A estas alturas a nadie le sorprenderá el término Isekai. Gal Guardians: Demon Purge ofrece, bajo dicha premisa, una propuesta claramente inspirada en la saga de vampiros más famosa de Konami. Nos preparamos, con unas estudiantes japonesas, a cazar demonios en un lúgubre castillo.
Inspiración con personalidad
Un simple pantallazo del nuevo juego de Inti Creates basta para ver las fuertes influencias de la saga Castlevania. Si lo comparamos en movimiento esa sensación es incluso mayor. Pero fuera de esa fachada, Gal Guardians: Demon Purge tiene bastantes cosas a decir: modo cooperativo y un amplio abanico de armas. Y además, lejos de ser el metroidvania de turno, llega hasta las raíces de la serie con unos niveles de acción relativamente lineales sin un backtracking marcado, o al menos no en primera instancia.
Esta suerte de brújula indica la salida y los tesoros cercanos.
Las hermanas Shinobu y Maya se embarcan en una travesía por diferentes fases con sus propios enemigos finales. Tras superar cada una de ellas recibimos una nueva arma para cada una para afrontar con más garantías y posibilidades el siguiente nivel. Eso si optamos por dicha vía, ya que cabe la posibilidad de repetir fases previas y abrir puertas cerradas con esas recientes armas adquiridas. De este modo podremos mejorar habilidades o estadísticas si completamos esas vías secundarias al encontrar ciertos ítems.
Pero si optamos por la vía rápida tendremos un juego de acción de un par de horas hasta completar la primera vuelta. Y es en este momento cuando el título da un volantazo que nos hace repetir de nuevo todos los niveles superados…y una excusa narrativa discutible cambiando el tono del juego. ¿Con qué incentivo? Explorar los niveles con todas las armas, descubrir unos cuantos caminos secundarios y aprovechar nuestro mayor poder para hacer un tour más ligero que el primero. Y de paso se acerca algo más a esa experiencia exploratoria limitada de las primeras horas. Ah, y por supuesto enfrentarnos al verdadero jefe final.
Si encontramos al compañero adecuado nos hace tomar con garantías una aventura claramente marcada por la precisión de todos nuestros movimientos
Difícil si queremos
Gal Guardians: Demon Purge sabe que su clara apuesta por la dificultad puede ocasionar más de un problema y opta por dos opciones para solventarlo: un modo casual de vidas ilimitadas (y los mismos checkpoints) y/o echar mano de un amigo para afrontar toda la aventura de forma cooperativa. El nivel de dificultad más sencillo tampoco resulta en un paseo de rosas pero sí se suaviza la experiencia evitando estancarse en determinados puntos con los clásicos enemigos que sólo aparecen para molestar en los momentos menos oportunos.
En cualquier caso, las habilidades de cada hermana serán igualmente claves aprovechando el ataque a distancia de una y el cuerpo a cuerpo de la otra. Es por esto que la inclusión de un cooperativo hace que sea necesario colaborar de verdad y saber cómo enfrentarnos a cada una de las criaturas que allí habitan. Sin duda, si encontramos al compañero adecuado nos hace tomar con garantías una aventura claramente marcada por la precisión de todos nuestros movimientos. Cabe decir que si jugamos en solitario, el cambio de personaje instantáneo no ve resentida su jugabilidad y pronto lo vemos como un factor diferencial más que interesante el poder intercambiar entre uno y otro al vuelo, resucitando al compañero cuando haga falta y estando atentos al nivel de vida de las hermanas.
No son abundantes pero las ilustraciones son excepcionales.
Por el camino encontramos ítems de cura, y otros que reponen el uso de las armas secundarias. En cualquier momento, y mediante una rueda de selección, elegiremos la más conveniente para cada situación. Y al rellenar la Barra de Purificación (derrotando cierta cantidad de enemigos, recoger orgullo o cambiar de personaje) se habilitará el uso de un ataque especial combinado altamente destructivo reservado idealmente para los más duros momentos. De todos modos, siempre podemos optar por cambiar el nivel de dificultad con la única penalización de reiniciar el nivel si las cosas se tuercen demasiado.
De la vieja escuela
Tras todo este engranaje de diseño, bastante bien montado, Gal Guardians: Demon Purge se presenta bajo una apariencia pixelart, con múltiples efectos de reflejos y explosiones varias que adornan lo suficiente sin desentonar en el feeling que quiere transmitir. Quizá echamos de menos alguna que otra ilustración que tanto le gusta utilizar en momentos puntuales de la historia, pero poco se le puede achacar con esa filosofía retro en mente.
Tras la primera vuelta, el título da un volantazo que nos hace repetir de nuevo todos los niveles superados
Sin duda, el momento estelar lo presentan un jefes finales de gran tamaño y buenos patrones de ataque, bien medidos, como para hacérnoslo pasar regular en dificultades más elevadas. Además, las melodías pronto rememoran a esas épocas pasadas, acompañando a la acción con ritmos rápidos, fácilmente reconocibles, y con el inevitable órgano en una ambientación así. Los efectos son cumplidores, y se acompaña de voces en inglés y japonés.
Con esta suma de cosas encontramos un producto bien resuelto, que intenta tener personalidad, y aunque no destaque en su desarrollo ni quizá tampoco pretenda hacerlo, sabe jugar sus cartas para ser interesante sobretodo si optamos por jugarlo lejos del modo casual y por supuesto en compañía.
Al derrotar a cada jefe recibimos un arma nueva apra cada heroína.
