Ya está próxima la salida de Hyrule Warriors: La era del cataclismo, la nueva entrega de la saga Hyrule Warriors ambientada en el universo de The Legend of Zelda: Breath of the Wild, tal y como os adelantábamos en nuestras impresiones. ¿Cuál es nuestro veredicto? Léelo a continuación.
La guerra de los cien años
Hyrule Warriors: La era del cataclismo se ambienta 100 años antes de The Legend of Zelda: Breath of the Wild y nos narra, más o menos, la gran guerra que en el original solo conocimos a través de flashbacks. Al ser un juego sobre guerra y no de aventuras, el género ha pasado a ser un musou (hack & slash, pero contra multitudes) y se ha integrado completamente en la serie Hyrule Warriors.
Tomamos el control de un héroe, que puede ser Link, Zelda, Impa o cualquiera de los cuatro elegidos, conforme los vayamos desbloqueando. En cada campaña puede haber más de un héroe en juego y les podemos dar órdenes para que cumplan objetivos por su cuenta, aunque también podemos alternar el control entre ellos.
Tenemos dos tipos de ataques normales, más unos cuantos ataques especiales. También tenemos objetos y podemos usar la piedra Sheikah para conseguir diferentes efectos. Básicamente, combatimos contra multitudes de enemigos muy débiles, ayudados por personajes no controlables (también muy débiles) y, de vez en cuanto, aparecen enemigos más fuertes.
Para derrotar a estos enemigos más fuertes, tenemos que hacer uso de nuestras habilidades. La piedra sheikah nos permite contrarrestar los ataques especiales de los enemigos, para aturdirlos y poderles romper la guardia. Una vez la rompemos, podemos ejecutar un remate que acabará con ellos o, como mínimo, les quitará mucha vida. También aturdimos a los enemigos si esquivamos un ataque en el último momento.
Hyrule Warriors: La era del cataclismo es básicamente esto repetido hasta el infinito. La dinámica es muy interesante, con sus contraataques, la posibilidad de esquivar ataques y responder, el uso de la piedra sheikah, las diferentes habilidades únicas de los personajes. Pero la jugabilidad básica tiene poco más, por desgracia.
Campañas y campañas
En cada campaña tenemos misiones que cumplir, que aparecen como un punto amarillo en el mapa. Pueden ser tomar determinadas posiciones, proteger personajes, derrotar enemigos… Pero todas se completan de forma similar.
Eso sí, cuando tomamos el control de las bestias sagradas la jugabilidad cambia radicalmente, transformando el juego en un shooter algo lento. Le da variedad y, además, sientes el peso y el poder de las bestias sagradas, por lo que cumple su competido. No nos olvidemos de los Kologs, repartidos en cada escenario, como un elemento de motivación para revisitar las diferentes campañas en su búsqueda.
Fuera de los escenarios de combate, estamos en el mapa. Controlamos nuestras acciones desde la zona central. Podemos mejorar el equipo, mejorar los combos de los personajes, acceder a desafíos… todo ello cumpliendo una serie de requisitos. El mapa es el clásico de Breath of the Wild y la verdad es que está lleno de pequeñas gestiones que mantienen el interés y serán un punto positivo para aquellos amantes de maximizar personajes.
Totalmente integrado en Breath of the Wild
Como ya comentábamos en las impresiones, Hyrule Warriors: La era del cataclismo está perfectamente integrado en el universo de The Legend of Zelda: Breath of the Wild. Lo vamos a notar en el aspecto gráfico, en los menús, en la música… todo está cuidado al mínimo detalle. La historia también es bastante interesante y, desde luego, consigue mejorar solamente con estos aspectos la fórmula del Hyrule Warriors original.
Gráficamente, el cambio de género hace que este título sea más exigente y eso se nota en el desempeño final. No por la jugabilidad, sino por la resolución. A veces se llega a unos niveles que parece que estemos jugando a una versión cartón piedra de Breath of the Wild. No impide disfrutar del juego, pero sí que le resta encanto. Es una lástima que se haya mantenido toda la estética y adaptado la música y, sin embargo, se resienta por falta de potencia u optimización. No obstante, lo cierto es que, en realidad, aguanta el tipo bastante bien y no hay problemas de rendimiento.
Desde mi punto, Hyrule Warriors: La era del cataclismo es el mejor Hyrule Warriors de cuantos han salido. Gracias a su integración con The Legend of Zelda: Breath of the Wild, es mucho más interesante. Eso sí, es fundamental haber jugado antes a este último o, si no, no entenderás los eventos del juego.
Ahora bien, aunque sea el mejor, no deja de ser un musou. Y con ello, has de estar preparado para enfrentarte a mil combates iguales, misiones interminables, machacar botones hasta la extenuación y derrotar a una miríada de enemigos insignificantes. No es que sea aburrido, pero puede hacerse algo repetitivo y puede que desees acabar la misión para enterarte de la escena de historia que hay entre campaña y campaña. Aun así, es un juego muy digno y muy disfrutable.