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Road to Ballhalla

Torched Hill de la mano de tinyBuild Games nos traen, tras su paso por el pc, Road to Ballhalla a la híbrida de Nintendo. Un juego desenfadado que mezcla los puzles con la habilidad para hacernos pasar un “buen” rato delante de la consola. En las próximas líneas os contamos que nos ha parecido.

A priori la mecánica parece simple. Tenemos que conducir una bola por una serie de plataformas, a ser posible consiguiendo todos o la mayor cantidad de puntos por ellas e intentando morir lo mínimo, hasta llegar a la meta. ¿Fácil no? ¡Pues no! Las diversas mecánicas que posee el juego pueden hacerte pasar estragos.

Y por eso hemos puesto en el primer párrafo buen entre comillas. Road to Ballhalla no es de esos juegos con los que planear relajarte tras una jornada de trabajo. La tensión está en cada inclinación del joystick, es de esas experiencias intensas que te mantienen alerta y que hace que más de una vez quieras lanzar el mando al suelo. Eso sí, la relajación llega por partida triple cuando terminas tu sesión de juego.

Las fases están bien estructuradas en cuatro mundos. Su curva de dificultad es magistral, te enseñan poco a poco las diversas mecánicas haciendo que sea fácil adaptarte. En cada fase obtendremos una serie de puntos en función de las esferas que se han recogido y las veces que hemos sido derrotados. Esos puntos son vitales para avanzar hacia los demás mundos, por lo que no basta con completar el nivel.

Pero no tenemos que preocuparnos porque para superar las fases no estamos solos. Por un lado contamos con la ayuda de la música. Algunos de los obstáculos del mapa reaccionan a la música, por lo que controlar bien el ritmo nos es de gran ayuda. Por otro lado tenemos una serie de pistas que nos acompañan en todos los niveles. Aparece por el suelo del mapa de vez en cuando, pero más bien es como una voz en tu cabeza, una voz que a veces… te “trollea”. No siempre hay que hacerle caso, a veces te ayuda y otras se ríe de ti. En ocasiones te dan ganas de superar el nivel nada más que para darle en todos los morros.

Quizás el aspecto más negativo de Road to Ballhalla es su duración. Nos ha llevado tan solo cuatro horas pasarnos todas las fases con una serie de puntos más que decente y el hecho de que sea para un solo jugador no ayuda para aumentarlas. Lo que si hace que esas horas de juego se multipliquen es el intentar hacerlo todo a la perfección y, especialmente, sus otros modos de juego, como por ejemplo el modo Rush que se activa al finalizar cada uno de los mundos y que pide que completes a contrarreloj todas las fases del juego, obteniendo una puntuación mayor o menor en función del tiempo.

El apartado visual del juego mezcla el minimalismo con toques futuristas que le sientan genial. La personalización de la bola, color y estela, que se consigue a través de los puntos obtenidos en cada nivel, también se integra a la perfección con todo su entorno. También hay que nombrar su magnífico apartado sonoro, que aparte de tener influencia en la forma de afrontar los desafíos no podemos terminar el análisis sin agregar que es bastante buena y que en ningún momento resulta pesada.

Como conclusión podemos decir que si te gustan los juegos de este estilo, Road to Ballhalla es un serio candidato a ocupar un hueco en tu biblioteca de Nintendo Switch. Descarado, divertido y con unas mecánicas muy variadas que solamente quedan empañadas por esas ganas de más que nos deja.

Escrito por
Efecinqueador nato. Amante de los videojuegos y la tecnología.

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