El estudio inkle sigue ofreciéndonos propuestas jugables innovadoras y frescas. Ya en 80 Days, y aun antes, demostraron de lo que eran capaces y que los videojuegos eran, para ellos, más que un mero medio de entretenimiento, y con Heaven’s Vault han ido todavía más allá mezclando la arqueología del lenguaje, la religión y el clasismo social.
El poder del lenguaje
Heaven’s Vault no es nuevo, ya en otros sistemas lleva estando disponible casi dos años, pero, en este tiempo, no ha habido ningún otro título que haya logrado, ni siquiera intentado, acercarse a lo que tenemos aquí, y es que, detrás de lo que se ve, hay seguro un trabajo de investigación y planificación inmenso que hemos de valorar debidamente.
Dicho lo cual, vayamos con la razón de ser del juego: su argumento. Heaven’s Vault es en esencia una aventura conversacional con toques de aventura gráfica clásica (la recolección de pistas y objetos por el escenario, básicamente), por lo que no es de extrañar que prácticamente todo en él gire en torno al uso de las palabras y cómo la historia la escriben los vencedores.
Estamos en el futuro, aunque este parece más el pasado por el modo de vida que llevan algunos; sí, hay robots y viajes interplanetarios, pero no son para todo el mundo. Los poderosos pueden permitírselos, y nosotros, pese a no serlo, también. Aliya Elesra es una rara avis en un mundo sumamente supersticioso y, al parecer, olvidadizo de su pasado, pues conocer este serviría para interpretar el futuro, al menos así sería si hacemos caso a la doctrina dominante del Loop. Un loop es algo que se repite (como en música), y si alteráramos el presente nadie sabe qué podría llegar a pasar en el futuro. Bajo esta premisa, la reencarnación es asimismo algo aceptado por todos, menos por nuestra protagonista, quien parece tener un carácter fuerte y sobre todo ser una persona nada conformista. Además, Aliya estudia el lenguaje de los antiguos, y descifrarlo será una de nuestras principales tareas.
Pocas veces daréis con un juego en el que jugar a la arqueología lingüística y en Heaven’s Vault esto está resuelto con bastante acierto, pero. Sí, porque al final su linealidad y el afán por contar una historia hace que equivocarnos no sea una opción. Podemos errar al traducir una palabra de este lenguaje pictográfico, pero al avanzar, nuestra protagonista dudará o resolverá la palabra que realmente es. Sí, es necesario que sea así, esto es un videojuego, pero le quita algo de magia al asunto cuando descubrimos cómo funciona su jugabilidad. Esta viene apoyada además por las incesantes charlas que Aliya tiene con Six, el robot enviado en su búsqueda para ayudarla en su tarea de encontrar a una persona desaparecida que será muy importante en la trama, claro está. Estas charlas cuentan no solo nuestra historia o la de Six y su creador, sino que descubren trazos que se remontan miles de años atrás en el tiempo, e incluso podremos consultarlos gracias a una línea temporal a la que accedemos al pausar el juego.
Esta es otra virtud de Heaven’s Vault, la pausa, a veces incluso hasta el aburrimiento (esto último no es nada virtuoso, vaya), siendo una manera totalmente única de entender y disfrutar un videojuego que, a todas luces, no es para todo el mundo. Aquí falla un poco cómo está representada nuestra protagonista. Ya hemos dicho que tiene carácter, pero en vez de eso sería más adecuado decir que está enfadada con el mundo, que es borde por naturaleza. Seguramente la idea de los creadores era representar a una mujer de mediana edad fuerte y autosuficiente, pero han acabado creando a un ser frío y mal contextualizado que además apenas cambia a lo largo de las más de 20 horas que dura la aventura. Six es más humano que ella muchas veces. En las conversaciones hay un sistema de elección múltiple de respuestas, todo muy orgánico, y a veces nos gustaría no optar por ninguna, pero no se puede.
Una historia escrita y pintada
Además de por su sistema jugable o por su manera de contar una historia, Heaven’s Vault destaca por su apartado visual. Con unos personajes en 2D pintados magistralmente a la acuarela, los fondos en 3D chocan en un inicio, aunque nos acostumbraremos a ellos. Sin embargo, el movimiento de protagonista y otros personajes por estos entornos no está del todo bien conseguido y veremos efectos raros, atascos, fallos en la cámara, tembleques… Nada que ver con lo que ofrece en este sentido la saga Paper Mario, pero claro, tampoco los valores de producción son los mismos, algo que también se nota en ciertas texturas realmente planas y poco convincentes. Sí hubiéramos agradecido alguna animación más en todo, faciales, al andar, al girarnos… El juego es muy brusco en todo lo que presenta, salvo cuando viajamos por el espacio. En este todo es 3D y navegamos con nuestro barco de vela espacial (sí) por una suerte de ríos cósmicos que conectan la Nébula, en donde nos encontramos. Son pequeños tramos relajantes que otorgan una pizca de variedad pero que se quedan finalmente en nada. No hay exploración y si nos saltamos una intersección volvemos al punto anterior y listo. Tampoco hay obstáculos reales ni nos cruzamos con nadie gracias a una excusa un tanto vaga.
La música es otro elemento que si bien no es importante para llevar a cabo nuestro cometido, sí sabe acompañarnos con gracia, aunque suele pasar más desapercibida de lo que habría sido deseable. Siguiendo con el audio, no hay voces, pero sí mucho texto, y todo está en un perfecto inglés, lo que puede suponer una barrera bastante grande para algunos, sobre todo si tenemos en cuenta que aquí hay que traducir ya de por sí un lenguaje antiguo.
Heaven’s Vault es por tanto un juego digno de consideración por quienes busquen aventuras originales, muy originales en este caso, aunque, quizás por no haber tenido nada en lo que fijarse, hay aspectos más descuidados que otros. O quizás se ha pretendido abarcar demasiado, un pensamiento que nos rondará a veces al pensar en su historia, con muchos matices que parecen ser más de lo que luego son y una trama que toca temas muy candentes ahora mismo pero puede que no siempre de manera acertada. A veces parece que el estudio se ha dejado llevar demasiado por un presente que choca con el de su obra cayendo por momentos en lo que critica.
Bueno, son los peligros de salirse de lo meramente estipulado y querer ser más que un videojuego, aunque al final solo sea eso.