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Shadow Bug

Lo negro mola. Ese tono de sombras para representar juegos en 2D se ha puesto tan de moda con títulos como Limbo o Badland que ha perdido ya parte de su encanto en cuanto a originalidad, pero no por ello en atractivo visual. Shadow Bug es un juego con ese estilo que llega a Nintendo Switch para ponernos al frente de numerosos enemigos en un título que ya ha brillado en su lanzamiento en smartphones.

Shadow Bug, el insecto ninja

Con un nivel que hace las veces de tutorial, se nos introduce la jugabilidad del título. Nuestro objetivo en cada fase es llegar de un punto A a otro B en espacios no demasiado grandes, en los que nuestra mente se debe unir a nuestra habilidad. Nos esperan enemigos, pequeños saltos y varias “lucecitas” coleccionables en cada nivel. Hay incluso algunos jefes finales, que nos proponen momentos de esquiva (a base de ir moviéndonos entre enemigos sencillos) hasta que pueda llegarse a su punto débil para golpearlo.

Al ser completado, cada nivel nos da una calificación de 1 a 3 shuriken. Para conseguir los dos que van más allá de simplemente llegar a su final, hemos de superarlo debajo de un tiempo estipulado y recoger un número determinado de lucecillas. El tiempo además juega un papel muy importante de cara a la rejugabilidad, puesto que nos esperan tablas de clasificación mundiales para competir por ser el maestro ninja en todo el universo.

¿Qué tiene de especial Shadow Bug ante otro tipo de juegos similares? El primer apartado que hay que señalar es la forma de avanzar. Pese a que contamos con un movimiento con stick y un salto (muy pequeño), nuestra verdadera forma de avanzar será a través de lanzarnos en modo salvaje con nuestras katanas hacia nuestros enemigos para eliminarlos de un golpe. Con este ataque teledirigido podremos incluso atravesar paredes que de otra manera sería imposible, y realizar un pequeño salto tras ejecutar al enemigo que nos permite llegar más alto y, sobre todo, enlazar con otro enemigo y así movernos mucho más rápido.

Más preciso que el Homming Attack

La verdad es que el movimiento funciona bastante bien, y se hace ameno de jugar. Sin embargo, pese a este exterminador concepto para movese, hay que tener cuidado con el escenario. Sí, no todo es tan sencillo. Si un enemigo nos golpea sin que estemos atacándole, o si chocamos contra algún obstáculo dañino como un láser o una pared de pinchos (incluso mientras realizamos un ataque furtivo teledirigido) nos tocará reiniciar el nivel desde la sección en la que se haya guardado, perdiendo tiempo en el proceso.

Toda esta idea jugable brilla en Nintendo Switch gracias a su control. El movimiento básico y el salto lo hacemos con el stick, pero con el Joy-con derecho apuntamos con un puntero por el escenario, de forma que así indicamos el enemigo al que nos queremos lanzar. Incluso si usamos Pro Controller, su giroscopio permite que también podamos apuntar con él.  En caso de que tengamos la consola en modo portátil, podremos realizar, si nos interesa, todas las acciones de forma táctil, emulando así la experiencia original con la que fue concebido.

En lo referente a su diseño, las siluetas negras son las protagonistas como ya hemos mencionado para personajes y elementos interactivos, pero no se abandona el color para realizar fondos bastante vistosos en alguna ocasión (en otras no tanto). La música, muy ambiental y con algún que otro tono oriental, sirve de complemento muy bien para lo que se presenta en pantalla.

Shadow Bug es un pequeño juego arcade en el que el control y la forma de moverse hacen que no lo veamos simplemente como “uno más” en la jungla de indies, pero su desarrollo puede resultar bastante sencillo para los que busquen una jugabilidad más profunda. En total hay unos 36 niveles que, con un mínimo de pericia, nos llevarán poco más de dos horas en completar (aunque los amantes de la perfección y las clasificaciones le echarán más tiempo). También es cierto que se nota su plataforma de origen, y por ello es un título al que, personalmente, considero que le sienta mejor ser jugado en tramos pequeños en lugar de en largas sesiones.

Escrito por
Pikmin de nacimiento y strawhard de corazón, colecciono monedas DK por diversión.

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