerlo similar a una Nintendo Switch y perdiendo por el camino parte del sentido de su nombre, Dual Another System, por aquello de las dos pantallas.
Another Code: Recollection quiere aproximar su desarrollo a una visual novel más que ofrecer un conjunto aderezado por gimmicks jugables.
Un ritmo de juego lento a lo que se suman tiempos de carga entre estancias, algo que técnicamente no vemos necesario dado el reducido tamaño de los escenarios y su justa carga gráfica. Además su herencia táctil nos deja ciertas situaciones en las que mediante cursor toqueteamos zonas concretas de una sala (muebles o escritorios) y ni jugando en portátil se han tomado la molestia de aprovechar su pantalla. Todo mediante cursor algo que se podría haber rediseñado de otro modo más versátil. Eso sí, algunos acertijos se permiten usar el sensor de movimiento, si queremos, para su resolución.
Llave tras llave, puerta tras puerta iremos desvelando los misterios de Las Dos Memorias, una historia que resulta menos intrigante que en su versión original por cómo se cuentan los acontecimientos. No la hace menos efectiva, pero sí menos misteriosa y sin ese aire enrarecido que visualmente acompañaba al título originario. Su nueva línea visual lo hace un juego más amable para todos y su claro enfoque hacia la narración hace ver que Another Code: Recollection quiere aproximar su desarrollo a una visual novel más que ofrecer un conjunto aderezado por gimmicks jugables.
Los textos vienen en castellano y se acompañan de voces en inglés o japonés, al gusto de cada uno.
Segunda Parte: Más allá de la memoria
Toda esa adaptación como producto tiene un claro motivo: acercarlo a la secuela. El juego originario de Wii, igual que este remake, dejó a una lado los rompecabezas para centrar su corazón en contar una historia. La vista cenital del primero dio paso a un simplificado sistema de avance puntero en mano donde pulsábamos una flecha, izquierda o derecha, para dirigir a Ashley dos años después de lo acontecido del primero juego. Tras acabar el capítulo anterior comenzamos directamente este segundo, como si todo formase parte del mismo entramado, haciéndolo mucho más natural y creíble.
En Más Allá de la Memoria hay menos restructuraciones en el desarrollo. Los minijuegos se han reducido en gran parte, sobre todo aquellos con sensor de movimiento, y su resolución es más simple que en las primeras horas de Another Code: Recollection. Hay movimiento libre pero igual de lineal que en el capítulo anterior y ahora incluso se permite colocar algunos muros invisibles para impedir nuestro avance o curiosidad en un lugar, de primeras, mucho más amplio dado precisamente a ser explorado.
Se ha convertido, para bien o para mal, en una aventura mayormente conversacional, sobre todo en la secuela, demasiado convencional.
La historia sobrepasa la docena de horas, algo que no ayuda a un ritmo de juego mucho más lento y que cuenta con conversaciones, en su mayoría, meramente trascendentales. En general esta parte de la aventura la sentimos mecho menos inspirada y menos interesante a todos los niveles, dejando entrever más el poco esfuerzo puesto en los escenarios. El entorno natural no ayuda a que las texturas de baja resolución y los pocos polígonos que componen cada objeto pasen desapercibidos. Algo que sin duda emborrona una recopilación que artísticamente sabe llamar la atención por su colorido y estilismo en personajes.
Durante todo el juego como añadido encontramos unos origamis QR a escanear con el DAS (lo que fueron las tarjetas DAS), un aliciente secundario para cotillear sus rincones. No esperéis tampoco algo que requiera mucha atención, quedan muy a la vista, pero sirve para dejarse llevar y obtener de paso información complementaria a su historia y enriquecer su mundo. El cómputo global juega a su favor pero es cierto que se ha convertido, para bien o para mal, en una aventura mayormente conversacional y, sobre todo en la secuela, demasiado convencional.
No todo son puzles, también hay hueco para algunos minijuegos sencillos.
Versión del juego analizada: 1.0.0
