Todo comenzó con Serial Cleaner, y ahora toca Serial Cleaners, una secuela que apuesta por un equipo completo, una mayor ambición y una vuelta de tuerca más al negocio de los limpiadores, esas personas que se dedican a dejar el escenario del crimen como si no hubiera pasado nada. Os anticipamos, os gustará si el original fue un juego que os encandiló, pero algunos aspectos puede que no os resulten tan llamativos.
El equipo de los serial cleaners
El equipo de limpiadores lo componen cuatro miembros: la que no deja ni rastro de sangre, la que hackea, el limpiador profesional (el protagonista del titulo original) y el bruto medio loco con motosierra. Todos ellos tienen su propia personalidad bien definida, así como relaciones posibles (con opciones de diálogo) que nos permiten alcanzar varios finales posibles.
El desarrollo se lleva a cabo mediante misiones en las que tenemos que dejar una zona limpia, ya sea en el momento previo a la investigación policial o incluso durante esta. La manera de contar la historia en general no es lineal, y cada personaje debe demostrar sus habilidades para crear distracciones o no dejar ni rastro de “los problemas” que la mafia ha dejado atrás en cada una de las situaciones planteadas.
Todo tiene un tono de cine de serie B de los 90 que le sienta muy bien, hasta el punto de que podemos poner un efecto de película si queremos. Es como Kill Bill, pero en el momento después de la masacre. Cada limpiador tiene sus propias misiones, aunque algunas nos llevarán a combinar el uso de varios de ellos, lo cual resulta lo mejor de la aventura, pues nos llega a recordar incluso a Commandos.
Sin pizca de sangre
El sigilo es una de las piezas más importantes del juego, y hemos de ir moviéndonos en función de las patrullas (algo que se facilita con una visión especial) y usando taquillas y otros lugares de paso en caso de que sea necesario evitar que nos vean. En general está bien planteado cada nivel, pero las misiones en general no dan lugar a la creatividad y están pensadas para resolverse de una manera en concreto (podemos variar el orden o algún detalle, pero el camino y el destino están normalmente prefijados).
Sin embargo, gracias a los distintos personajes, no podemos repetir (y así se evita la monotonía) la misma estrategia en cada nivel. Y hablando de repetir, si nos descubren, hemos de empezar la misión desde el inicio o desde un punto en el que podemos guardar el progreso. Pero que nos pillen se convierte en algo complicado si dominamos las mecánicas, ya que la IA no registra sitios en los que no ha visto meterse a nadie y la ruta de patrulla está prefijada la mayoría de tiempo.
Por lo tanto, esta visión de la IA nos hace ver que estamos realmente ante un puzle grande en el que hay que planificar la ejecución y, si no cometemos errores, podemos cumplirla hasta el final sin necesidad de adaptarse a los cambios.
Lo que sí nos sorprende desde el inicio es el tono gráfico del título, muy retro pero con texturas modernas, pero perfecto para encajar muy bien con la temática del juego. Por su parte el sonido cumple (algo fundamental en el sigilo), acompañado también por unas voces correctas en inglés (hay textos en español) y una música con bastantes variaciones en función del personaje y la misión.
Por lo tanto, Serial Cleaners es una secuela que apuesta por un equipo con diferentes habilidades y un estilo gráfico muy apropiado. Sin embargo, en lo jugable simplemente cumple, pues hay margen de mejora en la IA, en el uso de la cámara (no se puede girar el mapa) y en la variedad de resolución de niveles.
