35 años se cumplen del lanzamiento de Super Mario Bros., un título que dio el pistoletazo de salida a una saga de videojuegos que llega hasta hoy día. Pero, ¿Qué ha supuesto las aventuras del bigotudo fontanero para nosotros? ¿Podíamos llegar a imaginar, cuando sosteníamos en nuestras manos ese mando de NES, que a día de hoy íbamos a disfrutar de nuevas e increíbles aventuras de ese personaje que controlábamos en ese momento? Pues en este artículo trataré de mostrar mi experiencia y que supuso para mí el haberme encontrado con los juegos de Super Mario.
De los 8 a los 16 bits
Aún recuerdo la primera vez que Mario llegó a mi casa, desgraciadamente no fue en NES, ya que esa generación mi consola fue Master System II de SEGA. Fue con SNES y la maravillosa recopilación de Super Mario All-Stars, donde estaban incluidos los 3 primeros juegos del bigotudo fontanero más el denominado Lost Levels, formando una colección que era muy deseada en ese momento. Siempre que hablo de Mario viene a mi cabeza el momento en que introduje el cartucho en mi SNES y la encendí, tras una breve intro donde se ven unas sombras hablando, vi cómo la pantalla de inicio iluminaba esas sombras y me mostraba a parte del elenco de personajes que iban a formar parte de mi vida jugona, unos personajes que a lo largo de los años me han acompañado en miles de aventuras y que confío en que siempre sea así.
Comencé a jugar por el juego que había dado origen a todo, Super Mario Bros, que me fascinó y me enganchó durante horas, puesto que acostumbrado a los 8 bits, no me preocupaba en exceso que no fuera un juego excesivamente complejo. Reconozco que no llegué a pasarme el juego jamás en SNES, aunque siempre que pude lo volvía a revisitar una y otra vez, para intentar superar mi propio límite. De Super Mario Bros. 2 y The Lost Levels tengo buenos recuerdos, aunque nunca llegaron a atraparme igual que ocurría con la primera entrega, quizás la estética de la segunda parte (años más tarde descubrí que habían metido a los personajes en otro juego popular en Japón, Doki Doki Panic, y lo habían renombrado) y la dificultad de The Lost Levels fue lo que me hizo no prestarles la atención debida.
Pero el que volvió a devolverme la ilusión por las aventuras del bigotudo fontanero fue Super Mario Bros. 3, juego que a marcado a muchos jugadores y que algunos consideran como el mejor en 2D. Super Mario Bros. 3 volvía a funcionar con las mismas mecánicas jugables del primero, pero añadiendo muchas más cosas. Podíamos seleccionar que niveles jugar, siempre que hubiéramos desbloqueado el camino y había nuevas transformaciones que usar y que nos ayudaban muchísimo en nuestra aventura. Ese Mario Tanooki o el Mario Rana, entre otros, nos abría nuevos caminos para explorar los niveles, porque siempre había alguna zona secreta que solo podíamos alcanzar revisitándolos con esos nuevos poderes. Quizás, de lo que mejor recuerdo tengo, y reconozco que usé más de una vez, fueron las flautas. Esos ítems que podíamos usar para saltarnos mundos enteros e ir directamente al último mundo, para luchar con Bowser. Pero aunque las usé en numerosas ocasiones, jamás logré acabar un juego de Super Mario, hasta que cayó en mis manos el que para mí es el mejor Super Mario 2D de la historia, el que exprimí hasta conseguir el 100 %.
No es otro que Super Mario World, el juego que consiguió hacer que por fin llegara al final habiendo conseguido desbloquear todos los caminos y superando todos los niveles, incluso los de la estrella. Tras ese título, mi visión de los videojuegos cambió, queriendo finalizar a partir de ese momento todos los juegos que caían en mis manos. Pero, no todo fueron plataformas, porque fue en SNES cuando disfruté de otros grandes títulos protagonizados por el personaje más importante de la Gran N. Super Mario Kart y Dr. Mario también formaron parte de mi colección, siendo el primero gran motivo de piques con mi primo y siendo el segundo uno de los favoritos de mi madre, llegando incluso a tener que esperar a que ella terminara para poder jugar yo.
La llegada a lo grande de las 3D
El desembarco a las 3D fueron a lo grande, sin embargo también llegué tarde, porque pasé una época donde las consolas quedaron relegados a un segundo plano, sin dejar de jugar nunca. No fue hasta el lanzamiento de Super Mario 64 en Nintendo DS cuando pude jugar a las aventuras del bigotudo fontanero en 3 dimensiones, y tras empezar a jugar me di cuenta de mi gran error, el error de haber perdido la oportunidad de haber jugado a ese juego cuando salió en Nintendo 64. Después del craso error de no haber podido jugar a ese título en su momento y de haberme perdido también Super Mario Sunshine, decidí no volver a hacerlo, por lo que cuando salieron los Galaxy para Wii fui de los primeros que se lanzaron a por ellos, siendo sin lugar a dudas de las mejores decisiones que tomé, ya que descubrí una sensación de libertad inmensa que me hicieron amar más los títulos de plataformas del héroe del Reino Champiñón.
Aunque es cierto que aunque perdí la oportunidad de disfrutar en su momento de dos grandes juegazos en las consolas de sobremesa de Nintendo, no ocurrió lo mismo con los juegos que salieron en las distintas portátiles. Así me hice con grande títulos como Mario vs Donkey Kong, Super Mario Land 2 o el acapara consolas Dr. Mario, que de nuevo fue juego de cabecera de mi madre. De esos juegos podría destacar Super Mario Land 2, uno de los juegos de Game Boy que más he jugado en mi vida y que en la actualidad reconozco que me cuesta un poco finalizar.
Volviendo a las 3D, unos años más adelante, tras los juegos de Wii, pude poner mis manos en aquél maravilloso Super Mario 3D World para Wii U, que nos transportaba a un mundo increíble con nuevos poderes y la posibilidad de poder jugarlo en modo multijugador. Tal y como podíamos hacer también en el desafiante y divertido New Super Mario Bros., donde Nintendo nos trajo de nuevo el clásico juego de NES con unos nuevos gráficos y una jugabilidad que enamoró a muchos jugadores.
Super Mario, el héroe que nunca habíamos imaginado ser
Y llegamos a la actualidad, con Nintendo Switch, donde no solo he podido jugar al mejor juego de plataformas de Mario hecho hasta la actualidad, Super Mario Odyssey, sino que también he podido redimirme, gracias a ese increíble recopilatorio de Super Mario 3D All-Stars, donde por fin pude jugar a Super Mario Sunshine y que me ha demostrado que en su momento me perdí la oportunidad de jugar a un juego increíble.
Con el paso de los años, he podido observar cómo Mario se transformaba en un gran héroe sin darnos apenas cuenta, un héroe atípico lejos de los estándares típicos que siempre hemos podido ver en cientos de películas y libros, un salvador bajito y sin un cuerpo musculado que nos ha demostrado que cualquiera puede ser un verdadero héroe si se lo propone. Así, durante 35 años, hemos podido saltar, correr, conducir karts, participar en las Olimpiadas, jugar al fútbol, al baloncesto, al tenis o incluso salvar el mundo siendo un pequeño fontanero con bigote. Por eso y por mucho más, solo puedo dar las gracias a Nintendo por ofrecernos a ese gran personaje y todas sus increíbles aventuras.