Después de unas buenas primeras impresiones tocó ponerse a fondo con lo nuevo de la Bruja de Umbra gracias al código recibido por parte de Nintendo. Bayonetta 3 ha tardado todo un lustro en ver la luz pero finalmente la espera ha merecido la pena y se convierte así en un nuevo imprescindible dentro del catálogo de Nintendo Switch. Pero no todo es perfecto.
Cambios. En todo
Después de dos entregas sobresalientes, esperábamos mucho de PlatinumGames, una desarrolladora que es considerada por muchos (yo mismo) como los auténticos maestros de la acción (con permiso de Treasure), por lo que el listón estaba bien arriba. Después de algo más de un par de decenas de horas con este Bayonetta 3 y de un par de vueltas al juego ya podemos deciros que podéis estar tranquilos, pero también debéis saber varias cosas que quizás no os gusten tanto, y es que aquí hay cambios en la fórmula, y no son pocos.
Para empezar, la historia de este Bayonetta 3, que gira en torno a un multiverso donde viven varias Bayonetas en distintas épocas, hay un malo que quiere destrozar todos los universos menos el suyo y para ello crea un ejército de homúnculos, etc., etc., no es la más original de cuantas hayamos jugado, desde luego, aunque el final sí es para quedarse ojiplático y comentarlo con amigos y familiares, pero nos vale para darnos un buen puñado de localizaciones bien diferenciadas y de aspectos para nuestra heroína más sexy, y es que el fanservice es aquí más intenso que nunca. Pero lo peor es que ha perdido todo el tono mágico y brujesco de las anteriores entregas, relegando solo al tramo final toda la epicidad y seriedad que siempre ha caracterizado a la saga, ingredientes que por otra parte siempre se han mezclado con maestría con el absurdo, el erotismo y la guasa más simplona pero eficiente. De esto último sí va sobrado este título, y lo notareis en sus numerosas (puede que demasiado) secuencias de vídeo, algunas de ellas mostradas como si de un clip se tratara, viéndose peor que el propio juego en cuanto a definición se refiere.
Pero la historia no es sino una mera excusa si se trata de un hack and slash, aunque si hablamos de Bayonetta 3 también hay aquí que matizar. Bayonetta 1 y 2 son pura acción, puede que Bayonetta 2 algo menos, pero también, pero en cambio este último juego bebe de varios otros géneros y por momentos tendremos la sensación de que no han sabido gestionar bien esto. Ahora casi podríamos hablar de una aventura que intercala plataformas, minijuegos y claro está, momentos de machacar botones a diestro y siniestro, y es algo que suena de maravilla, pero en la práctica se traduce en una falta de ritmo brutal en ocasiones, con capítulos (fases) demasiado largos, a lo que además hay que sumarle unos escenarios grandes y explorables pero bastante vacíos. Bien para una segunda vuelta buscando coleccionables o bien haciendo todo lo contrario yendo directamente al meollo de la cuestión, pero no tan bien para una primera partida en la que querremos hacer un poquito de todo. Os avisamos, no os perdáis demasiado pues rejugaréis cada capítulo y casi cada versículo; la culpa la tendrán los embrujos, unos pequeños desafíos, casi logros, que será divertido de completar.
Donde sí brilla con toda intensidad este Bayonetta 3 es en el combate, como no podía ser de otra forma. Platinum ha mejorado lo que parecía perfecto añadiendo varias capas de profundidad que han dado como resultado el juego más completo y variado de toda la saga, algo que comprobaréis por vosotros mismos especialmente cuando dominéis la nueva técnica del Demonio Esclavo, una técnica que nos permite invocar y controlar a varios de estos seres que ya habían aparecido en otras entregas pero sin tanto protagonismo mientras Bayonetta bailotea semidesnuda en un segundo plano. Impagable. Hay combos que hacer con ellos, bloqueos, sirven para romper escudos enemigos y buena parte de los escenarios, y además cuentan con fases solo para ellos como si de minijuegos se tratara. Eso sí, a estos minijuegos les falta algo de enjundia jugable, porque de espectacularidad visual y de grandiosidad van sobrados. No acaba ahí la cosa, porque en el combate normal, esto es, con armas, puños y patadas, también hay novedades, como en el uso de las armas, muchas de ellas nuevas, de los amuletos y de las máscaras, que nos dan diferentes habilidades con las que pelear o recorrer las zonas; y podemos cambiar siempre que queramos de estilo de lucha. Además ahora hay un nuevo árbol de habilidades (ya no se compran a Rodin, que sigue regentando su privado pub), podemos decorar la habitación de selección de misión, cambiar de traje y colores a Bayonetta, subir nuestras puntuaciones online (adiós al modo 2 jugadores)…
Muchas novedades y aún hay hueco para más, porque Jeanne, la otra Bruja de Umbra, se ha pasado al sigilo en fases 2D y además hay una nueva integrante en el grupo, Viola. Las fases de Jeanne son algo así como una versión moderna y pasada de revoluciones del viejo Elevator, en el que ir por pisos recolectando coleccionables y escondiéndonos de los homúnculos para luego atacarles sin ser vistos hasta encontrar la salida, y las de Viola son más parecidas a las de la propia Bayonetta con dos salvedades: el tiempo brujo (cámara lenta) se activa bloqueando no esquivando y su única invocación va a su bola mientras nosotros seguimos controlando a Viola, esta vez sin espada. Las de Viola no tanto, pero las fases de Jeanne, pese a ser divertidas, contribuyen también a esa sensación de juego hecho a retales y una vez más rompen un poco el ritmo de la aventura, aunque en ambos casos son pocas las oportunidades que tendremos para controlar a estas dos heroínas, al menos hasta que completemos la partida por primera vez.
Y en lo técnico y en consonancia con lo jugable, irregularidades, aunque bien maquilladas. Por lo general, Bayonetta 3 es un título que entra por los ojos. Las tres protagonistas y otros personajes secundarios están mejor modelados que nunca y se mueven maravillosamente bien, al igual que ocurre con los enemigos, que ahora también son más grandes por norma, por el tema de las invocaciones, de ahí que los escenarios también lo sean y haya que haberlos llenado con coleccionables y otras pruebas. El problema lo encontramos en que hay más de una zona que está realmente vacía y tampoco es que sea muy inspirada visualmente, algo en lo que no fallaban los dos primeros juegos. Otras en cambio captarán irremediablemente nuestra atención y no pararemos de entrar en el modo foto para inmortalizar sus paisajes, pero por desgracia casi serán las menos. Donde no hay que tener miedo es en el framerate; puede que no se mueva siempre a 60 fps como han demostrado algunos análisis técnicos, pero lo parece, y no notaremos en absoluto las pequeñas oscilaciones de framerate que puedan producirse.
En definitiva y como habéis podido leer, Bayonetta 3 no es perfecto, pero sí muy bueno, posiblemente de lo mejor o el mejor en su género si nos ceñimos únicamente a las partes de acción. Su envoltorio es igualmente bello pese a los altibajos y las secuencias de vídeo son para quitarse el sombrero, aunque se abuse de ellas. Si se hubiera medido mejor el tamaño o variedad de las zonas estaríamos hablando de un título casi perfecto, pero aun así sigue siendo sobresaliente una vez se mira todo el conjunto y se deja reposar lo que nos ha dado y lo que nos va a seguir dando, porque lo vamos a jugar durante bastante tiempo.
