La sombra de Limbo todavía perdura en el tiempo y llega hasta Silt para sumergirnos en unas oscuras aguas donde priman los rompecabezas y la posesión de varios tipos de peces para aclarar qué está sucediendo.
De pez en pez
Presentado en un reciente Indie World, los chicos de Spiral Circus captaron nuestra atención gracias a la apariencia de Silt. Un título sin color, en el cual un buzo encadenado se libera de su atadura poseyendo una piraña para liberarse de su atadura y proseguir así su camino. Esto es Silt, un aventura donde, estancia a estancia, tendremos que resolver un pequeño puzle para poder avanzar.
Para ello, la mecánica es sencilla: tomar el control de los peces cercanos y utilizar sus habilidades. Cada tipo ofrece una característica especial pasando por mordiscos, descargas eléctricas o simplemente servir de alimento de otros más grandes para crear distracciones. Con esto se construye el opresivo universo de Silt mientras descubrimos quién somos y qué hacemos en un lugar como este. Un ambiguo mensaje nos insta a despertar a los Goliats y hacernos con el poder que destilan sus ojos para así encontrar a una criatura de las profundidades que desvelará nuestro futuro.
Un buceo sin prisas
La peor parte de Silt llega precisamente con la velocidad de movimiento. Si bien ayuda a generar una atmósfera inquietante con la ayuda de los constantes zooms de cámara y música ambiental, termina siendo su peor enemigo cuando nos toca repetir puzles. Y es algo frecuente ya que, al igual que Limbo, basan su resolución en el ensayo y error haciendo que algunas zonas se astillen más de la cuenta por repetir todo el proceso de la sala.
La fórmula sin aportar nada nuevo sigue funcionando bien y aunque alguna que otra vez nos toque agudizar la vista (recordemos visualmente todo es en escalas de grises), insta a pensar hasta el punto de quedarnos encallados alguna vez, como buen juego de puzles debe hacer. Además, a medida que avanzamos descubrimos nuevas especies y por lo tanto nuevas posibilidades con zonas más complejas. No sólo eso, si no que se atreve con ciertos jefes finales, los Goliats, que requieren de nuestra mayor agudeza para resolver sus “combates”. De gran tamaño, resulta especialmente satisfactorio visualmente contemplar algunos de ellos, al igual que recorrer sus múltiples zonas por su excelente apartado técnico y dirección artística.
Su atrayente mundo merece la pena y nos hace volver a él para acabarlo
Apetece aventurarse en un mundo que ofrece estampas magníficas, se acompaña por un degradado océano bien ambientado, con multitud de planos y detalles gráficos que sacan partido de su gama de colores. Es al toparnos con rompecabezas largos que debemos repetir de nuevo y ya sabemos qué hacer para resolverlos, cuando se torna algo áspero ofreciendo motivos suficientes para dejarlo de lado. Pero su atrayente mundo merece la pena y nos hace volver a él para acabarlo, aunque eso tampoco lleve mucho tiempo.